El auxiliar de la región explica que "la clave está en la reconciliación" Joseph Ha: "La Iglesia de Hong Kong está cerca de los jóvenes manifestantes"
"A tres meses de aquella primera y gran convocatoria, la situación actual, a mediados de septiembre, es que la voz de la gente es fuerte y clara"
"Hay que afrontar el conflicto existente entre los manifestantes y la policía, así como la insatisfacción por la labor desarrollada por el gobierno"
| Bernardo Cervellera, AsiaNews
La Iglesia de Hong Kong está cerca de los jóvenes en este “difícil” momento y la tarea más urgente es la “reconciliación” en la sociedad, afrontando “el conflicto entre los manifestantes y la policía, y la insatisfacción por la tarea desarrollada por el gobierno”.
Es lo que afirma Mons. Joseph Ha Chi-shing, obispo auxiliar de Hong Kong, en una entrevista con AsiaNews.
El obispo, franciscano, ha sido una de las personalidades que ha permanecido más cerca de los jóvenes del movimiento anti-extradición, celebrando misas, participando en las vigilias y momentos solidarios, pidiendo un cese del fuego.
En sus inicios, unido por el pedido de cancelar la ley de extradición a China, el movimiento devino el cauce para el reclamo de una plena democracia y justicia en la sociedad. Muchos jóvenes sufren por la desocupación y por el alto costo de vida y de la vivienda, que los priva de un futuro.
Luego de las primeras manifestaciones, pacíficas, surgieron grupos juveniles marginales violentos, que fueron reprimidos por la policía con brutalidad, al punto de ser acusada de uso excesivo de la fuerza, reclamando una investigación independiente sobre su accionar.
En aquél momento el Card. Tong y algunos líderes cristianos suscribieron este reclamo. De todos modos, Mons. Ha ha querido resaltar que en la entrevista él expresa su punto de vista personal y no el parecer oficial de la diócesis de Hong Kong.
Su Excelencia, son tiempos difíciles para Hong Kong...
Sí, realmente es un período difícil. Rueguen por nosotros. Como usted sabe, la ley de extradición no solo ha sido el detonante, lo que dio inicio al movimiento. [Al principio] hubo dos grandes manifestaciones: la del 9 de junio, con un millón de personas; y la del 16 de junio, con 2 millones de personas en las calles. Si la propuesta de ley hubiera sido retirada en ese momento, la situación de ahora sería mucho menos tensa. Es realmente lamentable que las autoridades implicadas no hayan respondido al reclamo de la población.
Usted siempre ha estado cerca de los jóvenes, que conforman el grueso de los manifestantes. ¿Cómo se puede lograr que dialoguen con el gobierno?
A tres meses de aquella primera y gran convocatoria, la situación actual, a mediados de septiembre, es que la voz de la gente es fuerte y clara. Sin embargo, el diálogo no es la cuestión crucial por cambiar. La clave está en la reconciliación. Hay que afrontar el conflicto existente entre los manifestantes y la policía, así como la insatisfacción por la labor desarrollada por el gobierno. Es evidente que tenemos que hacer todo lo que esté a nuestro alcance para aliviar las heridas en el alma y en el cuerpo de nuestras jóvenes generaciones. Pero no me pregunte cómo se hace. Realmente no sabría qué hacer, de no mediar la intervención del Espíritu Santo.
La Iglesia se ha mostrado cerca de los jóvenes y de su situación…
Nuestra fuerza y nuestras capacidades son muy limitadas. Solo podemos dar lo mejor de nuestra parte aprovechando todos los talentos que Dios nos ha dado para estar cerca de los jóvenes. Contamos con el poder de la conciencia, un regalo de Dios, que Él nos garantiza a todos. Con la guía del Card. Tong [el actual administrador apostólico de la diócesis – ndr], la diócesis se vale de todos los recursos de nuestras parroquias, de Cáritas Hong Kong, para servir a nuestra comunidad. En este momento, lo más esencial es brindar un apoyo psicológico y moral, y una orientación pastoral, a los jóvenes y a nuestros feligreses. Trabajamos duramente en estas áreas. Y una vez más, les pido: rueguen por nosotros.