"Luego descubrimos que la gente se había infiltrado en la comunidad parroquial de la catedral de Kiev y formaron un grupo de asalto listo para atacar", apunta el prelado, quien añade que los terroristas "tenían nombres, apellidos, direcciones".
Incluso la catedral de Kiev llegó a ser "marcada" para ser atacada con misiles. "Pero hoy les hablo desde Kiev y es un milagro", añadió Shevchuk, quien alabó "la fuerza del pueblo ucraniano", que calificó de "milagro".
Pese a todo, la situación es dramática. Jarkov ha sido arrasada. "Todos los monumentos y edificios históricos han sido destruidos. Chernihiv también fue arrasado y los que quedaron sin luz ni calefacción y la destrucción del puente impide tanto la llegada de ayuda humanitaria como el inicio de corredores humanitarios", denunció.
Y, siempre, Mariupol, una ciudad "cubierta no solo de escombros, sino también de muertos". "Hoy no queda nadie a quien enterrar", lamenta el prelado.
Mientras tanto, en el Donbass, se está produciendo una deportación forzosa de personas. "Eso fue lo que sucedió durante la época de Stalin", finaliza Shevchuk.
Boletín gratuito de Religión Digital
QUIERO SUSCRIBIRME