Carta a una amiga feminista ¿Feminismo social o feminismo burgués?

Feminismo
Feminismo

"Causa de la división no sois las mujeres sino esta nuestra realidad humana de la que vosotras también formáis parte"

"Aprovecharse de las grandes causas en interés propio es la mejor manera de hacerles daño y es una tentación muy humana"

"¿Por qué no se habla de la mujer en India y sí de Irán? Pues porque Irán es un país enemigo nuestro. Mientras que a la India conviene no enemistársela por razones geoestratégicas..."

"'Si las mujeres mandasen en vez de mandar los hombres, serían balsas de aceite los pueblos y las naciones'. Así cantaba una zarzuela y se tomó a broma. Pero tiene su dosis de verdad"

Marta querida:

Aquí estamos otra vez, recordando nuestro encuentro de hace un año cuando me expresaste tu dolor por haber visto al feminismo tan dividido en el 8M. Recuerdo que te dije: “y ¿qué esperabas?”. Te lo tomaste como una respuesta machista: como si hubiese querido dar a entender que la culpa de esa división estaba en vosotras las mujeres que no sois capaces de más. Traté de aclararte que no había querido presentar como causa de aquella división a la mujer, sino a esta nuestra realidad humana, de la cual las mujeres también formáis parte. Déjame que te lo explique hoy un poco más, aunque sea contándote alguna de esas “batallitas del abuelo” con que los viejos solemos dar la lata…

I.- El mundo en que estamos

 Me considero un hombre bastante eclesial (no digo “muy” para que no me tachen de vanidoso). Eso no impide que muchas cosas de la Iglesia me disgusten y las haya criticado: espero que haya sido por amor a la Iglesia. Pero eso me valió acusaciones de enemigo de la Iglesia, y hasta que todo un cardenal pidiera a mi provincial jesuita que me prohibiese escribir “por mi falta de amor a la Iglesia”. Por suerte, en Roma pensaron de otra manera.

Feminismo

Me considero decididamente socialista. No obstante, tras la primera reunión española de “cristianos por el socialismo” (cuando tú ni siquiera habías nacido) me sentí llamado a escribir una carta pública, avisando contra determinadas ingenuidades y faltas de análisis que podían dañar a una causa a la que yo también me apuntaba. Recuerdo que evoqué la frase de san Pablo: “obrad vuestra salvación con temor y temblor”. Aquello me valió el que algunos de ellos me tildaran de enemigo y de capitalista.

¿Qué te quiero decir con esto? En la vida nada nace sin “pecado original”: sin dolores, dificultades, tentaciones y peligros de fracasar. Esto lo debéis saber las mujeres mejor que nadie, por la experiencia del parto: por maravilloso que sea el ver aparecer una vida nueva, eso no impide que el parto sea doloroso, que esa vida pueda frustrarse, que nazca sucia y necesitada, incluso que suponga algún peligro para la madre. Y bien: no existe en nuestra realidad ningún parto virginal como aquel que algunas almas piadosas le atribuían a María (“como el rayo de luz que atraviesa un cristal, así nació Jesús”, me explicaban a mí de chaval). Pero no: ni siquiera María dio a luz de ese modo.

Mi conclusión de esas experiencias ha sido doble y me atrevo a comunicártela por si te sirve:

a.- Por un lado, identificarse de manera plena con una causa, por grande que sea, no significa identificarse de manera fundamentalista. Tú me has comentado alguna vez, el daño que hacen al cristianismo esos fundamentalistas norteamericanos; y recuerdo cómo te irritabas contra su manera literalista de leer la Biblia. Yo que ya me voy, y no veré ningún futuro, quisiera preveniros contra un feminismo fundamentalista, precisamente porque creo que el feminismo (como dijo Juan XXIII hace ya 60 años) es uno de esos “signos de los tiempos” que el evangelio nos llama a leer.

