Javerianos: millones de pobres están en riesgo Bangladés: pandemia fuera de control
En el país asiático, la pobreza y la densidad de población hacen difícil contener el contagio, mientras que los continuos "cierres" provocan millones de desempleados y nuevos pobres
Para el Padre Storgato, un misionero javeriano, es un milagro que "solo" haya 1600 muertes por virus. Compartimos una síntesis de la entrevista de nuestro colega Fabio Colagrande
| Fabio Colagrande
Después de 24 años en Italia, como director de la revista mensual "Misioneros Javerianos", regresó al país asiático y desde 2017 vive en el albergue javeriano de Khulna. En entrevista para Radio Vaticano Italia, confirma la gravedad de la situación:
«La confirmación más fiable proviene del Consejo Nacional de "Expertos", creado por el gobierno. Son ellos los que afirman y advierten que Bangladés corre un alto riesgo si no se adoptan urgentemente medidas adecuadas y severas para frenar el contagio. Tenemos más de 126.000 infectados, y hay más de 1.600 muertos, pero hay que tener en cuenta que solo hay poco más de medio millón de personas analizadas con el test. Estos son los llamados números "oficiales", actualizados cada día por los portavoces del gobierno. Los expertos creen, sin embargo, que los casos activos son mucho más numerosos, según las noticias procedentes de la gran zona rural del país, donde no hay forma de verificarlos con pruebas adecuadas», explica el misionero.
Bangladés figura en la lista de países menos adelantados de las Naciones Unidas, con 50 millones de pobres, el 32% de la población. ¿Por qué medios se están defendiendo del virus?
Los pobres han aumentado inconmensurablemente con la imposición de las diversas "cuarentenas de aislamiento" extendidas varias veces. Han perdido sus empleos todos aquellos que se ganaban la vida con los pequeños servicios populares: restaurantes de té y galletas, zapaterías y tiendas de lustrado de zapatos, vendedores de verduras y frutas, conductores de taxis de pedal o motorizados, mecánicos y trabajadores artesanos.
A ellos se sumaron todos los que estaban desempleados debido al cierre de grandes fábricas textiles y farmacéuticas y los que perdieron sus empleos en los países árabes, asiáticos y occidentales. Hay millones de personas que se suman a esos 50 millones de pobres que ya están en la lista de la ONU. Millones de familias desesperadas, desnutridas y endeudadas. El Consejo Nacional de Expertos ha identificado hasta 45 "zonas rojas" en Dakka y sus alrededores, la zona más afectada por el virus, y ha declarado que la flexibilización de la prohibición de viajar con motivo de la gran fiesta musulmana del Eid, al final del Ramadán el 25 de mayo pasado, fue un error que reforzó el contagio.
¿Qué papel juega la pequeña minoría católica en este contexto?
Los católicos viven la misma situación que el resto de la población: los pocos que tienen dinero están bien. Los pobres viven entre los pobres, pero son más ignorados que los demás porque son una minoría o porque se piensa que ya hay misioneros para ayudarlos. Se enferman e intentan curarse a sí mismos como pueden, como todos los demás. Nuestro Cardenal Patrick D'Rozario también está hospitalizado porque contrajo la fiebre del dengue mientras que el Arzobispo de Chittagong, Monseñor Moses M. Costa, está en cuidados intensivos desde el pasado 13 de junio tras haber sido infectado por el coronavirus.
Hace unos días, durante el retiro espiritual del clero, le pregunté a un amigo sacerdote cómo pasaba el día: "En la habitación, aislado". ¿Y cómo está tu gente? "¡No sé nada de ellos! Nosotros los sacerdotes también estamos en confinamiento solitario". Esa fue su respuesta.
Una pregunta me da vueltas: ¿qué haría el "Buen Pastor" si viera a su "rebaño" desorientado y preocupado, que no sabe cómo sobrevivir a esta larga crisis viral?