El Sínodo sobre la Sinodalidad, el Sínodo sobre la Iglesia, sobre cómo ser Iglesia en este momento de la historia que nos ha tocado vivir despierta recelos y miedos, propios de aquellos que no esperan ni quieren que “el Sínodo sea kairós de fraternidad, lugar donde el Espíritu Santo purifique a la Iglesia de las murmuraciones, las ideologías y las polarizaciones”, palabras del Papa Francisco en la oración ecuménica realizada este 30 de septiembre para encomendar al Espíritu Santo los trabajos de la primera sesión de la XVI Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos, a ser realizada del 4 a 29 de octubre de 2023.

El espíritu de los Hechos de los Apóstoles

Estamos ante un Sínodo que podemos decir nos lleva a recuperar el espíritu de los Hechos de los Apóstoles, un momento en el que también había miedos por parte de aquellos que se consideraban los únicos que sabían sobre las cosas de Dios, no entendían los nuevos modos de relacionarse con él.

La respuesta del fariseo Gamaliel es algo que cobra actualidad en este momento que la Iglesia está viviendo con el actual Sínodo: “Os digo, pues, ahora: desentendeos de estos hombres y dejadlos. Porque si esta idea o esta obra es de los hombres, se destruirá; pero si es de Dios, no conseguiréis destruirles. No sea que os encontréis luchando contra Dios”.

En una Iglesia que es católica, universal, diversa, en una Iglesia en la que “cabemos todos, todos, todos”, sentarse para escuchar, dialogar y discernir juntos, no puede ser motivo para que nadie tenga miedo.

El miedo es lo contrario de la fe

O quizás sí, porque me viene a la mente las palabras de Pedro Casaldáliga, que decía que “el miedo es lo contrario de la fe”. Hablar de fe es tener a Dios como una referencia constante en nuestra vida, como aquel en quien confiamos de verdad, como el Padre misericordioso que sabemos siempre estará ahí para echarnos una mano cuando nuestra falta de fe nos hace hundirnos en las aguas tempestuosas, como le pasó a Pedro, pero también a tantos hombres y mujeres a lo largo de la historia, también a ti, también a mí. Tantas veces sentimos esa mano que nos ayudó a aumentar nuestra fe…

El desafío es querer caminar y sentir la necesidad de hacerlo juntos, todos juntos. Ver la lista de los miembros del Sínodo, especialmente aquellos 50 que fueron designados personalmente por el Papa Francisco, nos ayuda a entender que el no tiene miedo de lo que nadie puede decir, que la sinodalidad es un diálogo entre todos, también con aquellos que piensan diferente, pero siempre teniendo claro que nuestro presupuesto fundamental es que somos hermanos en la fe y que estamos ante algo que es de Dios. Que nadie lo olvide, “si es de Dios, no conseguiréis destruirles”, y tenemos muchos argumentos para decir que es así.