Enlázate por la Justicia visibiliza en un webinar la situación de la Amazonía y sus pueblos originarios gravemente golpeados por la pandemia “En la Amazonía, el COVID-19 se une a las “epidemias” históricas de abandono, aislamiento y hambre”
La gravedad de la pandemia no está tanto en las cifras, de por sí sobrecogedoras, como en las precariedad de unos servicios sanitarios que empeoran según salimos a las periferias urbanas o nos internamos en las zonas rurales
La pandemia agrava la condición de aislamiento, olvido y desatención de los pueblos indígenas por parte de los diferentes estados
Sobre el horizonte se ciernen graves crisis sociales de migración y desatención
Importancia del esfuerzo conjunto de tejer redes y con el signo que supone la REPAM que “nos ha unido para caminar al lado de los pueblos que sufren frente al divide y vencerás”
Un estilo de presencia como Iglesia a ambos lados del océano que ponga la escucha a los pueblos como punto de partida para cualquier paso que se dé
Sobre el horizonte se ciernen graves crisis sociales de migración y desatención
Importancia del esfuerzo conjunto de tejer redes y con el signo que supone la REPAM que “nos ha unido para caminar al lado de los pueblos que sufren frente al divide y vencerás”
Un estilo de presencia como Iglesia a ambos lados del océano que ponga la escucha a los pueblos como punto de partida para cualquier paso que se dé
Un estilo de presencia como Iglesia a ambos lados del océano que ponga la escucha a los pueblos como punto de partida para cualquier paso que se dé
| Jaime Palacio - REDES / Enlázate por la Justicia
El COVID-19: una herida más en la piel de la Amazonía…
Con 31.783 casos confirmados y 1.952 fallecidos hasta el 6 de mayo según el recuento que diariamente realiza la Red Eclesial Panamazónica (REPAM) a partir de los datos oficiales en cada país, ilustra Modino el panorama del impacto de la pandemia en la Panamazonía que considera claramente por debajo de la realidad de contagios y fallecidos. Lamentablemente, coinciden los tres ponentes en la valoración de que la gravedad de la pandemia no está tanto en las cifras, de por sí sobrecogedoras, como en las precariedad de unos servicios sanitarios que empeoran según salimos a las periferias urbanas o nos internamos en las zonas rurales. Denuncia Monseñor Pertíñez como esta precaria situación se agrava con la falta de servicios básicos como agua o desagüe, el clima y sobre todo la indolencia de un gobierno brasileño que no toma conciencia del impacto de la pandemia y en especial entre los más pobres. En el caso de Iquitos, relata Rita Ruck, el virus supone una carga más para el pueblo más humilde que se suma a las ya existentes como es la leptospirosis.
Los pueblos originarios, una vez más, amenazados y abandonados…
La historia de abandono y olvido que marca los cinco siglos de colonización de la Amazonía se está repitiendo con las mismas amenazas para los pueblos originarios en esta Pandemia. Al riesgo que supone el virus en sí mismo, se suman los posibles problemas por un sistema inmunológico no acostumbrado a determinados contagios, lo cual está llevando a los pueblos a adentrarse en el interior de la selva como un día lo tuvieron que hacer con la llegada de los conquistadores. Especial relevancia tiene, según relata Modino, la amenaza para los pueblos no contactados cuyo aislamiento voluntario se ve roto por las incursiones de representantes políticos, sanitarios o religiosos de iglesias evangélicas.
De la misma forma que en Brasil, en Iquitos se han recibido con motivo del encuentro testimonios provenientes de la zona Achuar del Vicariato de Yurimaguas (Perú), de la región de Guayaramerin en la frontera de Bolivia con Brasil o del estado de Maranhão en Brasil, coincidiendo todas en que la pandemia agrava la condición de aislamiento, olvido y desatención de los pueblos indígenas por parte de los diferentes estados. Se suman además la amenaza sobre las territorios por parte de los intereses de la minería, la deforestación y el agronegocio, que en estos tiempos de aislamiento campan a sus anchas redoblando el riesgo que suponen, como recuerda el misionero comboniano Dario Bossi.
En las propias palabras de un anciano dirigente del pueblo Achuar en uno de los testimonios para el encuentro, “ahora tenemos el COVID-19 pero hay una enfermedad que hace años mata a muchos niños y muchos ancianos y el ministerio de salud no ingresa”.
Un futuro de esperanza entre amenazas
En este escenario de desolación y futuro incierto ante el presente de la pandemia y su progresivo agravamiento, y sobre todo las innegables consecuencias que para los más pobres va a tener el contexto que el mundo vive, los ponentes expresaron una honda preocupación por el daño que sobre los pueblos y el previsible incremento de la presión sobre los recursos naturales al amparo de la crisis económica, que se ha abierto con distintas expresiones como los derrames de petróleo en la zona del Corrientes y el Marañón o en Ecuador, el grave incremento de la deforestación como consecuencia de la agroindustria y la minería. Por otro lado sobre el horizonte se ciernen graves crisis sociales de migración y desatención.
Sin embargo, de igual manera que el Papa Francisco inicia Laudato Sí llamando a “tomar dolorosa conciencia”, el encuentro culminó con signos llenos de convicción y esperanza como el milagro de la multiplicación de la solidaridad que en Iquitos se ha dado para la financiación de una planta de producción de oxígeno, que a partir de la iniciativa popular canalizada por el Vicariato ha logrado en tres días el objetivo de recaudar 1,8 millones de soles.
Concluyó Modino subrayando la importancia del esfuerzo conjunto de tejer redes y con el signo que supone la REPAM que “nos ha unido para caminar al lado de los pueblos que sufren frente al divide y vencerás” que impulsan los grandes podres económicos y políticos, en palabras del Cardenal Barreto.
Finalmente Monseñor Joaquín expresó el deseo de “soñar con el Papa esos sueños: cultural, ecológico, social y eclesial. Vivir como “todo está interligado” y ponernos como Iglesia al servicio de ello con los desafíos que supone…”
En definitiva un estilo de presencia como Iglesia a ambos lados del océano que ponga la escucha a los pueblos como punto de partida para cualquier paso que se dé… Uno de los aprendizajes del proceso del Sínodo amazónico desde su documento preparatorio hasta su documento final y la exhortación “Querida Amazonía” y también una de las lecciones que esta pandemia debe dejar “en las dos selvas”.