Unión de diócesis y cambios de obispos para afrontar "los nuevos desafíos" Francisco acomete la mayor transformación de la Iglesia en Irlanda desde el siglo XII

Creciente secularización en la católica Irlanda, todavía sacudida por los graves efectos de los escándalos de abusos; envejecimiento del clero; falta de relevo vocacional… Nada nuevo. Todos ellos síntomas compartidos en el Viejo Continente europeo que abocan al cierre de iglesias o a un cambio en las estructuras para afrontar el corto y medio plazo. Y con esa finalidad, el papa Francisco está dando pasos en la reestructuración de la Iglesia irlandesa para ayudarla a afrontar “nuevos desafíos”, como informa The Tablet.

En este sentido, Roma ha dado luz verde a la unión de diócesis y a cambios episcopales en la provincia eclesiástica de Tuam, en el oeste del país, en una medida que es considerada como la reconfiguración de mayor alcance desde el siglo XII, cuando se trazaron los anteriores límites diocesanos, “cuando los obispos se movían a pie o a caballo”, como señaló en declaraciones a The Tablet el obispo de Elphin, Kevin Doran.

 “Dicen que 'en la unión está la fuerza'. Así, con recursos mancomunados y esfuerzos combinados, y confiando firmemente en la gracia de Dios, podemos mirar al futuro con esperanza y confianza”, afirmó el nuncio apostólico, Luis Mariano Montemayor, refiriéndose a la unión de las diócesis de Tuam y Killala y Elphin y Achonry, fruto de consultas realizadas por él mismo con grupos de personas de las diócesis afectadas.

Esta reorganización diocesana se une a la que ya está en marcha en la diócesis de Galway, Kilmacduagh y Kilfenora y la diócesis de Clonfert, y aunque se afronta con la esperanza de dar “un mayor impulso y vitalidad” a las sedes afectadas y al conjunto de la Iglesia irlandesa, el espíritu que subyace lo evidenció de alguna manera uno de los obispos que dejará de pastorear en una de las remodeladas para asumir como auxiliar en la archidiócesis de Dublín, la diócesis más grande del país, Paul Dempsey.

“El difunto Papa Benedicto nos recordó que la fe es un éxodo, nos llama a salir de nosotros mismos. Al empezar, soy consciente de los enormes desafíos que tenemos por delante. Culturalmente nuestra relación con la fe ha cambiado y continúa cambiando de muchas maneras. Seguimos lidiando con la gran pregunta de cómo compartir el mensaje vivificante del Evangelio de Jesucristo en la realidad actual. Es una misión desalentadora”, reconoció el Dempsey.