“Escuchó todo con mucha atención y, a pesar de estar visiblemente cansado, estuvo muy concentrado” "Muy dura, muy dura": Francisco escuchó la historia de las 13 víctimas de abusos con las que se encontró

Francisco, en el Monasterio de los Jerónimos, en Lisboa
Francisco, en el Monasterio de los Jerónimos, en Lisboa

El Papa llegó y saludó a las personas una por una, comenzando por pedir perdón por lo que habían sufrido. Le pidió a cada uno que dijera lo que quería. Escuchó las historias, quedó asombrado por varios detalles -como que algunos de ellos empezaron a ser víctimas muy temprano-, hizo preguntas. “Escuchó todo con mucha atención y, a pesar de estar visiblemente cansado, estuvo muy atento y muy concentrado”

Francisco no necesitó una traducción para entender la violencia de las historias. “Muy dura, muy dura”, repetía muchas veces, siempre mirando a la gente e insistiendo en que “la Iglesia tiene que ser segura”

(7MARGENS).- Fue un encuentro “muy emotivo”, con el Papa pidiendo perdón, en su nombre y en el de la Iglesia de Portugal, por los abusos sexuales cometidos por miembros del clero y otros agentes eclesiásticos, saludando personalmente a cada una de las víctimas cuando llegó a su reunión y abrazándolos al final.

El encuentro tuvo lugar después del rezo de vísperas en el Monasterios de los Jerónimos, en Lisboa, en donde Francisco se encontró con obispos, sacerdotes, consagrados y laicos, y en cuya homilía condenó vivamente "nuestro mal testimonio" y los "escándalos" que "desfiguran" "el rostro" de la Iglesia.

“Esta tarde, tras la finalización de los encuentros institucionales y con la Iglesia, el Papa Francisco recibió en la Nunciatura a un grupo de 13 personas, víctimas de abusos por parte de miembros del clero, acompañados por algunos representantes de instituciones de la Iglesia portuguesa, responsables de la protección de los menores”, dice una nota de la Oficina de Prensa de la Santa Sede, citada por Ecclesia.

“La reunión transcurrió en un ambiente de intensa escucha y duró más de una hora, finalizando poco después de las 20:15 horas”, agrega el texto, enviado a los periodistas a las 20:57 horas. Los dos anuncios aparecieron luego de que RTP diera la noticia de su realización, minutos después de su conclusión.

Una nota de la Conferencia Episcopal Portuguesa (CEP) enviada a las redacciones agrega que las víctimas estaban acompañadas por los responsables de las instituciones responsables de la protección de menores en la Iglesia en Portugal: Rute Agulhas, coordinadora del Grupo Vita; Paula Margarido, presidenta del Equipo Nacional de Coordinación de Comisiones Diocesanas; y Pedro Strecht, coordinador de la antigua Comisión Independiente.

Petición de perdón a cada víctima

Según informes hechos a 7MARGENS por personas involucradas en el proceso, el grupo se reunió en Alfragide para almorzar en el Seminario de los Padres Dehonianos (congregación a la que pertenece el presidente de la Conferencia Episcopal Portuguesa, el obispo de Leiria-Fátima, José Ornelas ). A media tarde, dos furgonetas con vidrios polarizados llevaron al grupo a la Nunciatura Apostólica, la embajada de la Santa Sede en Lisboa, ubicada en el área de Picoas.

Después de más de una hora de espera, el Papa llegó y saludó a las personas una por una, comenzando por pedir perdón por lo que habían sufrido. Le pidió a cada uno que dijera lo que quería. Escuchó las historias, quedó asombrado por varios detalles -como que algunos de ellos empezaron a ser víctimas muy temprano-, hizo preguntas. “Escuchó todo con mucha atención y, a pesar de estar visiblemente cansado, estuvo muy atento y muy concentrado”.

Francisco no necesitó una traducción para entender la violencia de las historias. “Muy dura, muy dura”, repetía muchas veces, siempre mirando a la gente e insistiendo en que “la Iglesia tiene que ser segura”. Al final, cada uno se hizo una foto con el Papa y se despidió “con cariño”, abrazando o besando a la gente.

Carteles de apoyo a las víctimas en Lisboa
Carteles de apoyo a las víctimas en Lisboa EFE

Volver arriba