Semana de oración por la unidad de los cristianos: Permanecer en el amor de Dios "La división entre cristianos es uno de nuestros más lamentables pecados"
"Esta permanencia da paz al corazón, permite superar la dispersión interna, desvela la verdad, pone la justicia como luz de la historia, hace brillar el ideal de la unidad como fuente de esperanza y, por supuesto, abre la puerta a la auténtica fraternidad"
"Aunque reconocemos que la reconciliación es costosa, como toda exigencia de nuestra fe, siempre es posible para Dios y para quienes confían en Él, y forma parte de nuestra misión"
| Luis Ángel de las Heras obispo de León
Queridos hermanos y hermanas de la Iglesia que peregrina en León:
Del 18 al 25 de enero celebramos la Semana de Oración por la unidad de los cristianos. En medio de los avatares de este comienzo de 2021, no podemos dejar de prestar atención a un tema que estamos urgidos a seguir cuidando si queremos crecer en la coherencia de nuestra vida de fe y de Iglesia y estamos dispuestos a dar testimonio de que somos uno, como el Padre y el Hijo son uno, para que el mundo crea (cf. Jn 17,21).
Los materiales que nos ayudarán a celebrar esta semana, con el lema “Permaneced en mi amor y daréis fruto en abundancia” (cf. Jn 15,5-9), han sido preparados con la ayuda y el testimonio vivo y esperanzador de la Comunidad monástica de Grandchamp (Suiza), que reúne a unas cincuenta hermanas de diferentes Iglesias y países, con vocación ecuménica a la oración, a la reconciliación entre los cristianos y a la unidad de la Iglesia y de toda la familia humana.
Permanecer en el amor de Dios es un camino seguro de santidad para el cristiano. Esta permanencia da paz al corazón, permite superar la dispersión interna, desvela la verdad, pone la justicia como luz de la historia, hace brillar el ideal de la unidad como fuente de esperanza y, por supuesto, abre la puerta a la auténtica fraternidad. Seremos sarmientos vivos si permanecemos unidos entre nosotros y a la Vid. La comunión con Cristo exige la comunión con los demás: solo así se puede avanzar hacia una vida reconciliada, «porque la vida subsiste donde hay vínculo, comunión, fraternidad» (FT 87).
La división entre cristianos no puede dejarnos indiferentes: es uno de nuestros más lamentables pecados, que nos aleja entre nosotros y, consecuentemente, de Dios. La oración de Cristo por la unidad (cf. Jn 17,20-23) nos exhorta a preocuparnos y comprometernos en el camino de la unidad de los cristianos. Esta súplica del Hijo al Padre nos acerca a los hermanos, es decir, a la voluntad de fraternidad universal que el Padre manifiesta en el Hijo por el Espíritu Santo con toda la riqueza de la diversidad.
Aunque reconocemos que la reconciliación es costosa, como toda exigencia de nuestra fe, siempre es posible para Dios y para quienes confían en Él, y forma parte de nuestra misión. Por tanto, mientras marchamos hacia la plena comunión, hemos de cuidar el testimonio común del amor de Dios a su pueblo colaborando con nuestro servicio a la humanidad necesitada de fraternidad (cf. FT 280).
Celebramos un octavario anual, pero con intención de sellar el compromiso de orar por la unidad de los cristianos y avanzar decididamente hacia ella cada día, en medio de las dificutaldes y satisfacciones que nos depare la historia, de tal modo que participemos de la alegría del Señor y nuestra alegría, la alegría de todos los hemanos, sea completa (cf. Jn 15,11).
Con una bendición de corazón.
✠ Luis Ángel de las Heras, cmf
Obispo de León