Liturgia del 5º DOMINGO ORDINARIO 2025 (C)
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5º DOMINGO ORDINARIO 2025 (C)
El amor permanente y entrañable de Dios Padre, que nos habita y sostiene, la presencia luminosa de Jesús Resucitado, su Luz y el impulso de su Espíritu ESTÁN con todos vosotros.
Y con tu Espíritu
MONICIÓN DE ENTRADA
Si nuestra fe es verdaderamente parte integral de nuestras vidas, tendríamos que ser muy conscientes de su riqueza, que no podemos guardar solo para nosotros. Lo que vemos con ella, lo que vivimos con ella, queremos compartirlo con otros. Si la fe nos hace sentirnos felices y seguros en Dios, nos damos cuenta de que la hemos recibido no para nosotros solos. Hagamos a los otros felices y ricos en la fe: ésa es la vocación de todo cristiano. Reforcemos nuestros lazos con Jesús y nuestra fraternidad en esta Eucaristía.
ACTO DE RECONOCIMIENTO
Dios Padre quiere que igual que Él se nos ha dado por entero también nosotros nos demos por entero a los demás, compartiendo en primer lugar las cualidades que nos dió. Le damos gracias por ellas y nos comprometemos a donarlas a los hermanos.
Nos comprometemos a vivir la PAZ, la paz que nos da sentirte en nuestro interior y que debe manifestarse buscando siempre la paz con los demás. Por eso decimos: Nos comprometemos Señor
Nos comprometemos a vivir la FELICIDAD, la que Tú nos concedes al descubrirnos el sentido trascendente de nuestra vida que no depende de circunstancias exteriores sino de saber que Tú nos habitas y acompañas siempre. Por eso decimos: Nos comprometemos Señor
Nos comprometemos a vivir el AMOR, el amor a nosotros mismos y a los demás, el que tú nos inspiras en nuestro interior y nos impulsas a vivirlo con nuestro comportamiento hacia los demás. Por eso decimos: Nos comprometemos Señor
Dios Padre Amoroso TIENE misericordia de nosotros, comprende nuestros fallos y nos guía de su mano a la vida eterna. Amén.
GLORIA
Gloria a Dios en el cielo….
Tú que quitas el pecado del mundo, TÚ TIENES PIEDAD DE NOSOTROS...
Tú que quitas el pecado del mundo, TÚ ATIENDES NUESTRAS SÚPLICAS
Tú que estás sentado a la derecha del Padre, TÚ TIENES PIEDAD DE NOSOTROS
ORACIÓN COLECTA
Tú conoces, Señor, nuestro interior, penetras nuestros íntimos sentimientos, y sabes hasta dónde podemos llegar. Necesitamos ser conscientes de tu permanente ayuda para embarcarnos en el profundo y ancho mar de la vida.
Confiados en tu palabra echaremos las redes, seguiremos trabajando y colaborando, y así conseguiremos una buena pesca. Conseguiremos, poco a poco, que este mundo viva en paz, y que todos seamos hermanos e hijos de Dios, que vive y reina con nosotros por los siglos de los siglos.
Lectura del Profeta Isaías. 6,1-2a.3-8
El año de la muerte del rey Ozías, vi al Señor sentado sobre un trono alto y excelso: la orla de su manto llenaba el templo.
Y vi serafines en pie junto a él. Y se gritaban uno a otro diciendo:
-¡Santo, santo, santo, el Señor de los Ejércitos, la tierra está llena de su gloria!
Y temblaban las jambas de las puertas al clamor de su voz, y el templo estaba lleno de humo.
Yo dije:- ¡Ay de mí, estoy perdido!
Yo, hombre de labios impuros, que habito en medio de un pueblo de labios impuros, he visto con mis ojos al Rey y Señor de los Ejércitos.
Y voló hacia mí uno de los serafines, con un ascua en la mano, que había cogido del altar con unas tenazas; la aplicó a mi boca y me dijo:
- Mira: esto ha tocado tus labios, ha desaparecido tu culpa, está perdonado tu pecado.
