Un nuevo status por su contribución a salvar centenares de judíos en la II Guerra Asís, reconocida como la "Casa de vida", 35 años después de la oración por la paz

Juan Pablo II en el Encuentro interreligioso por la paz en Asís (1986)
Juan Pablo II en el Encuentro interreligioso por la paz en Asís (1986)

La pequeña ciudad de Umbría recuerda la cita histórica querida por San Juan Pablo II el 27 de octubre de 1986

Un espíritu que también se refleja en el reconocimiento que la Fundación Internacional Raúl Wallenberg asigna a toda la comunidad de Asís por haber contribuido al salvar, unidos, a centenares de judíos durante la II Guerra Mundial

"Por primera vez nos encontramos ante todo un pueblo comprometido en esta red clandestina de protección" - comenta Marina Rosati, responsable del Museo de la Memoria de Asís-

Costantini, vicepresidenta de la Fundación: "Lo realmente interesante es que no hubo ni un solo caso de delatores. Por lo tanto, todos los habitantes de Asís en ese momento se unieron para garantizar la protección a los perseguidos"

Con esta placa, "lo que queremos recordar -concluye Silvia Costantini- es que toda persona, incluso en el momento más oscuro y difícil de su historia, puede optar por hacer el bien"

(Vatican News).- Jornada histórica para Asís que revive la oración interreligiosa por la paz deseada por San Juan Pablo II a través de diversas iniciativas. El objetivo es evocar el espíritu de aquel 27 de octubre de 1986 siguiendo un único recorrido que atraviesa toda la ciudad y se proyecta mucho más allá. Dos citas principales en el calendario: la oración de la tarde en la Porciúncula con la presencia de varios líderes religiosos y la ceremonia de la mañana titulada "Espíritu de Asís", que la Diócesis organizó en el centro histórico en colaboración con las autoridades civiles con espíritu de acogida y de paz.

Raoul Wallenberg

Cientos de judíos salvados

En principio está el nuevo estatus de Asís, que hoy es declarada "Casa de Vida" por haber salvado a cientos de judíos durante los años oscuros de la Segunda Guerra Mundial. Se develó una placa en honor a este reconocimiento que otorga la Fundación Internacional Raul Wallenberg, la ONG nacida en memoria del diplomático sueco del mismo nombre que salvó miles de vidas de la persecución nazi en Hungría y que tiene la misión de destacar a los muchos héroes silenciosos activos durante esos oscuros años.

El proyecto “Casa de Vida” aborda la necesidad de no olvidar. Se asemeja a la iniciativa de las "piedras de tropiezo”, que indican las casas en las que se produjeron las deportaciones, aunque tiene un carácter diferente. “Lleva siete años - explica Silvia Costantini, vicepresidenta de la Fundación - y consiste en colocar una placa en aquellos lugares del mundo que han dado refugio a las personas en fuga”. Sin embargo, por primera vez nos encontramos ante todo un pueblo comprometido en esta red clandestina de protección - añade Marina Rosati, responsable del Museo de la Memoria de Asís - había establecido su cuartel general en el obispado”.

 “Lo realmente interesante - explica Costantini - es que no hubo ni un solo caso de delatores. Por lo tanto, todos los habitantes de Asís en ese momento se unieron para garantizar la protección a los perseguidos”. Y no es casualidad que se haya elegido la fecha del 27 de octubre de 2021 para volver a centrar la atención en esta historia.

"Otra etapa en el camino trazado por Juan Pablo II en 1986 que -continúa Rosati- también estamos llevando a cabo con una oración que tiene lugar el día 27 de cada mes y que de vez en cuando se dedica a una situación de guerra o extrema dificultades económicas y sociales ".

Niña soldado

La intención de octubre de 2021 es por la suerte y la vida de los niños soldados, según la voluntad del obispo Monseñor Domenico Sorrentino, comprometido en todas las actividades: desde la puesta en marcha del Museo de la Memoria, ubicado justo en las instalaciones de la curia, hasta las conmemoraciones de hoy.

La luz del bien en la oscuridad.

“Una ceremonia - afirma Rosati - que se inserta plenamente en el espíritu de gran acogida y paz que emana esta ciudad”. A partir de ahora, en la calle de Borgo San Pietro, una placa lo recordará a todos los peregrinos que pasen, confiando en que son sobre todo los jóvenes quienes le prestan atención. “Lo que queremos recordar - concluye Silvia Costantini - es que toda persona, incluso en el momento más oscuro y difícil de su historia, puede optar por hacer el bien. Un mensaje de solidaridad, hermandad y, sobre todo, de esperanza, valores que nos unen a la oración interreligiosa por la paz deseada por Juan Pablo II”.

Primero, Religión Digital

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