Manos Unidas denuncia que los enfrentamientos han obligado a cerrar escuelas y colegios La educación, otra víctima del conflicto en Camerún
Estos niños, con edades comprendidas entre los 12 y los 16 años, han sido las últimas víctimas de un conflicto, que desde 2016, ha causado ya miles de muertos
"Lo que comenzó en 2016 con una serie de huelgas pacíficas de abogados y maestros se ha convertido en un conflicto armado con un grado notable de destrucción tanto de vidas humanas como de propiedades"
| Manos Unidas
Hoy ha sido un día triste en los colegios de Camerún. A las diez de la mañana, y siguiendo la orden del Ministro de educación, en todos los centros educativos del país africano se ha guardado un minuto de silencio por los niños asesinados el viernes en el aula de su colegio, localizado en la zona anglófona del país, concretamente en la ciudad de Kumba.
Estos niños, con edades comprendidas entre los 12 y los 16 años, han sido las últimas víctimas de un conflicto, que desde 2016, ha causado ya miles de muertos y el desplazamiento interno de más de medio millón de personas, mientras que decenas de miles se han refugiado en la vecina Nigeria.
Además, los enfrentamientos han obligado a cerrar escuelas y colegios, dejando sin clases a cerca de 800.000 niños. «Ha sido muy duro. Tantos años sin poder llevar a los niños al colegio con regularidad y ahora que las autoridades pensaban que las cosas estaban mejorando y habían convencido a los padres para que llevasen a los niños a clase… mira lo qué ha pasado», aseguran a Manos Unidas desde Camerún.
Privados del derecho a estudiar
«Lo que comenzó en 2016 con una serie de huelgas pacíficas de abogados y maestros se ha convertido en un conflicto armado con un grado notable de destrucción tanto de vidas humanas como de propiedades», nos informan desde Camerún. Durante este período, las escuelas han sido interrumpidas y cerradas. La estabilidad económica se ha visto muy afectada y muchas personas se han convertido en desplazados internos debido a los saqueos e incendios regulares de casas.
Desde 2018, Manos Unidas ha puesto en marcha proyectos para apoyar a muchas de estas personas que han tenido que dejar todo atrás huyendo de la violencia. Estas iniciativas han sido, en su mayoría, proyectos de asistencia humanitaria tendentes a proporcionar a la población, productos básicos para poder hace frente al día a día.
Además, Manos Unidas ha apoyado proyectos educativos para que los niños desplazados internos, privados de la educación por el cierre de los colegios de las localidades más afectadas por el conflicto, pudieran hacer realidad su derecho a estudiar. Un derecho básico al que no se puede obligar a renunciar a nadie. Atacar las escuelas, a los estudiantes y a los niños es atacar a todo el país, a su presente y a su futuro.