"La gente tiene miedo, pero nuestra vida de fe sigue adelante" Tras el atentado, la comunidad católica filipina se reafirma en el camino del diálogo y la esperanza
El atentado con bomba que ayer, 3 de diciembre, mató a cuatro estudiantes católicos durante la celebración de la Eucaristía dominical en el gimnasio - utilizado como capilla católica - de la Mindanao State University, deja una secuela de miedo entre la población, especialmente en la comunidad católica
Sin embargo, como afirman los representantes de la Iglesia local, no tendrá el efecto de sofocar las voces y experiencias que llevan años trabajando por la coexistencia pacífica entre cristianos y musulmanes
Las víctimas son cuatro estudiantes católicos, animadores y voluntarios comunitarios de la capellanía universitaria, mientras que hay 54 heridos, siete de los cuales siguen hospitalizados en estado crítico
En esta trágica coyuntura, el Obispo ha destacado "la amplia y pronta solidaridad y cercanía recibidas de las comunidades musulmanas locales y la cercanía de Francisco: "Este atentado nos impulsa a no abandonar este compromiso, es más, a continuarlo con mayor convicción e intensidad"
Las víctimas son cuatro estudiantes católicos, animadores y voluntarios comunitarios de la capellanía universitaria, mientras que hay 54 heridos, siete de los cuales siguen hospitalizados en estado crítico
En esta trágica coyuntura, el Obispo ha destacado "la amplia y pronta solidaridad y cercanía recibidas de las comunidades musulmanas locales y la cercanía de Francisco: "Este atentado nos impulsa a no abandonar este compromiso, es más, a continuarlo con mayor convicción e intensidad"
(Agencia Fides).- El dolor y la conmoción de un atentado mortal no detendrán el camino del diálogo y la construcción de una convivencia pacífica en el sur de Filipinas. El atentado con bomba que ayer, 3 de diciembre, mató a cuatro estudiantes católicos durante la celebración de la Eucaristía dominical en el gimnasio - utilizado como capilla católica - de la Mindanao State University, deja una secuela de miedo entre la población, especialmente en la comunidad católica.
Sin embargo, como afirman los representantes de la Iglesia local, no tendrá el efecto de sofocar las voces y experiencias que llevan años trabajando por la coexistencia pacífica entre cristianos y musulmanes. La pequeña comunidad de los aproximadamente 40.000 católicos de la Prelatura territorial de Marawi, capital de la provincia de Lanao del Sur, en la isla de Mindanao, al sur de Filipinas -escenario del atentado-, está acostumbrada a ese "diálogo de vida" que caracteriza el día a día: vive y está inmersa, de hecho, en la "Región Autónoma del Mindanao Musulmán" (ARMM), una región con un estatuto especial que incluye cinco provincias predominantemente musulmanas de Filipinas y del Sur (Basilan, Lanao del Sur, Maguindanao, Sulu y Tawi-Tawi).
Aquí, los cristianos -que normalmente son mayoría en la nación filipina, católica en un 90%- se encuentran viviendo en minoría y, en ese estatus, no renuncian a ser semillas de paz y esperanza en la sociedad. La ARMM alberga a la mayoría de los aproximadamente 6 millones de musulmanes filipinos del sur del archipiélago, que llevan décadas reclamando formas de autonomía e independencia, incluso mediante la rebelión armada, a veces contaminada por grupos que han elegido el camino del terrorismo, como Abu Syyaf y otros.
"El atentado con bomba deja una secuela de miedo entre la población, especialmente en la comunidad católica. Sin embargo no tendrá el efecto de sofocar las voces y experiencias que llevan años trabajando por la coexistencia pacífica entre cristianos y musulmanes"
"El atentado ha creado desconcierto, emoción y un inmenso dolor en todos, cristianos y musulmanes", dice a la Agencia Fides Mons. Edwin Angot de la Peña, MSP, que dirige la Prelatura territorial de Marawi. "Nos han golpeado en el corazón, es decir durante la Eucaristía, el momento más alto de nuestra fe. Ahora hay mucho miedo, pero la fe nos acompaña y nos sostiene. Incluso en este tiempo de tribulación sentimos la presencia del Señor", afirma. A la misa celebrada en la universidad asistía una asamblea compuesta por estudiantes, profesores, personal universitario y otros fieles.