Feminismo

 b.- De ahí deriva la otra lección que creo haber aprendido: muchas veces, a una causa buena se le hace más daño defendiéndola mal desde dentro que atacándola desde fuera[1]. Porque en el primer caso se deforma y se falsifica a esa causa. En el segundo caso se suele atacar algo inexistente, poniéndole una etiqueta malsonante: comunista, populista, terrorista (“protestante” se decía en mis años mozos para impedir algunas reformas de la Iglesia hoy ya comunes). Y, en todo caso, se podrá hacer daño personal a alguno de sus militantes pero no a la causa misma.

Me dirás que soy un poco aguafiestas. Pero también en las fiestas hace falta el agua, aunque no sea lo más importante. Y fíjate: ya en el s. XIX, cuando se esperaba la fallida revolución obrera, F. Engels escribió una advertencia que sigue valiendo para hoy: siempre que aparece en la historia una promesa, hay muchos que se apuntan a ella no para cambiar la historia sino para aprovecharse de esa promesa en beneficio propio. Engels añade que eso mismo le ocurrió al cristianismo primitivo. Sus palabras pueden sonar hoy demasiado sarcásticas, pero creo que, a pesar de eso, vale la pena citarlas:

  “En todos los países acuden hacia el partido obrero todos los elementos que no tienen nada que         esperar del mudo oficial, o están quemados en él, por ejemplo: los adversarios de la vacuna, los vegetarianos, los viviseccionistas, los partidarios de la medicina natural…, autores de nuevas teorías sobre el origen del mundo, inventores fracasados o infelices, las víctimas de reales o imaginarios atropellos, los imbéciles honestos y los deshonestos impostores”[2].

En una palabra: aprovecharse de las grandes causas en interés propio es la mejor manera de dañarlas y es una tentación muy humana. Mira, hoy y aquí, cuántos políticos demócratas están desacreditando la democracia más de lo que pudo hacerlo Franco con sus discursos dictatoriales de voz atiplada.

En aquel mayo del 68 que tú tampoco conociste, se puso de moda el siguiente eslogan: “seamos realistas, pidamos lo imposible”. Hoy tras el fracaso de aquel movimiento y la llegada de nuestra posmodernidad, creen casi todos que el error de aquel lema estaba en lo de “imposible”. Yo creo más bien que estaba en lo de “pidamos”: no se trataba de demandar ni exigir nada, sino de “caminemos poco a poco dando pasos hacia lo imposible”.

Seneca Falls: Hay un feminismo bíblico con Jesús como referente
Seneca Falls: Hay un feminismo bíblico con Jesús como referente

II.- La causa por la que luchamos

 Me dirás con razón que lo anterior son solo temores y cobardías de viejo. Me gustaría que no lo sean y solo el tiempo decidirá. Pero entre tanto permíteme que saque de estas reflexiones, algunas enseñanzas o aplicaciones concretas.

1.- Hace poco, leí en algún portal de esos tan de moda: “yo como creo que la mujer puede ser sacerdote, exijo que se arregle esto”. Prescindamos ahora de si el tema del ministerio de la mujer no lo están manipulando los MCS para lanzarle a la Iglesia la causa feminista y evitar todas las “amenazas” que supone para las injusticias establecidas en nuestra sociedad. Prescindamos de eso. Pero quien habla de esa manera parece pensar de manera inconsciente aquello de: “la Iglesia soy yo”. Carece de análisis para ver que hasta qué punto es hoy posible esa causa (que yo también comparto); y se expone a crear una fractura dramática como la que podrían crear hoy los católicos alemanes, olvidando que eso de la sinodalidad significa que la Iglesia somos todos; no solo los míos y yo. Piensa que, por muchas lógicas ganas que tenga una mujer de ver a su bebé, si se empeña en adelantar el parto, lo único que conseguirá es un aborto,

Me parece un proceder más cristiano el decir más o menos: como creo que el ministerio de la mujer es posible, voy (no a pedir, sino) a hacer de mi parte todo lo que pueda para abrirle camino. Hay muchas mujeres, sencillas o menos preparadas pero quizá más cristianas que tú y que yo a las que esa demanda les asusta y no la entienden. Y todas las que yo pueda convencer serán un pequeño paso adelante. Creo que no estaría mal repasar lo que dice san Pablo sobre el problema de los cristianos que no permitían comer carne sacrificada a los ídolos (que además eran las carnes más baratas) porque pensaban que eso era idolatría. Pablo no les da la razón, por supuesto. Pero busca convencerlos más que imponerles o escandalizarles. Si me permites que vuelva a hablarte de mí, creo que más urgente (y aún más evangélico) que el presbiterado de la mujer es hoy que el papa deje de ser Jefe de estado. Pero sé que no voy a sacar nada reclamándolo, ni pienso irme de la Iglesia porque no me concedan esto. Intento hablar, argumentar, concienciar, rezar… y tener paciencia.

