Amerindia realiza su encuentro continental en Manaos de 22 a 26 de junio Cardenal Steiner: "No se puede pensar en la Iglesia que evangeliza en la Amazonía sin la participación de los laicos, mujeres y hombres"
El cardenal Steiner recordó, siguiendo lo expuesto en Evangelii Nuntiandi, que "todos somos evangelizadores, todos somos testigos del Reino", insistiendo en que "evangelizar no es un acto individual o aislado"
El arzobispo de Manaos abordó la hermenéutica que el Papa Francisco hace en Querida Amazonía. En los cuatro sueños, "cuanto más leemos, más percibimos las dimensiones de un todo, que se vuelve más claro a medida que los sueños se vuelven más explícitos"
"Dinamizar la Iglesia a partir de nuestros sacerdotes es imposible"
Los seguidores de la Teología de la Liberación tienen afinidades con quienes "trabajan por la transformación de la realidad en vistas a la justicia social, la dignidad de los más pobres y los movimientos sociales que tienen la energía de la transformación"
Un ”punto de gran importancia a profundizar en el Sínodo son las relaciones entre la eclesialidad, la sinodalidad, la ministerialidad y la colegialidad”
"Dinamizar la Iglesia a partir de nuestros sacerdotes es imposible"
Los seguidores de la Teología de la Liberación tienen afinidades con quienes "trabajan por la transformación de la realidad en vistas a la justicia social, la dignidad de los más pobres y los movimientos sociales que tienen la energía de la transformación"
Un ”punto de gran importancia a profundizar en el Sínodo son las relaciones entre la eclesialidad, la sinodalidad, la ministerialidad y la colegialidad”
Un ”punto de gran importancia a profundizar en el Sínodo son las relaciones entre la eclesialidad, la sinodalidad, la ministerialidad y la colegialidad”
Luis Miguel Modino, corresponsal de RD en América Latina y Caribe
El encuentro continental de Amerindia, que se celebra en Manaos del 22 al 26 de junio, contó con la presencia del cardenal Leonardo Steiner, arzobispo de Manaos, que reflexionó sobre la evangelización en la Amazonía. El punto de partida fue Evangelii Nuntiandi, donde el Papa Pablo VI afirma que toda la Iglesia es misionera, que la obra de evangelización es un deber fundamental de todo el pueblo de Dios.
Todos somos evangelizadores
El cardenal Steiner recordó, siguiendo lo expuesto en Evangelii Nuntiandi, que "todos somos evangelizadores, todos somos testigos del Reino", insistiendo en que "evangelizar no es un acto individual o aislado". En esta perspectiva, las Directrices para la Acción Evangelizadora de la Conferencia Nacional de los Obispos de Brasil hablan de comunidades misioneras, donde todos los bautizados son misioneros y "eso lo vivimos en Amazonía", destacó. Esto se debe a que "el trabajo de evangelización es siempre un trabajo de la Iglesia, de la comunidad, y la sinodalidad nos ayuda a ello, a superar los caminos individualistas".
El arzobispo de Manaos destacó la importancia del encuentro de Santarém, en 1972, que considera "decisivo para la evangelización de la Amazonía". En aquel encuentro aparecen dos principios: encarnación y liberación, es una Iglesia que no está de paso, con misioneros que vinieron, se quedaron y fueron enterrados aquí. Un buen olor que perdura, una misión que definió como admirable, citando muchas congregaciones que han realizado este trabajo.
El cardenal ve necesario asumir la realidad, pero al mismo tiempo liberarla, "el Verbo Encarnado exige un acercamiento a la realidad", subrayó. Advirtió sobre la "dificultad de tener en cuenta las culturas", dejando claro que cada pueblo tiene su cultura y sus espíritus. Desde Santarém, la Iglesia en la Amazonía se viene organizando, una Iglesia que se hace carne e instala su tienda en la Amazonía, para anunciar el Evangelio como fuente y sentido de liberación, defensa de nuestra casa común y promoción de la vida, cuando se ve amenazada por el falso concepto de progreso, que explota, no promoviendo así la justicia y el bienestar para todos", según el purpurado.
Inculturación e interculturalidad como camino de encarnación
En Santarém se pensó el futuro, y con el paso del tiempo, el Documento Final del Sínodo para la Amazonía, enfatizó ideas presentes en Santarém, insistiendo en que el camino de la encarnación pasa por la inculturación y la interculturalidad. Partiendo de su experiencia como obispo en Amazonía, el cardenal dijo que "entender algo lleva tiempo", destacando que "la cultura es fundamental", y que es necesario repensarla a partir de los pueblos, y para eso necesitamos tiempo y escuchar. En la Amazonía, una Iglesia encarnada y liberadora, principios de Santarém, es una Iglesia servidora.
El arzobispo de Manaos abordó la hermenéutica que el Papa Francisco hace en Querida Amazonía. En los cuatro sueños, "cuanto más leemos, más percibimos las dimensiones de un todo, que se vuelve más claro a medida que los sueños se vuelven más explícitos". Algo que definió como una hermenéutica de la totalidad, que considera el fundamento de toda evangelización en la Amazonía, una totalidad necesaria para ser presencia del Reino de Dios. Son sueños que abren horizontes, que indican el camino a seguir, para ser una Iglesia transformadora y liberadora.
