Comentario al Evangelio del VI Domingo de Pascua Ojea: “El amor se manifiesta en obras y no en palabras”
“El testamento que nos deja el Señor es él mismo como don, él mismo como regalo, él mismo como fiesta para nuestra vida humana, él mismo como compañero de camino”
“La oración hace crecer la amistad, el contacto íntimo y cercano con Jesús nos hace más amigos de él, los sacramentos, los gestos externos de Jesús a través de la Iglesia nos hacen crecer también”
Luis Miguel Modino, corresponsal en Latinoamérica
El Evangelio del Sexto Domingo de Pascua es visto por el obispo de San Isidro y presidente de la Conferencia Episcopal Argentina, Mons. Óscar Ojea como si fuera “el testamento de Jesús antes de partir, es el mandamiento del amor”. Según Ojea, “Él abre su corazón a los discípulos antes de partir”, recodando que el próximo domingo que viene celebraremos la Ascensión del Señor. Refiriéndose al texto recuerda que hoy celebramos ese testamento maravilloso: “Ámense los unos a los otros como yo los he amado”.
Dios es amor
El presidente del episcopado argentino insiste en que “el amor se manifiesta en obras y no en palabras, es muy difícil traducir el amor”. Recordando que “San Juan nos va a decir Dios es amor”, hace ver que “el testamento que nos deja el Señor es él mismo como don, él mismo como regalo, él mismo como fiesta para nuestra vida humana, él mismo como compañero de camino”. Hablando del Señor, resalta que “él es el don. No hay amor más grande que dar la vida por los amigos”, citando el versículo que dice: “Ustedes son mis amigos”.
Según Ojea, “el Señor nos confiesa su amistad, el Señor abre su corazón y nos dice: ‘Todo lo que yo he oído de mi Padre se los he comunicado’. El Señor nos ha comunicado todos sus secretos”. Comparando el texto con la vida, recordó que “cuando somos chicos distinguimos al amigo verdadero porque sabe guardar un secreto, no nos vende, no nos traiciona, nos es fiel, es de una pieza, es el mejor amigo. Entonces confiamos en él porque sabe guardar nuestra intimidad, podemos hacer un depósito en su corazón con confianza porque ahí va a quedar”.
La amistad es un refugio
Una situación que iluminó con el el libro del Eclesiastés, que dice que “la amistad es un refugio: ‘El que encontró un amigo encontró un tesoro, un refugio’. La amistad es un descanso del corazón, uno frente al amigo puede ser quién es, no inventa nada, no crea ningún subterfugio, está en paz porque sabe que es recibido por la mente y el corazón del otro tal como es, esa es la verdadera confianza, la comodidad de la verdad”.
Para Ojea, “en todos los tiempos está el amigo, uno puede contar con él en la alegría, en la tristeza, en todos los momentos de la vida, en los fáciles, en los difíciles, cuando yo tengo algo que darle y cuando no tengo nada que darle”. Desde ahí destacó que “el Señor nos confiesa su amistad, nos lega para siempre el testamento del amor y nos pide que podamos trasladar esta amistad a todos los hermanos”.
La amistad se cultiva
“Nuestra fe conlleva la amistad con Jesús y la amistad se cultiva, la amistad la hacemos crecer a través de la conversación. Por eso la oración hace crecer la amistad, el contacto íntimo y cercano con Jesús nos hace más amigos de él, los sacramentos, los gestos externos de Jesús a través de la Iglesia nos hacen crecer también”, según e presidente de la Conferencia Episcopal Argentina.
Finalmente, pidió al Señor que nos haga buenos amigos suyos, que le seamos fieles, que podamos responder a su amistad, que podamos responder a este depósito que ha hecho en nosotros contándonos los secretos de su Padre para que podamos así llevarlos a los hermanos y poder vivir a fondo este testamento que nos deja en su Pascua: “’Amémonos los unos a los otros’, no de cualquier manera, sino como vos nos has amado entregando la vida”.
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