Entonces escuché la voz del Señor, que decía:
- ¿A quién mandaré? ¿Quién irá por mí?
Contesté:
- Aquí estoy, mándame.
Salmo 137
R/. Delante de los ángeles tañeré para ti, Señor.
V/. Te doy gracias, Señor, de todo corazón,
porque escuchaste las palabras de mi boca;
delante de los ángeles tañeré para ti;
me postraré hacia tu santuario. R/.
V/. Daré gracias a tu nombre:
por tu misericordia y tu lealtad,
porque tu promesa supera tu fama.
Cuando te invoqué, me escuchaste,
acreciste el valor en mi alma. R/.
V/. Que te den gracias, Señor, los reyes de la tierra,
al escuchar el oráculo de tu boca;
canten los caminos del Señor,
porque la gloria del Señor es grande. R/.
V/. Tu derecha me salva.
El Señor completará sus favores conmigo.
Señor, tu misericordia es eterna,
no abandones la obra de tus manos. R/.
Lectura de la primera carta de san Pablo a los Corintios (15,1-11):
Hermanos:
Os recuerdo el Evangelio que os proclamé y que vosotros aceptasteis, y en el que estáis fundados, y que os está salvando, si es que conserváis el Evangelio que os proclamé; de lo contrario, se ha malogrado vuestra adhesión a la fe.
Porque lo primero que yo os transmití, tal como lo había recibido, fue esto: que Cristo murió por nuestros pecados, según las Escrituras; que fue sepultado y que resucitó al tercer día, según las Escrituras; que se le apareció a Cefas y más tarde a los Doce; después se apareció a más de quinientos hermanos juntos, la mayoría de los cuales viven todavía, otros han muerto; después se le apareció a Santiago, después a todos los Apóstoles; por último, como a un aborto, se me apareció también a mí.
Porque soy el menor de los Apóstoles, y no soy digno de llamarme apóstol, porque he perseguido a la Iglesia de Dios. Pero por la gracia de Dios soy lo que soy y su gracia no se ha frustrado en mí. Antes bien, he trabajado más que todos ellos. Aunque no he sido yo, sino la gracia de Dios conmigo. Pues bien; tanto ellos como yo esto es lo que predicamos; esto es lo que habéis creído.
Lectura del santo evangelio según san Lucas (5,1-11):
R/Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, la gente se agolpaba en torno a Jesús para oír la palabra de Dios. Estando él de pie junto al lago de Genesaret, vio dos barcas que estaban en la orilla; los pescadores, que habían desembarcado, estaban lavando las redes.
Subiendo a una de las barcas, que era la de Simón, le pidió que la apartara un poco de tierra. Desde la barca, sentado, enseñaba a la gente.
Cuando acabó de hablar, dijo a Simón:
«Rema mar adentro, y echad vuestras redes para la pesca».
Respondió Simón y dijo:
«Maestro, hemos estado bregando toda la noche y no hemos recogido nada; pero, por tu palabra, echaré las redes».
Y, puestos a la obra, hicieron una redada tan grande de peces que las redes comenzaban a reventarse. Entonces hicieron señas a los compañeros, que estaban en la otra barca, para que vinieran a echarles una mano. Vinieron y llenaron las dos barcas, hasta el punto de que casi se hundían. Al ver esto, Simón Pedro se echó a los pies de Jesús diciendo:
«Señor, apártate de mí, que soy un hombre pecador».
Y es que el estupor se había apoderado de él y de los que estaban con él, por la redada de peces que habían recogido; y lo mismo les pasaba a Santiago y Juan, hijos de Zebedeo, que eran compañeros de Simón.
Y Jesús dijo a Simón:
«No temas; desde ahora serás pescador de hombres».
Entonces sacaron las barcas a tierra y, dejándolo todo, lo siguieron.
