Comentario al Evangelio del XI Domingo del Tiempo Ordinario Ojea: “El Señor sabe elegir lo pequeño, lo humilde, lo que nadie ve”
“Dios elige lo pequeño para crecer”
“A través de lo pequeño, de lo que es aparentemente invisible, no demasiado considerado a los ojos humanos, se oculta este gran servicio a los hermanos y hermanas”
Luis Miguel Modino, corresponsal de RD en América Latina y Caribe
En su comentario al Evangelio dominical, el obispo de San Isidro y presidente de la Conferencia Episcopal Argentina, Mons. Óscar Ojea, ha recordado que “nos encontramos en el Evangelio de este domingo con dos parábolas a través de las cuales Jesús compara el reino de Dios. La parábola de la semilla, pequeña, que se siembra en el campo y el sembrador después puede dormir, desentenderse, la semilla hace su propio proceso. El hombre no la controla, no se apropia de ese proceso, ese proceso es de Dios. La semilla se hunde en la tierra y va creciendo sin la intervención humana. Las cosas del Reino de Dios dependen del Espíritu Santo, él es el conductor, no el hombre”.
Un proceso silencioso, oculto
Igualmente ha recordado la parábola del grano de mostaza, recordando que “es la más pequeñita de las semillas, pero después llega a ser la más grande de todas las hortalizas, dice el Evangelio, y puede cobijar con su sombra a los pájaros del cielo, es el misterio del crecimiento”. Para Ojea, “cuando la semilla se hunde en la tierra comienza un proceso silencioso, oculto, ajeno a la propia industria del hombre, pero al mismo tiempo maravilloso del crecimiento, que también es obra de Dios”.
El presidente del episcopado argentino resaltó que “Dios elige lo pequeño para crecer, así como eligió a ese niño que tenía cinco panes y dos peces, para multiplicar los panes, eligió la pequeñez para poder llegar a lo que es grande, a esa pobre viuda que deposita sus dos moneditas, que era todo lo que tenía para vivir, y el Señor destaca la fecundidad espiritual inmensa que tiene lo pequeño. El Señor sabe elegir lo pequeño, lo humilde, lo que nadie ve. Elige a los servidores en las bodas de Caná, a los que sirven en el casamiento, para ser testigos de su primer milagro”.
Reconocer el trabajo callado de los pequeños
En sus palabras recordó que para el miércoles 19 de junio se está preparando “una Misa en la que queremos valorar una actividad que muchas veces parece pequeña, o que no la tenemos en cuenta suficientemente, o que a veces la hacemos invisible, como es la tarea de tantas señoras que dan de comer a tantos chicos y adultos en los comedores de nuestros barrios populares. Queremos destacar la enorme tarea de estas personas. Hemos sido testigos de su trabajo en la pandemia, hemos sido testigos de las horas entregadas a esta tarea, y ahora somos testigos, también, de la angustia que se vive muchas veces en muchos comedores; ese desvivirse por dar de comer”.
Monseñor Oscar Ojea recordó “cuando en un hogar en el que trabajaba, la persona que hacía la comida sabía cómo estaba cada chico, era como un reloj para saber el estado interior de cada uno de esos chicos. Nosotros queremos celebrar la Misa para valorar la actividad y el servicio que realizan estas señoras en los barrios”. Ante acusaciones de que esta Misa era contra algo o contra alguien, ha enfatizado que “en realidad, la Misa siempre es a favor de la vida, es la celebración de la vida, es la celebración de Jesús resucitado”. Por eso, ha dicho el obispo de San Isidro, “lo que queremos es poner en valor y agradecer la tarea de estas mujeres que dan de comer, que dejan su tiempo, que muchas veces viven la aflicción de que la proteína no alcanza o no es suficiente para el gusto de los chicos, pero que sin embargo están siempre al pie del cañón”.
Valorar el servicio a quien precisa
“Queremos bendecir su mente, su corazón y sus manos. Esas manos que saben acariciar, que saben dar de comer, esas manos que saben tenderse para poder ayudar a los demás”, ha destacado Ojea. Por eso, ha dejado claro que “no pensamos invitar a ningún político a esta Misa, porque no queremos que algo tan propio del ser humano, que no pertenece a ningún sector político en particular, sea usado de ningún modo. Estamos hablando de algo superior que tiene que ver con la comida que necesitamos todos los seres humanos, tengamos la ideología que tengamos”.
Para el obispo argentino, “el hambre es propia de todos, tenemos necesidad de la naturaleza para vivir, no somos autosuficientes. La comida nos iguala, nos hace cercanos, nos hace más personas, nos enseña a poder compartir, nos enseña a conversar”. Por eso ha pedido, “que el Señor les conceda a tantas personas nuestras que entregan su tiempo en este trabajo de dar de comer, el Señor les conceda todas las bendiciones, y nos enseñe como a través de lo pequeño, de lo que es aparentemente invisible, no demasiado considerado a los ojos humanos, se oculta este gran servicio a los hermanos y hermanas tengan la edad que tengan para poder entregar el alimento”.
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