Hacer el avestruz

avestruz esconde cabeza suelo
El padre Matthieu Palayret, dominico del convento de Lyon, cuenta que Jonás hace como el avestruz, duerme profundamente al fondo de la bodega del barco que le lleva lejos de Nínive, para no hacer lo que Dios le está pidiendo. El avestruz esconde la cabeza bajo tierra para no ver el peligro, Jonás duerme profundamente y así olvida lo que Dios le pide. Una gran tempestad se levanta y la tripulación le despierta: “¿Qué haces durmiendo? Levántate y ruega a tu dios para que nos libre de esta tempestad” (Jon 1,6). Lejos del mar en furia, hay otras tempestades más terribles todavía que las que nos relata el libro de Jonás.

¿Y yo, en estos cuarenta días de cuaresma que se me ofrecen para impedir esta huida de las furias cotidianas, qué hago? ¿En qué punto estoy de mi camino cristiano?, ¿para qué huir, para qué engañarme a mí mismo? Debo afrontar mi realidad mis miedos, mis debilidades, que hacen mi vida sombría, tengo que afrontarlas y poner remedio no con mis propias fuerzas sino contando con la ayuda de Dios que entregó a su Hijo único para que mi vida sea feliz, porque él vino al mundo para rescatarme de todas mis deficiencias. “Sin mí no podéis nada”, dice Jesús, pero como dice San Pablo todo lo puedo en aquél que me conforta. Texto: Hna. María Nuria Gaza.
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