Reseña del libro 'Cristianismo radical' (Trotta 2025) Sentido liberador, praxis subversiva y eficacia transformadora en el último libro de Tamayo

Juan José Tamayo, en su reciente trabajo Cristianismo radical (Trotta 2025), asume el riesgo que supone afrontar esas preguntas y responde desde lo que entiende y propone como ‘cristianismo radical’
Su respuesta es coherente con su amplia y comprometida experiencia y reflexión madurada, contrastada en los numerosos trabajo de su fecunda obra teológica vivida en su itinerario vital
| Félix Placer Ugarte
Los difíciles tiempos y la compleja situación actual que vivimos en nuestro mundo están poniendo a prueba el sentido de lo que significa hoy ser personas cristianas, seguidoras de Jesús y su mensaje. Los desafíos son de amplio y profundo alcance y afectan a la esencia del cristianismo. ¿Cómo entenderlo y practicarlo para que responda a esas necesidades y retos? ¿Cómo puede el cristianismo trasmitir hoy la energía liberadora del Espíritu de Jesús tal como lo anunció en Nazaret (Lc 4,18)? ¿Qué rasgos deben inspirarlo y definirlo para ofrecer un sentido convincente a la humanidad? ¿Cuáles son las características que deben identificarlo y presentarlo como fiel a sus orígenes y con sentido para el mundo actual, en nuestra sociedad?
Múltiples tendencias y grupos pretenden ofrecer sus opciones como respuestas válidas y convincentes para esta situación y algunos llegan a hacerlo hasta con intenciones excluyentes de otros planteamientos.
Juan José Tamayo, en su reciente trabajo Cristianismo radical (Trotta 2025), asume el riesgo que supone afrontar esas preguntas y responde desde lo que entiende y propone como ‘cristianismo radical’. Su respuesta es coherente con su amplia y comprometida experiencia y reflexión madurada, contrastada en los numerosos trabajo de su fecunda obra teológica vivida en su itinerario vital que presenta como introducción a su libro y le “ha conducido al cristianismo radical… que va a la raíz, a la profundidad, a las fuentes antropológicas del ser y del bienestar, del vivir y convivir, a los orígenes del cristianismo a través de una hermenéutica liberadora, a la espiritualidad jesuánica y a los movimientos proféticos”.
En esa forma de cristianismo intuye y razona Tamayo la respuesta a la pregunta que guía esta atrayente reflexión, que identifica este libro y que subraya Leonardo Boff en su prólogo. Radica en el seguimiento de Jesús en la práctica de la vida evangélica que anuncia el Reino con hechos y palabras.

Experto conocedor de las diferentes corrientes del cristianismo en el mundo actual el autor nos ofrece precisamente -y en esto consiste el contenido de su trabajo- lo nuclear de aquellos procesos y movimientos que en su búsqueda y praxis cristianas tratan de ser consecuentes con el evangelio. De esta manera su trabajo muestra, en primer lugar, cómo en el mundo actual existen experiencias, prácticas y reflexiones de las que extrae “las características que, a su juicio, han de definir el nuevo paradigma con la mirada en el cristianismo de los orígenes, no para repetirlo miméticamente, sino para tenerlo como referencia y horizonte y actualizarlo creativamente”.
Es preciso volver y recuperar la audacia evangélica en su radicalidad, germen del cristianismo, que continúa en grupos, tendencias y praxis que Tamayo nos ofrece de forma sintética
La tesis de fondo de este teólogo de la liberación, palentino e internacional, sobre todo del Sur, muestra con claridad que lo que debemos buscar no es la subsistencia y mantenimiento de esta Iglesia, menos aun defender el estatus de seguridad religiosa amparada en dogmas inamovibles, la dependencia jerárquica y prácticas conservadoras alejadas de la realidad sufriente de nuestro mundo. Es preciso volver y recuperar la audacia evangélica en su radicalidad, germen del cristianismo, que continúa en grupos, tendencias y praxis que Tamayo nos ofrece de forma sintética presentando sus intuiciones con claridad y profundidad a lo largo de 16 capítulos partiendo de los “desafíos actuales al cristianismo”.
Sus constataciones expuestas en un recorrido apasionante nos van presentando un panorámica concreta y también global de las características de ese cristianismo fiel, en definitiva, a quien fue su germen y cuyo Espíritu continúa comunicando esa energía motivadora y eficaz, transformadora según el Reino anunciado y realizado por Jesús que culmina en su muerte y resurrección.

Para ello “muestra caminos y ofrece propuestas, caminos para hacer realidad siquiera tentativamente, el cristianismo radical” partiendo de un “cristianismo liberador en lucha contra diferentes formas de pobreza”. A lo largo del libro va proponiendo los diversos y complementarios rasgos de un cristianismo que es radical porque va a la raíz de los problemas y necesidades de la humanidad actual y descubre en esas situaciones, a la luz del evangelio en la praxis, en qué consiste de manera honesta, esa realidad: en cargar con ella con auténtica compasión siendo fieles a ella liberadoramente en una esperanza utópica transformadora. De esta forma diseña Tamayo “un cristianismo inclusivo-eco-igualitario-fraterno-sororal”, en definitiva, en fidelidad al Reino anunciado por Jesús que se va realizando, desde la indignación crítica, como levadura en la masa, en esos procesos liberadores, feministas, ecológicos, interculturales, contrahegemónicos, hospitalarios, utópico, político, laico, no dogmático, compasivo, simbólico.
El libro de Tamayo nos presenta, por tanto, un cristianismo radicalmente subversivo, “un cristianismo para los demás”, en especial para los pobres, las víctimas
El libro de Tamayo nos presenta, por tanto, un cristianismo radicalmente subversivo, “un cristianismo para los demás”, en especial para los pobres, las víctimas, personas y pueblos maginados, quienes sufren las injusticias de un mundo sin corazón, comprometido en sinergia con otros movimientos, aspiraciones y luchas para su transformación.
Este libro de Tamayo ofrece, en consecuencia, claves imprescindibles hoy para hacer significativo un cristianismo que, ante los grades desafíos que se plantean a la humanidad y a la Iglesia y tal como lo pidió el Concilio Vaticano II, sea solidario del género humano y de su historia en actitud de servicio liberador y transformador. Es la línea y motivación que guían la fecunda y radical reflexión de Juan José Tamayo que valoramos y agradecemos.
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