Fares contextualiza su reflexión en la realidad latinoamericana, duramente golpeada en este año que termina por el Covid-19, que daña la salud de millones de personas, pero que también afecta las relaciones en la familia, las relaciones de trabajo, la educación de niños y jóvenes, la vida de los ancianos, muchos de ellos obligados a vivir en soledad. Ante estos hechos, nos pide recordar que el Espíritu Santo ha infundido en nosotros, por nuestro bautismo, la virtud de la esperanza.
Reaccionar en esperanza
Para el sacerdote Diego Fares, reaccionar en esperanza “quiere decir despertar de la ilusión” de que la tecnología no salvará. Por eso insiste en que reaccionar en esperanza se traduce en acciones concretas como “reaccionar poniendo la fuerza en el cuidado del planeta”, de las familias, de los niños, en cuidar a los más necesitados.
Dios no nos suelta de su mano
Finalmente, el padre Fares nos invita a poner los pies en la tierra y afirma: “sea que las cosas mejoren, sea que las cosas empeoren, Dios no nos suelta de su mano. Por eso, en este Adviento, nos invita a esperar al niño Jesús y así como Dios espera a su pueblo, nosotros esperemos a nuestro Dios.