Fe... Testigos de Jesús

Ser creyente implica el compromiso con la vida

reza

Hace unos días unas personas conocidas comentaban sobre lo que significa y sobre lo que se puede ver en una persona creyente, y entre muchas cosas, os comparto alguna de las ideas. Por supuesto, podría hablar de muchas más, pero creo que el compartir de otros puede ser iluminador.

Ser creyente implica el compromiso con la vida, la lucha por la justicia, la preocupación por el otro y la experiencia de dolor por el sufrimiento humano. También implica ir contracorriente en muchas ocasiones y desgastar la vida dándola, como dicen los Hechos de los Apóstoles (20, 35) “Hay mayor alegría en dar que en recibir”, y es que nuestra fortaleza, nuestro tesoro como personas no es que somos felices porque tenemos muchas cosas, sino que somos felices porque sabemos ofrecer lo que tenemos para hacer felices a los otros; esta es la verdadera alegría, porque lo que compartimos es lo que nos transforma por dentro.

Por tanto, la implicación del creyente radica en ese compromiso existente que deja de lado el egoísmo y piensa más en los otros. Hemos de pensar que “El que quiera salvar su vida, la perderá; quien consienta perder su vida por mí, la salvará” (Mc 8,35)

Por otra parte, para hablar de creyente es necesario resaltar la idea de que somos testimonio de Cristo, y ello significa dos cosas: la primera de ellas es reconocer que estoy convencido de que Cristo habita en mí, es decir, que experimento que la resurrección de Jesús ha calado hondo en mi vida. Y la segunda es que, por ese convencimiento mi vida ha de cambiar, para mejorar. Y esta idea de mejorar quiere decir que hemos de tener una mirada distinta, aprender a mirar como Jesús. Ser testimonio nos pide dar luz donde encontramos oscuridad, ser alegría donde reina la tristeza, y dar vida donde se instala la incertidumbre y la duda.

Ser testimonio es dar vida a las palabras de Jesús, es vivir en primera persona las Bienaventuranzas y ser capaces de pensar en los otros como dice Mateo 25, 35: “Porque tuve hambre, y me disteis de comer; tuve sed, y me disteis de beber; fui forastero, y me recibisteis; estaba desnudo, y me vestisteis; enfermo, y me visitasteis; en la cárcel, y vinisteis a mí.”

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