| RD/Agencias
El arzobispo portaba un casco, aún se veían escombros de madera quemada y sólo se permitió el ingreso de unas 30 personas el sábado en la primera misa en la catedral de Notre Dame desde el devastador incendio que destruyó su techo y su magistral aguja.
Exactamente dos meses después de que el 15 de abril el fuego se apoderara de la histórica iglesia gótica en la capital francesa, la misa fue presidida por el arzobispo parisino Michel Aupetit en una capilla detrás del coro, un sitio que los expertos determinaron es seguro.
El ministro de Cultura Franck Riester dijo esta semana que la catedral sigue estando “frágil”, en especial su techo abovedado, que aún corre el riesgo de desplomarse.
Por razones de seguridad, sólo unas 30 personas -principalmente sacerdotes, canónigos y empleados eclesiásticos- fueron admitidas dentro del edificio para la misa, en la que Aupetit y otros portaban cascos para la construcción. Algunos de los trabajadores que reconstruyen el templo también fueron invitados.
Otros feligreses pudieron ver la ceremonia en vivo en un canal de televisión católico.
Con la misa anual de Dedicación se conmemoró la consagración de la catedral como sitio de culto.
“Esta catedral es un sitio de culto, es su propósito muy propio y único”, afirmó Aupetit.
Un sacerdote francés dijo que la ceremonia fue “una verdadera felicidad, llena de esperanza”.
“Reconstruiremos esta catedral. Desde luego que se llevará tiempo -mucho dinero, mucho tiempo, mucho trabajo- pero lo lograremos”, le dijo el padre Pierre Vivares a The Associated Press afuera del templo. “Hoy es una pequeña pero verdadera victoria frente al desastre que tuvimos”.
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