De 18 a 21 de septiembre, en Manaos Comienza la 50ª Asamblea del Regional Norte1 de la CNBB, una Iglesia de todos interconectada en la misión
Una Iglesia de base, una Iglesia de comunión, una Iglesia que nos queramos bien, que dé espacio, una Iglesia de servicio, una Iglesia misionera, marca de la Iglesia en la Amazonía
La salvación no es sólo salvar almas, sino salvar a toda la persona y a todas las personas
En ese camino del Regional, destacó la colegialidad y que "respiramos sinodalidad y eclesialidad, más allá de la mera comunión episcopal"
"Todo esto se vuelve a reflexionar siempre, se discute en las asambleas, con la participación de todos. Esto nos ha ayudado a darnos cuenta de que todos estamos realmente interconectados en la misión"
Caminar juntos, en sinodalidad, y ser así la Iglesia que se hace carne, alarga su tienda en la Amazonía
En ese camino del Regional, destacó la colegialidad y que "respiramos sinodalidad y eclesialidad, más allá de la mera comunión episcopal"
"Todo esto se vuelve a reflexionar siempre, se discute en las asambleas, con la participación de todos. Esto nos ha ayudado a darnos cuenta de que todos estamos realmente interconectados en la misión"
Caminar juntos, en sinodalidad, y ser así la Iglesia que se hace carne, alarga su tienda en la Amazonía
Caminar juntos, en sinodalidad, y ser así la Iglesia que se hace carne, alarga su tienda en la Amazonía
Luis Miguel Modino, corresponsal de RD en América Latina y Caribe
Memoria, profecía, esperanza, como elementos que marcan el caminar del Regional Norte1 de la Conferencia Nacional de Obispos de Brasil (CNBB Norte1), que el lunes 18 de septiembre inició su 50ª Asamblea con una celebración eucarística presidida por Mons. Paulo Jackson Nóbrega de Sousa, arzobispo de Olinda y Recife y vicepresidente segundo de la CNBB.
Marca del Concilio Vaticano II
Un camino que comenzó en 1966 y tuvo su primera asamblea en 1967, poco después de la clausura del Concilio Vaticano II, un período importante en la vida de la Iglesia, como recordó en la homilía Mons. Luiz Soares Vieira, arzobispo emérito de Manaos, que comenzó sus palabras afirmando la necesidad de que fuera una asamblea marcada por la gratitud, insistiendo en el deseo de Dios de que todos se salven.
En cuanto al Concilio Vaticano II, el arzobispo emérito de Manaos destacó su importancia en un momento en que la Iglesia vivía una concepción de sociedad perfecta, marcada por la imagen de una pirámide, la jerarquía, y la sumisión de los fieles a la jerarquía. Destacó la nueva eclesiología que aportó el Concilio, sembrando la semilla de una Iglesia que es Pueblo de Dios, y junto a ello que "toda la Iglesia cuenta con la asistencia del Espíritu Santo en materia de fe y moral", antes concentrada en el Papa y el obispo. Un Concilio que "rescató para nosotros lo que la Iglesia vivió en el principio", basado en la Palabra de Dios; la unión, la solidaridad, la buena voluntad y la responsabilidad; la fracción del pan, la Eucaristía; la oración en común.
Una Iglesia de base, comunión, de servicio y misionera
Mons. Luiz Soares Vieira pidió una Iglesia de base, una Iglesia de comunión, una Iglesia que nos queramos bien, que dé espacio, una Iglesia de servicio, una Iglesia misionera, marca de la Iglesia en la Amazonía, según el arzobispo emérito. Destacó la importancia del nacimiento de las conferencias episcopales, subrayando que los obispos tienen que ser servidores, una actitud que debe estar presente en todos los que forman parte de la Iglesia.
Según el prelado brasileño, el camino del Regional ha sido hermoso, destacando la importancia del encuentro de Santarém, en 1972, y de los demás encuentros celebrados a lo largo de los años. Analizando el momento actual, marcado por la tecnología, dijo que la historia se está olvidando y con ella el futuro está perdiendo su sentido de esperanza, un mundo que avanza sin saber hacia dónde. También insistió en que es el momento de la profecía, un elemento que vio presente en el Sínodo de la Amazonía a pesar a las barreras, incluso políticas, que encontró.
