El arzobispo de Kinsasa alerta de una crisis humanitaria "sin precedentes" Cardenal Ambongo, sobre la violencia en RD del Congo: "La nación está en peligro"
El llamamiento a los fieles fue a rezar por las víctimas, los heridos, los afectados por el conflicto y «por el retorno de la paz», implorando «al Señor que toque los corazones de todos los implicados, para que todos se conviertan en artífices de una paz verdadera y duradera» en la nación y en la región de los Grandes Lagos
El purpurado pidió un mayor esfuerzo a la comunidad internacional para que «tenga el valor de ir más allá de las meras declaraciones y utilice toda su influencia» para poner fin a la violencia
| Giada Aquilino
(Vatican News).- Son horas de tensa espera en el este de la República Democrática del Congo, sacudido por los violentos enfrentamientos entre los rebeldes del M23, apoyados por Ruanda, y las fuerzas congoleñas. Un «alto el fuego inmediato e incondicional», que debe aplicarse en un plazo de cinco días, fue exigido el sábado por los líderes de África austral y oriental que, temiendo una conflagración regional, organizaron una cumbre conjunta en Tanzania, en la que participaron el presidente congoleño, Félix Tshishekedi -conectado por videoconferencia-, y el presidente ruandés, Paul Kagame.
El resultado de la cumbre, acogido con satisfacción por la Unión Europea, reafirmó al mismo tiempo el compromiso de apoyar al país africano en su «búsqueda de la preservación de su independencia, soberanía e integridad territorial», sin olvidar una tierra ya devastada desde hace treinta años por los combates recurrentes en las provincias de Kivu del Norte y Kivu del Sur.
Cardinal Fridolin Ambongo, Archbishop of Kinshasa, calls for the immediate start of peace talks in the Democratic Republic of Congo, following a joint emergency summit of the Eastern and Southern African blocs.https://t.co/wGAuIo2gp6
— Vatican News (@VaticanNews) February 11, 2025
Precisamente a este sufrimiento prolongado de las poblaciones locales se refirió ayer el cardenal Fridolin Ambongo Besungu, arzobispo de Kinsasa, en la misa por la paz y en memoria de las víctimas de los territorios de Kivu, celebrada en la capital congoleña: «La nación está en peligro», advirtió inmediatamente.
Muertos y desplazados: se necesita una paz verdadera y duradera
La ciudad de Goma, capital de Kivu del Norte, fue conquistada por el M23 y las tropas de Kigali a principios de febrero tras unos combates que, según la ONU, han dejado al menos 2.900 muertos, y más de 658.000 desplazados en los últimos tres meses -más de 282.000 de ellos niños, informa Unicef-, mientras el conflicto se extiende a Kivu del Sur.
Según fuentes locales y de seguridad, el sábado se registraron enfrentamientos a unos sesenta kilómetros de la capital, Bukavu, cuyos habitantes ya han empezado a abandonar la ciudad, mientras que el sábado la línea del frente estaba más tranquila.
En su homilía, el cardenal Ambongo Besungu habló de una crisis humanitaria y de seguridad «sin precedentes», expresando su dolor e «indignación» por el «horrible espectáculo macabro» que se estaba presenciando.
El llamamiento a los fieles fue a rezar por las víctimas, los heridos, los afectados por el conflicto y «por el retorno de la paz», implorando «al Señor que toque los corazones de todos los implicados, para que todos se conviertan en artífices de una paz verdadera y duradera» en la nación y en la región de los Grandes Lagos.
Precisamente la exhortación a que «todos acepten la llamada de Dios» a la paz fue subrayada repetidamente por el cardenal, que instó a «profundizar» en los motivos y los males que «nos dividen y nos enfrentan».
El valor de ir más allá
Refiriéndose al fracaso de las anteriores iniciativas de reconciliación, el arzobispo de Kinsasa no ocultó la complejidad de las causas de estos conflictos: «reivindicaciones identitarias», «apetitos económicos», «ambiciones expansionistas de algunos de nuestros vecinos» que, añadió, «apoyados por multinacionales, subcontratan complicidades internas y todo ello bajo la mirada impotente de la comunidad internacional».
Desde hace años, señaló, «venimos denunciando» esta realidad, recordando que la República Democrática del Congo «seguirá siendo una e indivisible». De ahí la exhortación a «abandonar todo interés egoísta para construir la paz», saliendo de la desesperación y la miseria. El cardenal también instó a las Iglesias católica y protestante a «aceptar» el llamamiento a las partes beligerantes para que abandonen las armas y busquen «soluciones a sus reivindicaciones a través del diálogo».
La esperanza, en el marco del «pacto social por la paz y la buena convivencia» propuesto, era que las partes aceptaran «sentarse a la misma mesa» y seguir «el camino de la cooperación transfronteriza con todos los países vecinos en beneficio de todos, sin perjudicar a nadie». Por ello, pidió un mayor esfuerzo a la comunidad internacional para que «tenga el valor de ir más allá de las meras declaraciones y utilice toda su influencia» para poner fin a la violencia. La paz, por tanto, debe verse como ese «ideal común» que pretende reconstruir la unidad y la cohesión, porque «si queremos salvar el Congo» no podemos perder «más tiempo».
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