Articulación Nacional de la Pastoral de la Ecología Integral envía carta a los candidatos Iglesia brasileña pide a los candidatos a la Presidencia de la República programas de Cuidado de la Casa Común
Insta al Estado a “fortalecerse como institución que puede garantizar la reducción de las diferencias entre los ricos y los pobres, y que puede establecer normas para que las empresas puedan obtener beneficios observando la justicia medioambiental y respetando los derechos humanos"
“Asumir la responsabilidad de desarrollar, con la participación de los pueblos interesados, una acción coordinada y sistemática para proteger los derechos de esos pueblos y garantizar el respeto de su integridad”
“En los últimos años, Brasil ha figurado en una lista de los países más letales en el ámbito de los defensores de los derechos humanos y medioambientales. La impunidad de estos crímenes no es la excepción, es la norma”
“En los últimos años, Brasil ha figurado en una lista de los países más letales en el ámbito de los defensores de los derechos humanos y medioambientales. La impunidad de estos crímenes no es la excepción, es la norma”
Luis Miguel Modino, corresponsal de RD en América Latina y Caribe
El cuidado de la Casa Común se ha convertido en una prioridad inaplazable, todavía más en Brasil, el país que concentra la mayor parte de uno de los lugares más decisivos para el futuro del Planeta: la Amazonía.
En un año electoral, en octubre tendrán lugar los comicios en que serán elegidos el nuevo presidente de la República, gobernadores de los estados, diputados federales y estatales, y senadores, la Articulación Nacional de la Pastoral de la Ecología Integral, vinculada a la Conferencia Nacional de Obispos de Brasil (CNBB) ha enviado una carta a los candidatos a la Presidencia de la República en Brasil.
El escrito, firmado por Mons. Mons. Roberto Francisco Ferreria Paz, Obispo de Campos dos Goytacazes y Referente de la Ecología Integral y el equipo de coordinación nacional, define este año como “histórico para Brasil y contribuirá a la consolidación de la democracia”, denunciando la alta tasa de desempleo, ante lo que se ve necesario “debatir e implementar urgentemente alternativas económicas para generar empleo e ingresos de forma sostenible, observando el cambio climático, el uso racional de los recursos naturales y el fortalecimiento de los derechos humanos y de la naturaleza”.
Citando al Papa Francisco, que hace ver la necesidad del respeto a todo lo que existe y vive, insta al Estado a “fortalecerse como institución que puede garantizar la reducción de las diferencias entre los ricos y los pobres, y que puede establecer normas para que las empresas puedan obtener beneficios observando la justicia medioambiental y respetando los derechos humanos. Y que el crecimiento económico se alíe con la protección del medio ambiente y el desarrollo sostenible”.
Desde ahí piden a los candidatos planos de gobierno que favorezcan las Energías Renovables, el compostaje y el reciclaje, la ampliación y protección de los bosques urbanos y rurales para aumentar la resistencia al cambio climático, lo que incluye tierras indígenas, comunidades tradicionales, unidades de conservación, reservas forestales y extractivas.
El texto destaca la importancia de estas comunidades para la protección de la biodiversidad, lo que demanda del gobierno el “asumir la responsabilidad de desarrollar, con la participación de los pueblos interesados, una acción coordinada y sistemática para proteger los derechos de esos pueblos y garantizar el respeto de su integridad”, algo que consideran “una parte importante de la democracia brasileña”.
Junto con eso se insiste en no “aceptar que los créditos bancarios se utilicen para apoyar a sectores que causan daños al medio ambiente”, para lo que ven necesario “un Sistema que pueda ser, ante todo, promotor de una economía basada en el uso racional de los recursos naturales y que garantice la recuperación de las áreas degradadas destinadas a la producción agroecológica de alimentos”.
La carta denuncia que “en los últimos años, Brasil ha figurado en una lista de los países más letales en el ámbito de los defensores de los derechos humanos y medioambientales. La impunidad de estos crímenes no es la excepción, es la norma”. Por ello se exige del Estado brasileño “urgentemente construir Políticas de Protección para los Defensores de los Derechos Humanos y Ambientales y también firmar compromisos internacionales como el Acuerdo Regional sobre Acceso a la Información, Participación Pública y Acceso a la Justicia en Materia Ambiental en América Latina y el Caribe (conocido como Acuerdo de Escazú)”.
La vulnerabilidad afecta a entre 3.300 y 3.600 millones de personas en el mundo, relata el escrito. Para Brasil, donde las lluvias torrenciales se cobran cientos de vidas cada año, piden “que los municipios, los estados y la Unión se comprometan a crear mecanismos urgentes de adaptación”.
Recordando el necesario cambio de estilo de vida que pide Laudato Si, la Articulación Nacional de la Pastoral de la Ecología Integral se ofrece para dialogar y piden a los candidatos “que miren siempre a los más empobrecidos y a la situación medioambiental de Brasil”, insistiendo en que "la crisis medioambiental y la crisis social son dos caras de la misma moneda".
Boletín gratuito de Religión Digital
QUIERO SUSCRIBIRME
Etiquetas