La Iglesia africana aboga por situar lo sagrado en el centro de la creación COP26: por un retorno a lo sagrado
"La idea del bosque como algo sagrado remite a la idea del bosque como santuario, es decir, un lugar inviolable, que debe ser tratado con deferencia, veneración y amor", sostiene el misionero marfileño Donald Zagore
Estos días el Primer Ministro del Reino Unido, Boris Johnson, que preside la Conferencia hasta el 12 de noviembre de 2021, no ha dudado en calificar los bosques como catedrales de la naturaleza
| Fides
Hay un refrán africano que dice: “Sobre la vieja estera es donde nos sentamos a tejer la nueva” que quiere decir que en el centro de nuestras historias, nuestras culturas africanas encuentran a veces respuestas adecuadas a los grandes problemas a los que nos enfrentamos. A partir de esta reflexión, el misionero marfileño Padre Donald Zagore, sacerdote de la Sociedad para las Misiones Africanas (SMA), ha comentado con la Agencia Fides los últimos acontecimientos de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático 2021 que se está celebrando en Glasgow (Cop 26).
«Una de las riquezas, por ejemplo, de la cultura africana es su educación para preservar la selva cubriéndola de sacralidad. La historia de los bosques sagrados no era sólo un mito, sino un verdadero arte cultural con fines educativos y morales para su protección - explica el misionero desde Abiyán -. La idea del bosque como algo sagrado remite a la idea del bosque como santuario, es decir, un lugar inviolable, que debe ser tratado con deferencia, veneración y amor»
«Un valor que también comparte con la cultura europea a través de su arte filosófico. Autores como Spinoza, con su panteísmo, veían en el orden de la naturaleza una presencia efectiva de Dios. Chateaubriand definió el bosque como los primeros templos de la Divinidad. Estos días el Primer Ministro del Reino Unido, Boris Johnson, que preside la Conferencia hasta el 12 de noviembre de 2021, no ha dudado en calificar los bosques como catedrales de la naturaleza».
P. Zagore sostiene que en un momento en el que más de un centenar de países se han comprometido a luchar contra el calentamiento global con el objetivo de frenar la deforestación de aquí a 2030, «es necesario no endiosar el bosque, sino hacer nacer en el corazón de los hombres y mujeres ese deseo de lo sagrado respecto a la naturaleza en general y al bosque en particular, moderando su explotación material en beneficio de los intereses económicos. Situar lo sagrado en el centro de la creación permitiría al hombre recordar su verdadero papel en la creación: el de administrador y no el de dueño y señor de la naturaleza».
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