Palabra del Señor
R/Gloria a tí Señor Jesús
HOMILÍA
San Ignacio de Loyola recomendaba que para comprender bien el mensaje de un texto evangélico ayudaba mucho representarnos mentalmente el episodio en cuestión viéndolo como si fuéramos protagonistas del mismo.
Por ello hoy vamos a imaginarnos el episodio de la pesca milagrosa desde el punto de vista de uno de sus protagonistas: Pedro. Como si él mismo nos lo contara.
Sí, se dice Pedro a sí mismo, “dejándolo todo… lo seguimos”. Es la frase que lo explica todo. Recuerda emocionado aquellos días y hechos que le cambiaron el rumbo, que le dieron un nombre y una identidad nueva, otra forma de pensar y de vivir. Y todo empezó con Jesús, con ese Nazareno que le salió al encuentro, que se subió a su barca, que intentó darle lecciones de pesca, a él, que no había hecho otra cosa en su vida... Todo empezó con ese hombre que le hizo conocerse por dentro y sentirse en relación con Dios, cerca de Él. Por él, por Jesús, todo había cambiado… dejó todo: barca, redes, trabajo, amigos, familia.
Habían pasado muchos años y aún lo recordaba vivamente. Él estaba afanado y malhumorado por una noche de trabajo inútil, con ganas de terminar de remendar las redes para irse a casa y entonces Jesús se sube a su barca como si nada, y se pone a hablar a todos. Son tantos los que le escuchan que se ve obligado a separar la barca de la orilla para que no lo aplasten… ¡Como si no tuviera más que hacer! Pero recuerda como, poco a poco, él mismo va dejando las redes y también escucha ¡Nadie ha hablado como este hombre! Está entusiasmado él también. Y cuando termina se siente más tranquilo, de mejor humor.
Y entonces viene lo inesperado, oye que Jesús le dice: “Rema mar adentro y echa las redes para pescar”… Y recuerda que tuvo que hacer un esfuerzo para no gritarle: ¿A estas horas? ¡Qué sabrás tú de pesca!
Pero vuelve a sentirse como entonces, y ahora entiende por qué no le discutió. Recuerda que contra toda lógica empezó a hacer lo que le decía y que llevado por una fuerza desconocida en él se oye decir: Lo hago porque tú lo dices, solo porque tú lo dices. Pero, ¿quién eras tú para mí entonces? Un maestro que hablaba de lo que no sabía, aun así obedeció saltándose toda lógica.
Y sucedió el milagro. Sí, el milagro, recuerda Pedro, no fue pescar mucho a mediodía, con ser al menos algo fuera de lo normal. El milagro es lo que le pasó por dentro: cómo se descubrió a él mismo y cómo descubrió a Jesús, fue como verse con el alma y el corazón desnudo frente a Dios, un Dios que te sonríe y te quiere y eso le hacía sentirse más pobre, más pecador, más indigno de estar con Él.
Y entonces vino la frase “pescador de hombres” y Pedro, que seguía sin entender nada, hizo lo mismo que acababa de hacer con la pesca… en tu nombre, porque tú lo dices, “lo dejo todo y te sigo”.
Han pasado muchos años, fue testigo de su muerte. Es testigo de su vida de resucitado y ahora en Roma está a punto de terminar su vida, está condenado a muerte. Y de nuevo “Por Él”. ¿Ha valido la pena?
La pregunta no es para Pedro sino para ti y para mí.
Porque el evangelio de este domingo habla de nuestra vida, de la de todo cristiano. ¿Podemos vislumbrar nuestra propia historia, como Pedro, a la luz de este evangelio?
¿Cómo narraríamos nuestro encuentro con Jesús, ese encuentro que nos cambió la vida? ¿O aún estamos buscando “arreglos” que nos ayuden a seguir siendo sus discípulos, sin dejarlo todo?
Abramos nuestro corazón y “en su nombre”, solo porque Él lo dice, hagamos que este evangelio sea nuestra historia, recordemos que lo es y demos gracias a Dios por ello.