Esta hermenéutica de la totalidad va dando un rostro, aunque sepamos que en la Amazonía no hay un solo rostro. De ahí la dificultad de implementar un rito amazónico frente a tantas culturas, algo que una vez más exige mucha escucha, insistiendo en la necesidad de un rito que no sea sólo litúrgico.
Evangelizar la Amazonía desde dentro
Reconociendo la importancia de los muchos misioneros a lo largo de la historia, el cardenal Steiner insistió en que la Amazonía es cada vez más consciente de ser evangelizada a partir de sí misma. Destacó la importancia de las comunidades que han sido dinamizadas por laicos y laicas, una Iglesia laical, con muchas líderes femeninas, llamando a esforzarse para que siga siendo así. Su arzobispo, recordó la experiencia de la asamblea sinodal realizada en la Arquidiócesis de Manaos, con gran participación del laicado, también en las decisiones. Por eso, "dinamizar la Iglesia a partir de nuestros sacerdotes es imposible", dijo, recordando que los laicos sienten esa responsabilidad. En este sentido, destacó que "no se puede pensar en la Iglesia que evangeliza en la Amazonía sin la participación de los laicos, mujeres y hombres".
Una Iglesia que cuide la ecología integral, decisión tomada en Santarém 2022, según recoge el documento del encuentro. El cardenal denunció que en la Amazonía "continúa la masacre de pueblos, y muchas veces no se sabe", siempre en relación con la ecología. Definió la situación del Pueblo Yanomami como "muestra de que la humanidad ha caído demasiado bajo". Todo esto muestra la importancia de "una Iglesia siempre a la escucha de todas las realidades, que no tenga miedo de dialogar, una Iglesia sinodal, todos participando, todos opinando, rezando, celebrando, ayudando a hacer visible el Reino de Dios", lo que le llevó a decir que "en el Norte (de Brasil) ser Iglesia es más encarnado, más cercano".
Una Iglesia testigo
Una Iglesia de mártires, "la Iglesia de la Amazonía tiene muchos mártires y muchos que no conocemos", dijo. Una Iglesia testigo, poniendo como ejemplo la solidaridad de la Iglesia de Manaos durante la pandemia, algo que dijo no haber visto nunca, recordando que "atendimos a más de 100.000 personas, esto a través del compartir de personas, empresas, a veces pequeñas cosas", una muestra de que "sacamos a relucir la caridad, el amor, la solidaridad en el tiempo de la pandemia".
Una Iglesia que en la Amazonía "tiene un sentido de caminar juntos, con sensibilidad hacia lo nuestro, hacia la Amazonía", destacando la fraternidad entre los obispos, la ayuda entre ellos, una relación que también se da entre el pueblo de Dios. Finalmente, recordando las palabras del Evangelio de este domingo, que dice "No tengáis miedo", insistiendo en que el Padre que está en los cielos cuida, "una sensibilidad presente en las comunidades de la Amazonía, con profundas expresiones de fe y de relación".
Teología de la Liberación, una teología en agonía
Entre las reflexiones del encuentro podemos destacar igualmente los aportes de Luiz Carlos Susin que definió la Teología de la Liberación como una teología siempre en agonía, algo que nace de su designio y misión: "ser un pensamiento de lucha con la muerte en defensa de la vida". "Pensar duele", según el fraile capuchino, quien insistió en que "pensar es buscar la liberación de todo dolor", y junto a ello, "vivir la fe, que no se reduce a una burocracia religiosa".
Desde ahí se preguntó por las razones del odio a la Teología de la Liberación, actitud presente desde su nacimiento, hoy muy frecuente en el caótico escaparate de internet, donde se presenta como algo maléfico para la Iglesia, aunque, citando el pensamiento de Diogneto, "los que odian no pueden decir la razón de su odio". Pero al mismo tiempo hizo ver que los seguidores de la Teología de la Liberación tienen afinidades con quienes "trabajan por la transformación de la realidad en vistas a la justicia social, la dignidad de los más pobres y los movimientos sociales que tienen la energía de la transformación". Igualmente mostró los principios: el principio de la liberación, el principio de la misericordia y el principio de la esperanza, como principios constitutivos de la teología de la liberación.
Asamblea Eclesial de América Latina y Caribe
Con relación a Asamblea Eclesial de América Latina y Caribe, Juan Manuel Hurtado la ve como “una vuelta a las fuentes del cristianismo: ser un camino, un Pueblo de Dios”, recordando que fue propuesta del Papa Francisco después de las cinco Conferencias episcopales, buscando “hacer un acontecimiento eclesial en la línea de la sinodalidad”. Se quiso retomar “lo eclesial del Pueblo de Dios propuesto por el Vaticano II y por Aparecida”, viendo como novedad que “es otra forma de vivir la Iglesia, otro paradigma eclesial”.
Una Asamblea que es un acontecimiento eclesial, retomando la práctica del cristianismo del primer milenio, donde “la Iglesia era Pueblo de Dios y así se sentía”, y “la misión de evangelizar la sentían y la vivían como propia”. Por eso, ve que un ”punto de gran importancia a profundizar en el Sínodo son las relaciones entre la eclesialidad, la sinodalidad, la ministerialidad y la colegialidad”. Todo ello en una Iglesia poliédrica, sinodal, en salida, en la que se destaca la importancia de la conversación espiritual, que “exige un esfuerzo de integración y de complementación de parte nuestra”, y que nos desafía desde las palabras del Apocalipsis: “escuchemos lo que el Espíritu dice a las Iglesias”.
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