Algunas voces han señalado que el Sínodo de la Sinodalidad que lleva a cabo la Iglesia Católica desde hace tres años, constituye una herejía, pues busca incorporar una serie de herejías (negaciones de la verdad) para evitar poner en riesgo la unidad de la Iglesia; es decir, para evitar un cisma. ¿Esto es cierto? Reflexionemos sobre los argumentos de los detractores del sínodo.
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Recordemos que la herejía es la negación insistente de una verdad que ha de creerse con fe divina y católica. El canon 750 § 1 define qué se debe creer con fe divina y católica todo aquello que se contiene en la palabra de Dios escrita o transmitida por tradición; es decir, en el único depósito de la fe encomendado a la Iglesia, y que además es propuesto como revelado por Dios, ya sea por el magisterio solemne de la Iglesia, ya por su magisterio ordinario y universal, que se manifiesta en la común adhesión de los fieles bajo la guía del sagrado magisterio; por tanto, todos están obligados a evitar cualquier doctrina contraria.
Mentiras y verdades sobre el Sínodo de la Sinodalidad
Mentira: El Sínodo de la Sinodalidad busca debilitar la Iglesia fundada por Jesucristo para destruirla.
Verdad: Antes que nada, reflexionemos sobre lo que significa la experiencia sinodal. Desde tiempos de los Apóstoles, la Iglesia ha caminado tras las huellas de Jesús, guiados por el Espíritu Santo, para comprender cómo cumplir su misión en cada momento de la historia. Gracias a ello, los primeros cristianos abrieron su misión a los paganos, por ejemplo.
Muchos siglos después, el Concilio Vaticano II reunió a más de 2,500 obispos durante 4 años para reflexionar cómo renovar la Iglesia para que continuara siendo fiel. Al final le pidieron al Papa san Pablo VI que convocara a reuniones sinodales cada cierto período de tiempo; estos Sínodos han sucedido, desde entonces, cada 2 o 3 años (se han realizado 19 hasta ahora), y a través de ellos los Papas han podido renovar el Magisterio, escuchando la voz del Espíritu Santo, que se manifiesta en el discernimiento que un grupo de obispos hace. San Pablo VI dio origen a los sínodos, con tres objetivos específicos:
1.-Fomentar la colaboración íntima entre el Papa y los obispos.
2.-Procurar que se tenga conocimiento directo y verdadero de las cuestiones y circunstancias actuales que atañen a la vida de la Iglesia y a su acción propia en el mundo actual.
3.-Facilitar la concordia de opiniones en los puntos fundamentales de la doctrina y en cuanto al modo de proceder.
@desdelafe ¿Qué significa “sinodalidad”? No es solo una palabra del Papa Francisco, es la forma en que la Iglesia camina junta. Todos tenemos una voz, desde obispos hasta laicos. ¿Te imaginas un equipo donde cada jugador cuenta? ¡Así es la sinodalidad! ¿Qué es la sinodalidad en la Iglesia? Sinodalidad es cuando obispos, sacerdotes, y fieles laicos se escuchan para encontrar juntos el camino que Dios quiere para su Iglesia. 💒✨ Todos tenemos una voz, ya seas joven, adulto o religioso. Así como un equipo tiene jugadores diferentes, en la Iglesia también todos somos parte importante de este cuerpo que trabaja en unidad, guiados por el Espíritu Santo. 🙏 ¿Estás listo para vivir la sinodalidad y ser parte de este gran cambio? #aprendeentiktok#catequesis#IA#viraltiktok#sabiasque♬ sonido original - Desde la Fe
Mentira: El Sínodo de la Sinodalidad otorga un papel muy importante a los laicos para darle a la Iglesia una constitución y doctrinas acordes al mundo actual.
Verdad: El Papa es sucesor de Pedro, y por ello tiene la potestad suprema en la Iglesia y la misión de guiar a la Iglesia en comunión y fidelidad a Cristo; sin embargo, para ejercer su autoridad, el Papa ha de escuchar a Dios que no sólo le habla a él, pues el Espíritu Santo se derrama sobre la Iglesia entera.
Así lo dice el Concilio Vaticano II: “cuando desde los obispos hasta el último de los laicos cristianos muestran estar de acuerdo en cuestiones de fe y moral, se manifiesta el sentido de la fe. El Espíritu de la verdad suscita y sostiene ese sentido de la fe; con él, el Pueblo de Dios, bajo la dirección del magisterio, al que obedece con fidelidad, recibe, no ya una palabra humana, sino la palabra de Dios” (Lumen Gentium 12).
Por lo tanto, las consultas a los fieles no son para cambiar la doctrina, sino la forma en que se cumple la misión de Cristo hoy. Por ello, a lo largo de los siglos, la Iglesia ha ido actualizando su lenguaje, la manera de dar testimonio de Cristo y la forma de proponerlo al mundo. Esto no es mundanizar la Iglesia, sino ser fieles a la misión para que el Evangelio se experimente siempre vivo. En este sentido, es sano e importante que los obispos consulten no sólo a sus sacerdotes, sino al pueblo entero que se les ha confiado antes de tomar decisiones importantes.