El inventor del lápiz, antes de meterlo en su caja y enviarlo al mundo, le dijo:
"Cinco cosas debes saber y recordar siempre, si quieres ser el mejor lápiz del mundo":
Podrás hacer grandes cosas, pero sólo si permites que alguien te use.
Experimentarás dolor cuando te saquen punta, pero es necesario si quieres ser el mejor lápiz del mundo.
Corregirás todas las faltas que cometieres.
Tu parte más importante está siempre dentro de ti.
Dejarás tu huella sobre toda superficie sobre la que seas usado.
Así quiere Jesús que sean sus colaboradores: como los lápices, de forma que les podría haber dicho:
Puedes hacer grandes cosas, pero sólo si dejas que Dios te impulse y los demás te usen y, a veces, abusen.
Sentirás dolor cuando los problemas de la vida y las dificultades de todo tipo te saquen punta. Es necesario para crecer y fortalecerte.
Corrige todos los errores que cometas.
Tu parte más importante está dentro de ti.
Deja una huella hermosa por donde escribas y pases.
CREDO
Sacerdote.- ¿Creéis en Dios, que es nuestro Padre, que ha hecho todas las cosas y nos cuida con amor?
Todos.- Sí, Creemos.
Sacerdote.- ¿Creéis en Jesucristo, que ha puesto su Morada entre nosotros, para hacernos conocer a Dios Padre?
Todos.- Sí, Creemos.
Sacerdote.- ¿Creéis en el Espíritu Santo que vive entre nosotros, y anima a la Iglesia y a todos para hacer un mundo mejor?
Todos. Sí, Creemos.
Sacerdote: ¿Creéis en la resurrección y en la Vida eterna, que ya comenzamos a disfrutar aquí y disfrutaremos plenamente al final de nuestro camino por esta vida?
Todos. Sí, Creemos.
ORACIÓN UNIVERSAL
El discipulado de Jesús y vida en clave de misión son señas de identidad de todo seguidor del Nazareno. Oremos.
Queremos ser anuncio y Buena Noticia
• Queremos que la Iglesia sea la comunidad de los hombres y mujeres que apuestan cada día por el Reino inaugurado por Jesús, constructores de otro mundo más justo, más humano, más fraterno, más Uno.
Queremos ser anuncio y Buena Noticia
• Los creyentes en Jesús deseamos que nos identifique el servicio, el compromiso junto a los más desfavorecidos, el anuncio de la Buena Noticia, el ser semilla de bien en lo cotidiano.
Queremos ser anuncio y Buena Noticia
• Queremos que las comunidades parroquiales y de fe sean recuerdo y presencia de las familias de Nazaret, donde se comparte la vida, los bienes y la acogida, la escucha y la inclusión.
Queremos ser anuncio y Buena Noticia
• Todos nosotros haremos la experiencia de comunión, de unidad con toda la humanidad, de corresponsabilidad con todos los que malviven en las periferias de nuestras ciudades y pueblos.
Queremos ser anuncio y Buena Noticia
• Queremos que nuestros mayores no padezcan soledad y desamparo, que acertemos a crear cadenas de presencias que acompañen, escuchen, sostengan y alienten.
Queremos ser anuncio y Buena Noticia
Padre y Madre buena, viviremos conscientemente nuestra opción por tu Reino, y que nuestras vidas hablen de acogida, justicia, bienestar y paz. Viviendo con seriedad y agradecimiento nuestro ser comunidad de Jesús de Nazaret que vive por los siglos de los siglos.
En el momento de presentar la OFRENDA de toda la Iglesia, oremos a Dios Padre Misericordioso
El Señor reciba de tus manos esta OFRENDA…
ORACIÓN OFRENDAS
Junto con el pan y el vino recibe, Señor, la ofrenda de nuestras vidas y nuestro trabajo. Confiados en Ti, seguiremos trabajando, para conseguir una pesca mejor: un mayor fruto de nuestros esfuerzos, y llevar adelante la marcha del mundo. Tú lo convertirás todo en Pan de Vida y Bebida de Salvación.
