Una de las denunciantes: “No descansaré hasta que la historia se aclare por completo” ¿Pudo abusar Rupnik de hasta nueve religiosas?
La mujer, antigua religiosa de Loyola, y que solicitó la exclaustración hace años, asegura conocer al menos a tres de las nueve presuntas víctimas de Rupnik. Aunque prefiere mantener el anonimato, es una de las autoras de las cartas enviadas en 2021 al Papa Francisco, y que motivaron la apertura del caso
“La comunidad en sus inicios también estuvo marcada por abusos de conciencia, pero también emocionales y supuestamente sexuales por parte del P. Marko Rupnik
Tras la investigación, y pese a declarar prescritos los posibles delitos, el jesuita tiene algunas facultades restringidas, como la de confesar o participar en eventos públicos. Pese a ello, participará en una tanda de ejercicios en el santuario de Loreto el próximo mes de febrero
Tras la investigación, y pese a declarar prescritos los posibles delitos, el jesuita tiene algunas facultades restringidas, como la de confesar o participar en eventos públicos. Pese a ello, participará en una tanda de ejercicios en el santuario de Loreto el próximo mes de febrero
Continúan las incógnitas en torno al ‘caso Rupnik’, el famoso jesuita autor, entre otras obras, de las capillas de la sede de la Conferencia Episcopal, el santuario de Fátima o el Palacio Apostólico en el mismo Vaticano. Una serie de denuncias, que han sido investigadas por Doctrina de la Fe, que las declaró “prescritas” el pasado año, y que podrían señalar que Rupnik, abusó de hasta nueve religiosas durante su época como capellán de la comunidad Loyola en Ljubljana, que fundó en los noventa junto a la hermana Ivanka Hosta.
Al menos, una de ellas habría llegado a intentar suicidarse. Al tratarse de mayores de edad, se corrió un tupido velo sobre los abusos, que solo volvieron a salir a la luz en 2020, cuando antiguas integrantes de la comunidad recurrieron a la Santa Sede para denunciar los supuestos desmanes de Rupnik. Tras la investigación, y pese a declarar prescritos los posibles delitos, el jesuita tiene algunas facultades restringidas, como la de confesar o participar en eventos públicos. Pese a ello, participará en una tanda de ejercicios en el santuario de Loreto el próximo mes de febrero.
El "tsunami Rupnik" divide a los jesuitas: El exprovincial de la Provincia Euromediterránea de la Compañía de Jesús afirma que este caso“es un tsunami de injusticia, falta de transparencia, gestión cuestionable, actividad disfuncional, trabajo… https://t.co/0g7F5hbsCspic.twitter.com/f8nIssKx8R
— Religión Digital (@ReligionDigit) December 7, 2022
Rupnik, presencia constante
Ahora, una de las denunciantes, en declaraciones a ACI, asegura que “no descansaré hasta que la historia se aclare por completo”. El relato sigue siendo confuso, pues nadie termina de contar qué pasó realmente. La mujer, antigua religiosa de Loyola, y que solicitó la exclaustración hace años, asegura conocer al menos a tres de las nueve presuntas víctimas de Rupnik. Aunque prefiere mantener el anonimato, es una de las autoras de las cartas enviadas en 2021 al Papa Francisco, y que motivaron la apertura del caso.
“Rupnik era una presencia permanente en la Comunidad de Loyola”, apunta la ex religiosa, quien confies que “en aquellos años no era consciente de que estaba ocurriendo lo que está surgiendo hoy”.
La denunciante fue recibida por el Dicasterio para los Institutos de Vida Consagrada y las Sociedades de Vida Apostólica, encargada de los abusos en congregaciones religiosas.
En su denuncia, la mujer explicaba al Papa el “contexto de tensión constante, de enfrentamiento entre hermanas, de progresiva despersonalización hasta el punto de no reconocer sentido alguno a la vida comunitaria”, que se vivía en la Comunidad Loyola.
Chicas frágiles, dependientes y sumisas
“La comunidad en sus inicios también estuvo marcada por abusos de conciencia, pero también emocionales y supuestamente sexuales por parte del P. Marko Rupnik”, relata la mujer, quien añade que la responsabilidad de Rupnik “nunca fue del todo aclarada, al contrario, fue prácticamente encubierta y no denunciada por los directamente implicados, pero tampoco por la hermana Ivanka, que tenía conocimiento”.
Las víctimas eran “chicas frágiles por su cultura y por sus historias personales, muy complejas y dolorosas, que pueden quedar atrapadas más fácilmente en relaciones de dependencia y sumisión absoluta”, relata la denunciante, quien incidió en que “varios miembros de la Comunidad de Loyola han oscurecido el sentido profético de la vida religiosa, haciendo de la comunidad un lugar de ausencia de comunión, de verdad, de vida, de creatividad y de esterilidad".
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