Mentira. El Sínodo de la Sinodalidad busca establecer un órgano regulador del gobierno permanente de la Iglesia, en contra de la estructura constitutiva deseada por Jesucristo. Es un atentado contra la jerarquía eclesial y la autoridad que Jesucristo le dio al Papa.
Verdad: El sínodo no lo inventó el papa Francisco, es una creación del Papa Pablo VI a petición de los obispos en el Concilio Vaticano II. Los objetivos del Sínodo es ofrecer al Papa una reflexión cercana a la realidad y también abierta al Espíritu Santo para que él pueda hacer el discernimiento de las cuestiones que conciernen a la Iglesia y, con su autoridad, guiarnos a todos.
Por lo tanto, el Sínodo no es un nuevo órgano de gobierno; de hecho, no es un órgano de gobierno, es un órgano de consulta, de discernimiento, de apertura de la Iglesia el Espíritu Santo.
El papa Francisco, cuando se cumplieron los 50 años de la institución del Sínodo, en su homilía lo dejó claro: es una nueva manera de ejercer el ministerio jerárquico. Con ello, estaba diciendo que el ministerio jerárquico sigue vigente en la Iglesia, porque fue instituto por Cristo.
Lo que está haciendo el Papa abrirse a la escucha del Espíritu Santo, que se manifiesta en todos los miembros de la Iglesia.
Mentira. El Sínodo de la Sinodalidad procura la construcción de una nueva Iglesia, alineada a un nuevo orden mundial, no a las bases eclesiales de Cristo, su fundador y cabeza.
Verdad: El Sínodo, en ninguno de los documento oficiales de los que ha compartido, habla de alinear la Iglesia a un nuevo orden mundial. Quienes afirman esto, están inventando o poniendo intenciones en la organización del Sínodo que jamás han sido mencionadas.
El Sínodo no busca acoplar la Iglesia a ningún orden mundial; más bien, pretende mejorar la fidelidad de la Iglesia a las exigencias del Evangelio en el mundo de hoy.
Es conocido que, para algunos, la única respuesta para ser fieles es “no cambiar nada”; sin embargo ni Jesús ni 2000 años de Iglesia nos dicen eso; al revés, los 2000 años de tradición en la Iglesia nos enseñan que ésta, para guardar la fidelidad a la eterna verdad de Jesucristo, ha acoplado sus formas para que el anuncio de Cristo siga siendo un signo eficaz del amor de Dios; por ejemplo, cambiar las reuniones semanales del sábado en las sinagogas al domingo en las casa; o cambiar del griego al latín 350 años después de Cristo, o pasar del Credo de los apóstoles al Credo noveno-constantinopolitano en el siglo IV.
Estos ejemplos nos dejan muy claro que si la Iglesia, guiada por el Papa, modifica las formas es para que la verdad eterna sea mejor comprendida, y así ser fieles a su misión.
Dios se hizo hombre, no por negar su divinidad, sino para elevar el hombre a Dios. Así, la Iglesia dialoga con el mundo, para elevarlo a Dios y no para acoplarse a Él.
Mentira: El Sínodo de la Sinodalidad somete a opinión y debate verdades de fe, asumiendo la Iglesia como una suerte de democracia gubernamental.
Verdad: Si bien en el Sínodo de la Sinodalidad se llega a ciertas conclusiones a través de las opiniones de los participantes, al final el Papa toma esas conclusiones, hace un último discernimiento y él decide qué y cómo transmitir el tema reflexionado. Por lo tanto, no es una democracia, es una participación comunitaria para vivir la escucha, discernimiento y conversión como Iglesia, y bajo la guía del Papa y los obispos, hemos de escuchar lo que el Espíritu Santo quiere decirnos hoy para renovar nuestra fidelidad a la misión.
Una Iglesia sinodal es una experiencia que parte del fundamento que el Espíritu Santo se derrama sobre todo el Pueblo de Dios, pero eso no borra la responsabilidad del Papa y los obispos de mantener en fidelidad a la Iglesia. Así como la Iglesia ora y discierne las mociones del Espíritu Santo, también obedece la voz de sus pastores.
Mentira. El Sínodo de la Sinodalidad pretende el relajamiento de la práctica moral católica con relación a temas como la homosexualidad, el matrimonio de homosexuales y la ordenación de mujeres.
Verdad: Mucho se ha dicho que en el Sínodo de la Sinodalidad se votará sobre la aceptación de la homosexualidad, de los matrimonios homosexuales, de la ordenación de mujeres, y otras cuestiones de moral; sin embargo, ninguno de estos temas se encuentra en la agenda para la reflexión de los participantes. Existe este DOCUMENTO, que se les otorgó previamente a todos los que acudieron, es un documento público en el que están puestas todas las preguntas en torno a las cuales se está discerniendo (). Vale la penda leerlo para estar bien informados. En ese documento, llamado Instrumentum laboris, podemos ver las tres preguntas que busca responder el Sínodo de la Sinodalidad:
1.-¿Cómo podemos ser más plenamente signo e instrumento de la unión de Dios con todo el género humano?
2.-¿Cómo podemos compartir los dones y tareas de una mejor manera al servicio del Evangelio?
3.-¿Qué procesos, qué estructuras y qué instituciones son necesarias ajustar o renovar para que una Iglesia pueda ser sinodal y misionera?
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