PREFACIO
El Señor está con vosotros
Y con tu Espíritu
Levantemos el corazón
Lo tenemos levantado hacia el Señor
Damos gracias al Señor nuestro Dios
Es justo y necesario
Es nuestro deber darte nuestras más sinceras gracias,
por poder dirigirnos a Ti como a nuestro Padre,
con toda confianza y cariño de hijos.
Somos cada vez más conscientes
de que hemos de cuidar
nuestra comunicación contigo, Padre bueno,
y descansar en tu presencia, a solas,
y en silencio de palabras,
sentir que estás en nosotros, dándonos la vida,
y llenarnos de paz interior y de fuerza
para enfrentar nuestros problemas
y salir al paso de los problemas de los demás.
Padre nuestro que estás en nosotros y nos quieres,
unidos a todos los hombres de buena voluntad,
cualesquiera que sean sus creencias,
queremos bendecir tu nombre
y mostrarte nuestra gratitud.
SANTO SANTO SANTO
CONSAGRACIÓN Y PLEGARIA
SANTO eres en verdad, Padre,
y con razón te alaban todas tus criaturas,
ya que por Jesucristo, tu Hijo, Señor nuestro,
con la fuerza del Espíritu Santo,
nos das Vida y santificas todo.
Congregas a tu Pueblo sin cesar,
para que ofrezca en tu honor esta OFRENDA
desde donde sale el sol hasta el ocaso.
Recibimos tu Espíritu con alegría
para que santifique este pan y este vino
y se conviertan para nosotros
en el sacramento del Cuerpo y + la Sangre de Jesús,
en la Persona y la Vida de Jesús, aquí significadas.
Porque Él mismo,
la noche en que iba a ser entregado,
habiendo amado hasta el extremo a los suyos,
que estaban en el mundo,
mientras cenaba con sus discípulos,
tomó un pan, y dando gracias te bendijo,
lo partió y lo repartió a sus discípulos, diciendo:
TOMAD Y COMED TODOS DE ÉL,
PORQUE ESTO ES MI CUERPO,
QUE SERÁ ENTREGADO POR VOSOTROS.
Del mismo modo, acabada la cena,
tomó el cáliz,
y, dándote gracias de nuevo,
lo pasó a sus discípulos, diciendo:
TOMAD Y BEBED TODOS DE ÉL,
PORQUE ÉSTE ES EL CÁLIZ DE MI SANGRE,
SANGRE DE LA ALIANZA NUEVA Y ETERNA,
QUE SERÁ DERRAMADA POR VOSOTROS
Y POR TODOS LOS HOMBRES
PARA ILUMINAR VUESTRAS VIDAS.
HACED ESTO EN CONMEMORACIÓN MÍA.
ÉSTE ES EL SACRAMENTO DE NUESTRA FE.
Anunciamos y proclamamos tu resurrección. Ven Señor Jesús.
Así, pues, Padre, al celebrar ahora el memorial
de la ENTREGA de Jesús,
de su admirable resurrección y ascensión al cielo,
mientras esperamos su venida gloriosa,
te ofrecemos, en esta acción de gracias,
TODO lo que somos y tenemos.
Tú diriges tu mirada sobre esta OFRENDA de tu Iglesia
y reconoces en ella nuestra adhesión a Jesús,
que vino a revelarnos tu rostro
de verdadero Padre, que nos ama sin límite.
Nos unimos en este sacramento al Cuerpo y la Sangre de tu Hijo,
que se entregó por nosotros para dejarnos su ejemplo de Vida.
Y nos abrimos de todo corazón a tu Espíritu Santo
para ser iluminados y fortalecidos en el seguimiento de Jesús, tanto individual como colectivamente.
