"Confié la cantidad de 40.000 euros a un amigo mientras estaba en prisión preventiva. Pero he aqui el compañero me los sopló. Estuve seis años encerrado y el dinero que me había estafado el amigo venía con frecuencia en mi recuerdo. Cuando por fin mi cólera se apaciguó por este hecho, me permitió reflexionar. Hasta aquel momento el dinero ocupaba mi vida. Yo era un golfo hecho de tráfico, de manipulaciones, de trampas sobre el dinero. Con el tiempo me di cuenta de que el dinero no conduce a nada.
Una noche mientras oraba en mi celda, la gracia cayó sobre mí como un rayo. Durante unos días, sentí que algo pasaba en mi interior. Era maravilloso, algo parecía desaparecer para transformarse en amor. Desde aquel momento era evidente para mí, Dios estaba ahí y velaba por mí. Aún ahora después de varios años trancurridos rememorando aquel instante, cuando las cosas no marchan bien, pienso en aquel instante".