Siempre a tu lado

Caminar
Hay momentos en los que compartir las cosas ayuda y mucho. Es más fácil compartir lo bueno, lo que nos alegra, cuando todo nos va bien pero lo que completa es cuando puedes compartir con personas cercanas de verdad, aquello que preocupa, que no va tan bien. Quizás para las alegrías podemos contar con mucha gente, también a veces, de manera superficial, pero para lo que de verdad hay en lo profundo de nuestro corazón, me atrevería a decir que nos sobra con una palma de la mano. Por lo menos, para mí así es. Es cierto, que humanamente necesitamos a alguien que esté junto a nosotros, como se suele decir, para las buenas y lo que lo es menos; con quien podemos hablar desde lo que sabemos que realmente somos, a quien dejamos entrar en nosotros mismos, a quien abrazar, sentir ese aliento que fortalece para seguir la ruta.

“Estad siempre alegres en el Señor….”, esta frase lleva tiempo acompañándome en el camino de la vida y me la repito con frecuencia. Alguien está en mi vida cada día, y está ahí en las alegrías y en las dificultades, acogiendo, acompañando, alentando, abrazando, compañero de camino en el sendero de la vida. Ayúdanos Señor a descubrirte cada día, a compartirte todo, a reconocer que en las huellas que vamos dejando por el camino, ya están pisadas por ti y nos vas indicando las siguientes. Gracias Señor por estar siempre a mi lado. Ayúdame a dar lo mejor de mí, a responderte en fidelidad para proclamar desde el corazón: Siempre a tu lado.

“Estad siempre alegres en el Señor: os lo repito, estad alegres. Que vuestra mesura sea conocida de todos los hombres. El Señor está cerca. Nada os preocupe. Antes bien, en vuestras oraciones y súplicas, con acción de gracias, presentad a Dios vuestras peticiones. (Flp 4,4-5)”


Texto: Hna. Ana Isabel Pérez.
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