Reconocimiento de la Universidad Nacional de Rosario (Argentina) Cardenal Hummes recibe el Honoris Causa por “Una vida entregada a los olvidados del mundo”
El Papa Francisco ha dicho estar “contento con esta decisión pues se trata de dar gracias a Dios y a la vida por darnos estos compañeros de camino, estos líderes que tienen el coraje de abrir senderos, caminos y de provocar sueños; el coraje de seguir siempre oteando el horizonte sobre los problemas y dificultades del camino”
El motivo de tal distinción está en sus “aportes de mérito a la sociedad y a la defensa de los derechos humanos”
“Su compromiso con los pobres es el horizonte de su acción pastoral"
“Si aceptamos que nadie se salva solo, que todos estamos en la misma barca, entonces nada más que la confianza, el conocimiento, la fe y el dialogo serán la condición indispensable para un nuevo reinicio”
“Su compromiso con los pobres es el horizonte de su acción pastoral"
“Si aceptamos que nadie se salva solo, que todos estamos en la misma barca, entonces nada más que la confianza, el conocimiento, la fe y el dialogo serán la condición indispensable para un nuevo reinicio”
Luis Miguel Modino, corresponsal de RD en América Latina y Caribe
La Universidad Nacional de Rosario (Argentina), ha concedido este jueves, 17 de junio, el Doctorado Honoris Causa al cardenal brasileño Claudio Hummes, presidente de la Conferencia Eclesial de la Amazonía (CEAMA).
El motivo de tal distinción está en sus “aportes de mérito a la sociedad y a la defensa de los derechos humanos”, según Darío Maiorana, padrino del doctorando. En sus palabras, el ex rector de la universidad, destacaba algunos elementos presentes en la vida del purpurado, como es la defensa de la casa común, “una consigna para todos los hombres y mujeres de buena voluntad”, según Maiorana. Junto con esto, reconocía su destacado papel en la defensa de los obreros en la dictadura brasileña. Así como su implicación en las cuestiones climáticas, lo que le ha convertido en uno de los grandes defensores de la Amazonía y de sus pueblos.
El reconocimiento como Doctor Honoris Causa del cardenal Hummes, fue una propuesta del Instituto para el Diálogo Global y la cultura del Encuentro. En la Laudatio de la investidura, su director, partiendo de que son muchas las razones para ello, destacaba en el purpurado el hecho de ser “un líder esperanzador que comparte la alegría del espíritu en un sentido fraterno”, y junto con ello, ser “un maestro que enseña el camino alentándonos a una comprensión cabal de los desafíos que nos esperan”. También, “el hermano que consuela y tiende la mano”, y “el Pastor que con alegría guía a la comunidad en un sentido de fraternidad, dialogo y trascendencia, fuera de toda zona de confort, entendiendo el futuro como un desafío”.
Haciendo un breve relato de la vida del homenajeado, Luis Liberman destacaba “su compromiso con los pobres es el horizonte de su acción pastoral”. También insistía en que “su vocación pedagógica traza su identidad como constructor de caminos de esperanza”, relatandodiferentes hechos que dan fe de esa afirmación, uno de ellos su implicación en la Cátedra del Diálogo y la Cultura del Encuentro, donde ha manifestado su vocación para “sembrar y sembrar, para saber, para compartir”. Lo mismo en la necesidad de “crear una Universidad Católica Amazónica intercultural, situada en el territorio, que atienda tanto la renovación en la formación de la Iglesia, como las necesidades de desarrollo y crecimiento de la comunidad”.
En el nuevo Doctor Honoris Causa, Liberman destaca que “su compromiso social y pastoral estuvo siempre con los más débiles en testimonio, prédica y acción”, colaborando en lo que denomina “la comprensión de los procesos de cambio de la Iglesia Latinoamericana de los últimos 50 años”. Se trata de alguien que apuesta por la sinodalidad, que Luis Liberman define como “la herramienta necesaria para entender que nuestro camino es en las periferias geográficas y existenciales. Cuestionar la cultura del descarte y la globalización de la indiferencia. Crear una pedagogía del cuidado basada en la ecología integral que junto a la buena política nos permitan proyectar una cultura del encuentro”.