A veces parece que es que todo el feminismo está en esa demanda concreta. Por eso, pasando de la Iglesia a la sociedad, déjame exponerte otras causas donde yo creo que las feministas podríais trabajar más y mejor.

También Ella (Segunda Entrega)
También Ella (Segunda Entrega) VLG

2.- La primera (porque me afecta en algo vivido personalmente) es la trata de muchachas para la prostitución. ¡Son también mujeres! No puedes figurarte la cantidad de sufrimiento y de desesperación que supone para esas pobres criaturas a las que la oferta de un buen trabajo y un engaño bien montado, no solo las ha convertido en putas, sino en esclavas: con la documentación en manos de sus dueños y una supuesta “deuda” (por el viaje y demás) que han de pagar entregándose al capricho de los machos. Sinceramente: me duele que un movimiento universal y fuerte, como es el feminismo, no parece que haga nada, o no esté más presente en la lucha contra esa que es una de las mayores vergüenzas de nuestra sociedad. Claro que eso a ti y a mí (si fuera mujer) no nos afecta. Pero me pregunto si no está ahí la diferencia entre un feminismo burgués y un feminismo social. Claro que, a un obispo brasileño que levantó la voz contra esta lacra, le llovió en seguida una amenaza de muerte. Que todo hay que decirlo.

3.- Y como eso es tan serio, vamos a pasar ahora a algo más cómico. Quizá tú no sepas que, otra vez en mayo del 68, se puso de moda como protesta vestir pantalones vaqueros rotos por las rodillas. La intención era buena: comprendía que la lucha contra el consumismo es hoy una de las principales armas de cualquier revolución. Pero olvidaba que el capitalismo tiene armas de destrucción masiva: pues, a partir de entonces, las mismas industrias eran las que fabrican esos pantalones rotos (y te los venden quizás un poco más caros… Eso ya no lo sé).

¿Por qué te cuento esto? Pues porque a lo mejor alguien viene a explicarte un día que uno de los países más feministas del planeta ¿sabes cuál es? ¡Pues Pakistán! En Pakistán, el 90% de los puestos de trabajo que se crean son para mujeres. Qué bonito ¿verdad? Pero no te dirán que de ese modo los salarios son un 40% más bajos. Así hacen su negocio todas esas empresas textiles, casi todas primermundistas. Y otra vez surge la pregunta: ¿feminismo burgués o feminismo social?

4.- Y para que veas la importancia de lo social, te cuento otra historia: hace poco vivimos una indignación y protesta masiva por la situación de la mujer en Irán a propósito de esa estupidez del velo (que, además no tiene nada que ver con el Islam). Dejemos la pregunta de si era suficiente cortarse un mechón de cabello propio como denuncia. Prefiero preguntarte: ¿sabes cómo está la mujer en la India de Modi? Seguramente no porque nunca has oído hablar de eso. Y ¿por qué no se habla de la India y sí de Irán? Pues porque Irán es un país enemigo nuestro. Mientras que a la India conviene no enemistársela por razones geoestratégicas (y más ahora con eso de la guerra de Ucrania). Y casi toda la información que reciben nuestros medios de comunicación proviene de agencias y entidades que no son servidoras de la verdad, sino servidoras del capital: ¿ves otra vez la importancia de un feminismo social y no burgués?