Y así, unidos como hermanos,
formemos con Cristo un solo cuerpo
y un solo espíritu.
Él nos transforma en verdaderamente humanos
en nuestro diario caminar hacia tu Heredad,
donde seguiremos alabándote
junto con tus elegidos,
con María, la Virgen Madre de Dios y madre nuestra, su esposo san José,
los apóstoles y los mártires,
y todos los santos,
que nos precedieron en el camino hacia Ti.
Te ofrecemos, Padre, nuestro compromiso de adhesión a Jesús,
que ratificamos en esta celebración,
para que contribuya a la Paz y
la Humanización del mundo entero.
Confirmamos nuestra lealtad con esta tu Iglesia,
que peregrina en la Tierra,
fortalecida por nuestra fe y caridad.
Nos unimos a TODOS tus hijos de este Pueblo,
iluminado y fortalecido por Jesús,
junto con sus servidores: el papa Francisco,
nuestro obispo N…,
el orden episcopal, los presbíteros y diáconos.
Tú atiendes los deseos y compromisos
de esta Familia,
que has congregado en tu presencia
en este domingo, día en que Cristo
venció a la muerte.
Él nos ha hecho partícipes de
su Sabiduría y Fortaleza
para que imitemos su ejemplo
en el camino hacia tu Heredad eterna.
Te damos GRACIAS porque nuestros
hermanos difuntos…, familiares,
amigos y miembros de nuestra Comunidad,
tras su maduración en este mundo,
ya disfrutan contigo en tu casa del Cielo.
Queremos ser parte del Reino interior,
que tu Hijo nos reveló,
y extenderlo a nuestro mundo
para que podamos gozar TODOS
de tu felicidad eterna,
junto con Cristo, Señor nuestro,
por quien concedes al mundo todos los bienes.
Por Cristo, con Él y en Él, a ti, Dios Padre omnipotente, en la unidad del Espíritu Santo, todo honor y toda gloria por los siglos de los siglos. Amén
PADRENUESTRO
PADRE Y MADRE NUESTRA
EN QUIEN SOMOS Y VIVIMOS.
Santificado sea tu nombre.
Venga a nosotros tu reino.
Hágase tu voluntad
en la tierra como en el cielo
TÚ NOS DAS HOY
NUESTRO PAN DE CADA DÍA.
TÚ PERDONAS NUESTROS PECADOS
Y NOSOTROS QUEREMOS PERDONAR
A LOS QUE NOS OFENDEN.
No nos dejes caer en la tentación.
Y líbranos del mal. Amen
CORDERO DE DIOS
Cordero de Dios que quitas el pecado del mundo, Tú TIENES piedad de nosotros
Cordero de Dios que quitas el pecado del mundo, Tú TIENES piedad de nosotros
Cordero de Dios que quitas el pecado del mundo, Tú NOS DAS la paz
Jesús nos invita a ser pan partido y repartido para los demás.
ORACIÓN FINAL
Hoy venimos ante Ti, con confianza. Con nuestra confianza de personas que se sienten limitadas e incapaces de realizar todo lo que pasa por su imaginación. Sabemos que cuentas con nosotros y esto nos hace enormemente felices, porque, de esta forma, podemos sentirnos creadores contigo y podemos continuar tu obra. Tú has querido confiar en nuestras pequeñas fuerzas. Tu has querido depender de nuestro trabajo, para así realizar el tuyo. Nos das tu fuerza para responder a tu confianza con la nuestra, para cooperar contigo en la ilusionante tarea de hacer el mundo nuevo, que Tú has empezado a crear y esperas que nosotros terminemos felizmente. Amén
BENDICIÓN
El Señor os bendice, os guarda
y en sus palmas os lleva tatuados.
Os acompaña en todos los caminos.
Y hace prósperas las obras de vuestras manos.
Sentíos siempre abrazados y bendecidos por este Dios enamorado.
Padre, Hijo y Espíritu Santo.