Las víctimas son cuatro estudiantes católicos, animadores y voluntarios comunitarios de la capellanía universitaria, mientras que hay 54 heridos, siete de los cuales siguen hospitalizados en estado crítico, según ha informado el obispo. Las primeras afirmaciones apuntan a que "grupos locales inspirados por el Estado Islámico actuaron en venganza tras los recientes enfrentamientos entre el ejército y los militantes, buscando visibilidad y sensacionalismo, masacrando a personas inocentes. Esto es terrible. Este atentado ha interrumpido la mismísima Semana de la Paz de Mindanao, una semana en la que el deseo de paz se celebra y testimonia en toda la isla de Mindanao con manifestaciones públicas, reuniones de diálogo y oraciones", informa Edwin de la Peña.
"Esto es terrible. Este atentado ha interrumpido la mismísima Semana de la Paz de Mindanao, una semana en la que el deseo de paz se celebra y testimonia en toda la isla de Mindanao con manifestaciones públicas, reuniones de diálogo y oraciones"
"Ahora, lógicamente, la gente tiene miedo, pero nuestra vida de fe sigue adelante. Nos hemos visto afectados durante el tiempo de Adviento y confiamos en la Virgen María de manera especial. Por prudencia, en la próxima fiesta de la Inmaculada, el 8 de diciembre, no se celebrarán las procesiones habituales: la estatua de la Virgen recorrerá las calles de las ciudades y los territorios parroquiales, y la gente colocará luces y velas en los alféizares de sus ventanas, agitando y rezando el Rosario en casa".
En esta trágica coyuntura, el Obispo ha destacado "la amplia y pronta solidaridad y cercanía recibidas de las comunidades musulmanas locales. Incluso los primeros en llegar, que transportaron a los heridos al hospital, y los propios médicos, todos ellos personas de fe musulmana, nos han prestado ayuda concreta y se han volcado con los heridos. Otros están apoyando a las familias de las víctimas. Estos gestos nos dan esperanza y nos dicen que esta violencia brutal y sin sentido no tendrá la última palabra, no conseguirá demoler las buenas obras construidas durante tantos años".
El obispo, que está a punto de reunirse con otros obispos de la región para decidir qué hacer, especialmente para las celebraciones de Adviento y Navidad, asegura que aprecia mucho "las palabras de cercanía del Papa, que hemos publicado en nuestros canales, enviándolas a todas las comunidades y a todos los fieles". El hecho de que el Papa Francisco esté cerca de nosotros y rece por nosotros es una fuente de gran consuelo y esperanza", afirma, expresando su profunda gratitud.
Entre las personas comprometidas en el campo del diálogo interreligioso en el sur de Filipinas, el padre Sebastiano D'Ambra, misionero del PIME (Pontificio Instituto para las Misiones Extranjeras), iniciador del movimiento para el diálogo islámico-cristiano "Silsilah", en la ciudad de Zamboanga - movimiento que se prepara para celebrar su 40 aniversario (1984-2024), comenta a la Agencia Fides: "Estábamos celebrando la Semana de la Paz de Mindanao, llena de testimonios y experiencias fructíferas de diálogo islámico-cristiano. Este atentado viene a romper este ambiente, creando un inmenso sufrimiento, pero nos impulsa a no abandonar este compromiso, es más, a continuarlo con mayor convicción e intensidad.
Nuestra experiencia en Silsilah busca sembrar y hacer crecer una cultura y una mentalidad de paz. Hemos vivido momentos trágicos, ligados a los asesinatos de representantes de la Iglesia como Benjamín David de Jesús, Vicario Apostólico de Joló asesinado en 1997, y de otros muchos misioneros. La presencia de estos mártires sigue bendiciendo y animando el camino, a veces áspero y difícil, de la paz en Mindanao. No nos dejaremos desanimar por quienes quieren sabotearlo. Hoy tenemos tantos amigos, hermanos y hermanas musulmanes que caminan con nosotros, codo con codo".
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