Protestas por el asesinato de una joven que llevaba mal puesto el velo en Irán
Protestas por el asesinato de una joven que llevaba mal puesto el velo en Irán

5.- Metidos ya en esta dinámica de burgués o social, déjame otra pregunta. Acepto todas vuestras acusaciones de patriarcalismo: como varón quisiera pedir sinceramente perdón por ello. Pero no estaría mal que todas las mujeres se preguntaran de qué modo pueden haber contribuido ellas al patriarcalismo y cómo pueden actuar para combatirlo. Porque creo que ahí habría mucho que hacer si conseguís que todas las mujeres se convenzan de que su valor como mujer no está en que su cuerpo agrade al macho o llame su atención: liberarsede esa necesidad de presumir que la sociedad parece haber inyectado en las mujeres, sería un buen paso para acabar con el patriarcalismo: porque los hombres dejarían de miraros como algo precioso y llamativo y maravilloso, pero, en fin de cuentas, “objeto”.

Personalmente, a mí no me gustan las uñas pintadas: prefiero unas uñas naturales, con sus tres matices cromáticos discretos, a esa mancha intensa que llama la atención pero no hermosea. Pero dejemos mis gustos y preguntemos simplemente a qué viene tanta confusión de la limpieza con el llamar la atención corporal: porque de las uñas pasamos a los ojos, los labios, anillos de brillantes, zapatos con tacones de aguja (que sospecho serán muy incómodos) y pechos de silicona. Creo que eso obedece a una necesidad de llamar la atención, de la que sería bueno liberarse. Por supuesto la educación burguesa proclama que eso no lo hacéis por necesidad de llamar la atención, sino por otras razones higiénicas, estéticas, de clase… Déjame decirte que lo dudo y me pregunto si en una hipotética sociedad de solo mujeres existirían esos usos. Y además, esto sería una buena parte de la gran cruzada anticonsumista que necesita nuestra sociedad y una gran aportación a esa “civilización de la sobriedad compartida” que es la única salida que tiene nuestro mundo.

Me dirás que eso ya es evidente y sabido. Lo será para ti y te felicito.  Pero creo que no lo es para la mayoría: hace poco me impactó ver a una ministra hablando sobre algo feminista, con unos labios intensamente rojos que destacaban en la pantalla. Algo me decía que allí fallaba alguna cosa: como si la ministra pensara que eso ayudaría a que le dieran la razón. Gran liberación de la mujer (y de la sociedad) sería si aspira a interesar al varón no por su cuerpo, sino por su alma, por su feminidad, por su bondad, por su amabilidad, por su sabiduría humana: porque el cuerpo florece y se marchita como las flores (por más que te gastes una fortuna en alargarle el brillo unos meses). Mientras que lo que llamamos el alma madura y se endulza como los frutos. Pero creo que la sociedad capitalista, creadora de tantas necesidades falsas, os ha ido convenciendo de que eso no lo podéis conseguir y habéis de recurrir a lo otro.

Luego gritaréis mucho contra la mujer-objeto. ¡De acuerdo! Pero ¿por qué no gritáis un poco más contra los desfiles de modelos y pasarelas, con todas aquellas chavalas “objetivadas”, obligadas a pasearse como lo que no son, con rostros más bien tristes, humillados y aburridos? (prueba de lo cual es el dato de que algunas veces las obligan expresamente a sonreír, aunque no consiguen evitar la impresión de que aquellas son unas “sonrisas de plástico”). ¿Por qué no gritáis más contra las pobres crías que (aunque no se prostituyan) saben que cobrarán mucho más desnudándose para alguna película porno, que trabajando explotadas?

El grito de las mujeres a la Iglesia (y a Francisco): "Somos una mayoría pendiente"
El grito de las mujeres a la Iglesia (y a Francisco): "Somos una mayoría pendiente"

Me responderás con razón que mucho más importante que el que vosotras acabéis con los maquillajes, es que los varones acaben con los fusiles. Pues sí. Vamos a verlo.