Es una historia de vida que, en los últimos años, ha estado unida a nuevas experiencias eclesiales, como la Red Eclesial Pan-Amazônica (REPAM), cuya creación condujo y que presidió durante seis años, el Sínodo para la Amazonía, del que fue relator general, y la Conferencia Eclesial de la Amazonía (CEAMA), “un organismo episcopal que se propone promover la sinodalidad entre las iglesias de la región y que continúe la tarea de encontrar nuevos caminos para la misión evangelizadora, en especial incorporando la propuesta de la ecología integral”, según Liberman, que insistía en que el homenajeado “se ha constituido como una figura de gran importancia mundial por su trabajo en la defensa de los derechos humanos y el medio ambiente”.
Al acto se ha querido sumar alguien que ha dicho deber mucho al cardenal Hummes, el Papa Francisco, por “el ejemplo que me ha dado durante su vida”. Con un mensaje de puño y letra, del que el homenajeado dice que no es merecedor, el Papa Francisco ha dicho estar “contento con esta decisión pues se trata de dar gracias a Dios y a la vida por darnos estos compañeros de camino, estos líderes que tienen el coraje de abrir senderos, caminos y de provocar sueños; el coraje de seguir siempre oteando el horizonte sobre los problemas y dificultades del camino”.
Para el Santo Padre, el cardenal Hummes es “un hombre de esperanza y sembrador de esperanza”. Alguien que en el momento en que era elegido Papa le dijo dos frases que han quedado marcadas en su pensamiento y en la historia de la Iglesia, y que ha recordado en su mensaje: “así actúa el Espíritu Santo”, y junto con eso “no te olvides de los pobres”.
En el acto académico, celebrado de forma virtual también ha participado el cardenal Pedro Barreto, que mostraba su alegría profunda por el reconocimiento al cardenal Hummes, alguien que ha sido compañero de camino y de sueños desde septiembre de 2014, cuando fue creada la REPAM, en la que fueron presidente y vicepresidente. En sus palabras, el purpurado peruano insistía en el papel del cardenal Hummes como “líder de esperanza que ya jubilado se dedicó a servir a la Amazonía”. De ahí la importancia de los pasos dados en este tiempo, con la celebración del Sínodo y la creación de la Conferencia Eclesial de la Amazonía, que en palabras de Pedro Barreto, “el cardenal Hummes preside alentando a la esperanza para la Amazonía y para la Iglesia”.
El rector de la Universidad anfitriona definía el acto como “el más importante de la vida académica de una universidad”, destacando la “alegría de contar entre el cuerpo de profesores con una personalidad tan sencilla y tan enorme”. Franco Bartolazzi decía que ha sido un título otorgado por unanimidad y contundencia, reconociendo en el cardenal Hummes, un espejo en el que eligen mirarse, fijándose en los principios y valores que impulsan su compromiso. Por eso, afirmaba que “en este acto estamos poniendo en evidencia la universidad que queremos ser”.
El Rector de la Universidad Nacional de Rosario, hablando del testimonio de vida del homejeado, lo definía como “un llamado de Dios que se convierte en una vida entregada a los más débiles, a los obreros, a los pueblos originarios, a los que el mundo deja en un costado, margina”, insistiendo en la necesidad de “reconocer su vida entregada a los olvidados del mundo”. Bortolazzi agradecía al cardenal Hummes por su testimonio de vida, por el compromiso con el cuidado de nuestra casa común, por ese mensaje de alegría y esperanza, y por su prédica de amor, insistiendo en la necesidad de “construir una visión y una manera de andar el mundo más amorosa, porque el amor, finalmente, es lo que nos salva”.
Tras saludar a los presentes, el homenajeado, que se ha dicho que no es merecedor de “la máxima distinción que una Casa de Altos Estudios puede brindar”, comenzaba su discurso recordando su pasaje por la Universidad de Rosario, donde se encontró con los sindicalistas. El título es asumido en representación de la Amazonía y sus pueblos, una región que el cardenal Hummes ve como “determinante para nuestro planeta” y donde “de manera estremecedora vemos los efectos del cambio climático…, que degradan la vida de los más vulnerables, creando soledad y destierro”.
Según el cardenal brasileño, “en los últimos años, la humanidad y la Iglesia despertaron”, ante la realidad de la Amazonía, especialmente con la Laudato si’, que “insiste que la crisis ecológica involucra también una dimensión social, porque todo está interconectado”. En ese camino destacaba la importancia del Sínodo para la Amazonía, como algo que alimentó esperanzas y recuperó las transformaciones de la Iglesia a partir del Concilio Vaticano II.
