“Inclinad el oído, venid a mí: escuchadme, y viviréis. Sellaré con vosotros alianza perpetua, la promesa que aseguré a David” (Is 55,3). Este texto me lleva a pensar hoy en el camino de fidelidad. Estaba rezando laudes y hoy tenía especialmente presente a una religiosa de la Congregación que cumple años y unos cuantos ya, pero en esos años ya vividos, con todo lo que la vida le ha deparado,
ante todo hay un camino de fidelidad al Señor, una entrega en el día a día, acumulando días, horas, años, una vida recorrida de la mano de su Señor que un día salió a su encuentro y la invitó a seguirle. ¡
Es posible seguir al Señor! La verdad es que hoy en día cuesta pensar en una “alianza perpetua”, en un compromiso que perdure en el tiempo, cuando tantas veces se piensa y se vive desde “hasta que dure”….; es difícil hasta creer en el “para siempre”….pero también es una posibilidad real para mucha gente. Pienso en el matrimonio de mis padres; unos tíos acaban de cumplir treinta nueve años de casados felices y siguen sumando…; hay religiosas con muchos años de vida consagrada….Que si son gente de otros tiempos, pues sí, pero son los ejemplos vivos de que el camino de fidelidad desde el Amor con sus momentos fáciles y menos, se puede vivir.
Unos testimonios son cercanos, conocidos pero son más los que a día de hoy siguen creyendo en sus opciones de vida, en sus compromisos de vida que quieren vivir para siempre.Que el Señor siga bendiciendo y fortaleciendo estas vidas, a tantos anónimos que siguen día a día caminando en fidelidad. Y a los que se plantean un compromiso de vida sacerdotal o religiosa, pues ¡Adelante! No pienses en los que se quedan en el camino, ahora haz tú el camino. Acoge la llamada del Señor, escúchale y respóndele sin olvidar nunca que siempre estará a tu lado. Hna. Ana Isabel Pérez.