6.- Hay un canto de zarzuela que dice “si las mujeres mandase en vez de mandar los hombres, serían balsas de aceite los pueblos y las naciones”. Siempre se tomó eso como una broma sin importancia. Yo creo que se debería tomar bastante más en serio: sobre todo ahora que te escribo acabando de ver esa película estremecedora que es “Sin novedad en el frente”[3]. No digamos que “serían balsas de aceite” pero quizá sí que los hombres no seríamos tan bestias. Sin idealizar nada, por supuesto, y sin olvidar a Golda Meir, Margaret Thatcher, Rosario Murillo, la señora Ayuso y otros de esos ejemplares. Pero ahí tienes a Esther Hayot, esa valiente jueza israelí que está luchando contra la pretensión “varonil” de instaurar una tiranía en Israel, que elimine prácticamente al poder judicial, para poder luego cargarse tranquilamente a los palestinos.

Porque los machos tendemos a resolver todos los problemas por la fuerza (las mujeres no carecéis de pecado original, como te dije, pero al menos os peleáis de otra manera menos mortal). El resultado ha sido una historia poblada por guerras cada vez más bestias, por industrias armamentistas cada vez más rentables, por una guerra de Ucrania que es probable que acabe en una guerra nuclear (aunque los que la provocarán digan ahora que no existe ese peligro al que vamos acercándonos sigilosamente); y por un mal trato a la tierra que no estamos dispuestos a arreglar y en el que probablemente ya no hay curación posible. Y si cuaja uno de estos dos peligros (nuclear o ecológico) apañados estamos.

Me puedes decir todo lo que quieras: nos queremos bastante como para que te lo acepte. Yo te pediría solo que pienses que una causa tan grande y tan seria como la de la mujer, debería plantearse cuáles han de ser sus objetivos más urgentes y más primarios, y cuál la manera de luchar por ellos, sin permitir que eso se lo dicte la sociedad burguesa y capitalista: porque la batalla contra ese “sistema que mata” (Francisco) y por “una civilización de la sobriedad compartida”, se hace presente hoy en todas las grandes causas de nuestro mundo.

Las mujeres, la gran asignatura pendiente de la Iglesia
Las mujeres, la gran asignatura pendiente de la Iglesia

Por eso creo que el verdadero dilema es: feminismo burgués o feminismo social. Y sería una pena que nos pase como a aquellos dos conejitos de la fábula que, mientras discutían a ver si los perros que los perseguían era galgos o podencos, llegaron los canes y se tragaron a los dos. O como a aquellos visigodos que discutían entre arrianismo y cristianismo y, entre tanto, como cantaba la copla: “llegaron los sarracenos y los molieron a palos. Que Dios ayuda a los malos si saben más que los buenos”…

En fin, es probable que nuestras diferencias no se deban en realidad al sexo sino a la edad: los ancianos pretendemos tener experiencia y vosotras creéis que lo que tenemos es decadencia. Quizás tengamos un poco de razón cada uno. Pues aquí estamos para seguir hablando.

Anyway…, un abrazo con todo el cariño que sabes que te tengo.

[1] Dos ejemplos: Daniel Ortega ha hecho más daño al sandinismo que todo el apoyo de USA a “la Contra”. Chávez llegó a tener en Venezuela un 70% de apoyo; pero desde que gobierna el fundamentalismo de Maduro ese apoyo ha bajado al 52%, y Maduro solo tiene un 22% de apoyo.

[2] El texto es de la Historia del cristianismo primitivo. Déjame añadir que, cuando el golpe de Pinochet en Chile en 1973, me quedé con la impresión de que tan culpables habían sido las maniobras vergonzosas de EEUU, como las exigencias inmediatas y desaforadas de todo aquel MIR (Movimiento de Izquierda Revolucionaria) que, en vez de ayudar a Allende, sobrecargaron su difícil tarea. El resultado fue que, en vez de ser el primer país con revolución en América Latina, Chile es hoy uno de los países más derechosos y más divididos del subcontinente.

[3] Si la puedes ver, fíjate sobre todo en este detalle: cómo comen los soldados en el frente y cómo comen los generales y altos mandos, que dar órdenes de seguir luchando cuando ya todo está perdido, para morir con “honor” en vez de morir humillados… ¡Qué bestias!

Revuelta de mujeres en la Iglesia
Revuelta de mujeres en la Iglesia

Te regalamos el Informe RD con el balance del pontificado

Etiquetas

Volver arriba