Marta Zubía Guinea, en Verbo Divino 'Para nuestra memoria histórica: las mujeres en la voz de los Papas'

(Antonio Aradillas, sacerdote y escritor).- Del son-sonido, contenido y frecuencia con que haya sido pronunciada, sentida y llevada a la práctica la voz de los Papas en relación con la mujer, depende en definitiva cuál haya sido, y sea, la relación de la Iglesia oficial con el pueblo de Dios, compuesto este en gran mayoría por el hasta tiempos recientes llamado "devoto sexo femenino".

La mujer es espejo fiel en el que la imagen de Dios se refleja en las páginas de los Libros Sagrados de las religiones, y de modo eminente, de la cristiana, así como de la interpretación que sus responsables -Papas y obispos-, tengan, y mantengan, acerca de ella.

Con urgencia de que los tiempos cambien radicalmente su rumbo en otras direcciones, también religiosas, la mujer ha sufrido, y sufre, discriminaciones idénticas, y aún mayores, en áreas eclesiales, que en las que ha de asumir en las políticas, sociales, laborales y legales en general. Aún más, al ser, o haber sido, la religión, factor inspirador -"palabra de Dios"- de leyes y de tradiciones, la responsabilidad de sus jerarcas es aterradoramente determinante.

Por todo esto, y ya desde el principio, mis más fervorosos reconocimientos para la editorial EDV -Verbo Divino-, que le ha dado ejemplar cobijo al libro Para nuestra memoria histórica: las mujeres en la voz de los Papas, no sin dejar de reseñar que la colección en la que se ubica es "Aletheia", término griego que significa "verdad", que semánticamente entraña el concepto de "sin tapujos", "evitar que algo quede oculto, u ocultado, desapercibido, olvidado, o que caiga en el silencio".

La autora de este libro tan interesante, "atrevido" y necesario, es Marta Zubía Guinea, doctora en Teología sistemática y licenciada en Filosofía y Letras, profesora en la Universidad de Deusto y miembro de la Asociación de Teólogas Españolas -ATE- y de "Justicia y Pax". Por supuesto que todos estos títulos y quehaceres, hasta el presente y cuasi-dogmáticamente, eran tenazmente "masculinos". Su tesis doctoral -"Derechos Humanos, Iglesia y género"- incluye una docta investigación sobre lo que los documentos papales refieren en relación con la mujer, lo que le aporta seriedad científica incuestionable al tema-eje del libro.

Este consta de una Introducción y cuatro partes, y en ellas se hacen presentes referencias documentadas a homilías, encíclicas, exhortaciones, sermones... de los últimos Pontífices de la Iglesia católica, desde Pío IX a Benedicto XVI, la mayoría ya canonizados o en trámite, Personalmente me ahorro ponderar y calificar de bochorno que significa reproducir tales citas, aun contando con que ellas, en parte, también eran, y son, reflejo del sentir y el pensar de filósofos, teólogos, escritores y, sobre todo, predicadores "sagrados" por oficio o por "beneficio".

Basta y sobra con subrayar algunas de las siguientes frases pontificias: "La mujer es menor de edad, incapacitada, por tanto, para ser y ejercer de autónoma". "Hijas, de Eva, de tendencia natural al desorden, a la desobediencia y a la tentación". "Misión específica de la mujer es el hogar y principalmente la educación de sus hijos, pero solo en el ámbito familiar". "La mujer es por encima de todo, esposa, madre y compañera"."La mujer, por casta y fiel obediencia, ha de someterse al marido, no para satisfacer sus apetitos, sino para propagar la especie y conservar la sociedad doméstica".

"Cometen error cuando algunos defienden que los derechos y la función social de la mujer sean parecidos a los de los hombres". "No está bien que las mujeres abandonen el hogar doméstico, para irse a trabajar fuera"."La mujer, en cuanto tal, no es 'imagen de Dios'". "Las mujeres no son dignas del Orden Ministerial". "No a la estructura moderna de la sociedad que defiende la paridad absoluta entre el hombre y la mujer, lo que significa un supuesto falaz". La aparición y consideración de "grave delito religioso" para la ordenación sacerdotal de las mujeres, aparece en el mismo listado que el de la pederastia.

"El varón es paradigma del ser humano y el referente normativo de la mujer". "Es imprescindible destacar la minoría de edad de las mujeres, su natural debilidad e inferioridad, que las hace estar a la misma altura que los niños y necesitados de especial protección: incluso en su misma tarea pastoral ha de actuar bajo la tutela clerical".

"El cuidado de la casa, de la que es reina, constituye el centro y la palestra de la actividad principal de la mujer"... La calificación de estos apartados de la llamada doctrina pontificia es merecedora de descalificaciones tanto sociológicas como religiosas, irreconciliables con la "palabra de Dios", con la realidad de la vida, el "sensus fidelium", las exigencias e los tiempos nuevos y las justas demandas del "ex devoto sexo femenino", lo mismo personal como colectivamente.

Esto no obstante, y tal y como refiere María Zubía, la autora del libro, "su lectura es una invitación a la esperanza, a la fe en el Espíritu y al compromiso en la liberación de la Iglesia, para que llegue a ser la comunidad a la que Jesús le llama, porque todo lo que se haga por el reconocimiento de las mujeres, por su mayoría de edad y por la equidad de género, es una lucha por la justicia y una forma de cooperar con el Espíritu en la construcción del Reino y de anunciar la Buena Nueva al mundo"...

Nota: Cuando redacto esta reseña bibliográfica, el "martirologio" de mujeres asesinadas por sus respectivas parejas o ex-parejas, en la católica España, es ya exactamente de 30. 

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