El arzobispo emérito definió el momento actual como un momento de evangelización, afirmando que la salvación no es sólo salvar almas, sino salvar a toda la persona y a todas las personas. Mons. Soares Vieira subrayó la necesidad de una Iglesia unida, solidaria, servidora y misionera, que transforme realmente a las personas. Junto a ello, subrayó que la oración, para ser cristiana, tiene que tener consecuencias en nuestra vida y en la vida de la sociedad y de la comunidad. Hablando sobre la esperanza, llamó a ser hombres y mujeres de esperanza, a ser una Iglesia de esperanza, conscientes de que el Reino de Dios vencerá y de que el poder de Jesús es algo que no pasa.
Compartir la alegría de la 50ª Asamblea
Mons. Paulo Jackson Nóbrega de Sousa, al final de la celebración, saludó a sus hermanos obispos y a todos los demás agentes de pastoral que trabajan en este regional, diciendo que estaba allí en representación de la Presidencia de la CNBB y del propio Consejo Permanente, para compartir la alegría de celebrar la 50ª Asamblea Regional. Destacó la importancia de una intuición presente al inicio del camino del Regional que considera válida y actual: "Trabajar juntos para no caer en el aislamiento".
En ese camino del Regional, destacó la colegialidad y que "respiramos sinodalidad y eclesialidad, más allá de la mera comunión episcopal", analizando los pasos dados: el sueño del desarrollo sostenible, un proyecto de misión permanente, el camino de la profecía y del martirio, y los desafíos de vivir la fe en realidades tan diversas: ciudades, pueblos originarios, ribereños y caboclos.
Pasos dados y carencias
Entre los pasos dados, el segundo vicepresidente de la CNBB enumeró el Instituto de Teología; la fuerza inspiradora del Encuentro de Santarém y sus líneas programáticas; la vinculación con el camino de la CNBB Nacional; la sintonía con los documentos del episcopado latinoamericano y caribeño; la profunda comunión con el Santo Padre; la preocupación permanente con la misión y la opción preferencial por los pobres; la vinculación permanente entre evangelización y proyectos de desarrollo en la Región Norte. Consideró algunas carencias: mayor trabajo vocacional y cultivo y formación del clero autóctono; demasiada dependencia de misioneros extranjeros y religiosos y de sus proyectos de financiación; fragilidad de la reflexión sobre el neopentecostalismo.
Finalmente, el arzobispo de Olinda y Recife dijo que, en nombre de la presidencia de la CNBB, deseaba a todos los hermanos y hermanas de las nueve Iglesias que integran este Regional "mucha luz, discernimiento y perseverancia. Vuestra presencia y comunión es también muy importante para toda la Iglesia en Brasil. Os aseguro mis oraciones y mi amistad".
Una Iglesia sin suficientes piernas
El cardenal Leonardo Steiner, arzobispo de Manaos y presidente del Regional Norte de la CNBB1, dijo estar "siempre asombrado por la perspicacia de los obispos y de las comunidades", insistiendo en que se asombra "cuando leo, cuando oigo hablar de una Iglesia que intenta estar presente y no tiene suficientes piernas. No porque no se esfuerce, sino porque hay dificultades de territorio, hay dificultades de personas". El cardenal destacó "el esfuerzo que se ha hecho y se está haciendo en la formación de los laicos, es algo digno de admiración", subrayando que "todo esto se vuelve a reflexionar siempre, se discute en las asambleas, con la participación de todos. Esto nos ha ayudado a darnos cuenta de que todos estamos realmente interconectados en la misión", algo que considera hermoso y significativo.
El presidente del Regional agradeció a todos su presencia, dando las gracias especialmente a los obispos eméritos presentes: Mons. Gutemberg Regis Freire, obispo emérito de Coari; Mons. Giuliano Friggeni, obispo emérito de Parintins; y Mons. Luiz Soares Vieira, arzobispo emérito de Manaos.
La asamblea, que durará hasta el jueves 21 de septiembre, contará con la participación de más de 80 representantes de las nueve iglesias locales que componen el Regional Norte1 de la CNBB, pastorales, organismos y movimientos. Obispos, sacerdotes, vida religiosa, laicado, pueblos indígenas, jóvenes, que buscan caminar juntos, en sinodalidad, y ser así la Iglesia que se hace carne, alarga su tienda en la Amazonía.
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