En su discurso, ha hecho un relato de su vida, desde su nacimiento en 1934 en Rio Grande do Sul. Descendiente de inmigrantes alemanes, “jamás faltaba una buena comida y las cosas básicas para vivir bien y feliz”. Fue allí donde nació su vocación sacerdotal y franciscana, algo que siempre quiso ser. En su relato recordaba su doctorado en Roma, en un tiempo marcado por “el inicio del Concilio Vaticano II, un proceso cuya energía ilumina aún hoy el debate de la Iglesia y las buenas transformaciones propiciadas por el Papa Francisco”, de quien dice que “ha revitalizado el espíritu conciliar, en especial a su esencia conceptual: una Iglesia Sinodal”.
El cardenal Hummes hacía una lectura del camino eclesial postconciliar en América Latina, “un territorio que sufría tremendamente de injusticias”, preguntándose por sus causas. La mayor parte de ese camino lo ha vivido como obispo, siendo Santo André, en 1975, su primera diócesis, un tiempo que define como “años apasionantes”. En esa época dice que “me di cuenta de quiénes eran los pobres y los opresores”. En una región con 250 mil trabajadores metalúrgicos, en plena dictadura militar, surgió la figura de Luiz Inácio Lula da Silva como gran líder sindical.
Con alguien que ha sido una figura determinada en la historia reciente de Brasil, el cardenal dice que “trabajamos juntos, porque la diócesis de Santo André optó en seguida por apoyar este nuevo sindicalismo que no era violento y cuyas reivindicaciones considerábamos justas”. De hecho, el entonces obispo dice que “a menudo acompañaba a Lula en las manifestaciones callejeras”, colocando las iglesias como lugar de reunión de los huelguistas. Posteriormente, como ha contado fue nombrado arzobispo de Fortaleza, de São Paulo y en 2006 se hizo cargo de la Congregación del Clero en el Vaticano.
En su vuelta a Brasil, en 2011, asumirá la Comisión Episcopal para la Amazonía, visitando sus diócesis y prelaturas, lo que le permitió conocer la región, sus pueblos y su iglesia. También ha recordado el cónclave de 2013, en el que fue elegido el Papa Francisco, a quien acompañó en su primera aparición pública. Este hecho es considerado por el purpurado como un hecho histórico, “la Iglesia se abrió definitivamente en horizontes globales”, asumiendo elementos como la inculturación de la fe y el “sensus fidei”. En el pontificado de Francisco recordaba algunos momentos, como su encuentro con los obispos en Rio de Janeiro en 2013, donde “nos iría a decir cosas que aún hoy nos estremecen, en especial sobre la Amazonía”. En ese punto reflexionaba sobre la necesidad de que la Iglesia de Manaos integre su cultura y su gente.
Al hablar sobre las marcas que el Papa Francisco imprime hoy en la familia humana y en la Iglesia, destacaba la necesidad de caminar juntos, de ser “una Iglesia que no está allí para condenar al mundo”. En su relato se ha referido a la REPAM y su papel en el proceso del Sínodo para la Amazonía, afirmando que “la Repam ha crecido desde la raíz y extiende sus brazos al encuentro de los invisibles de la tierra”. Hoy la REPAM tiene una hermana, la CEAMA, que él mismo preside, destacando que “conjugadas se nutren y nutren el proceso desencadenado por el Sínodo y proponen a toda la Iglesia salir al encuentro”.
El cardenal brasileño, que participó en la Cumbre del Clima de París ha reflexionado sobre las cuestiones climáticas, criticando como inaceptable que “la tecnocracia está en el corazón de la ideología capitalista y significa usar la tecnología que se tiene sin importar la muerte del otro y la destrucción de la naturaleza, poniendo en riesgo el futuro del planeta”. Por eso, especialmente en este tiempo de pandemia, propone “una sociedad de prójimos, una sociedad del nosotros”, denunciando que ante el Covid-19 se distribuyen vacunas primero en los países ricos y luego al final en los países pobres.
En esa tesitura aboga por modelos de pensamiento que confluyan en la conversión ecológica y la buena política, por la pedagogía del cuidado de la casa común, “que crea conciencia de mis posibilidades en el escenario de mi comunidad, de mi pueblo, de mi tierra”, insistiendo en que “mi existencia personal solo es posible con la existencia del otro”. Por eso, “si aceptamos que nadie se salva solo, que todos estamos en la misma barca, entonces nada más que la confianza, el conocimiento, la fe y el dialogo serán la condición indispensable para un nuevo reinicio”. Ante eso, concluía pidiendo que “¡No dejemos que nos tomen la esperanza!”