El cardenal, limosnero del Papa, llega a Odessa antes de dirigirse al norte Un emocionado Krajewski vuelve a visitar, por cuarta vez, al "pueblo ucraniano martirizado"
"Estoy en Odessa, a 3600 kilómetros del Vaticano, y viajando desde la frontera ucraniana hasta el noreste del país, visitamos todos los lugares donde hay comunidades religiosas, sacerdotes, voluntarios que nunca han dejado a sus fieles en estos doscientos días"
"Venimos a confirmar a la gente en la fe, a darles esperanza, a estar cerca de ellos. Para estar con ellos"
| Andrea de Angelis
(Vatican News).- La voz no oculta la emoción, los ojos vuelven a ver el sufrimiento del "pueblo ucraniano martirizado". Así lo ha definido el Papa Francisco en numerosas ocasiones, y el cardenal Konrad Krajewski, Limosnero del Papa, subraya cómo, tras doscientos días de guerra, la Iglesia local "nunca ha dejado solos a sus fieles".
Lo hace durante su cuarta misión en Ucrania, hoy en Odessa y luego hacia el norte. Sacerdotes, religiosas, voluntarios: son numerosas las personas a las que el cardenal lleva con su presencia la cercanía de Francisco. También hay innumerables rostros marcados por el dolor, desde viudas hasta hijos que han perdido a sus padres en la guerra.
La cercanía de la Iglesia: estar con la gente
"Es la cuarta vez que el Santo Padre me envía a Ucrania, pero esta vez de una manera, digamos, muy diferente", explicó el cardenal. "Estoy en Odessa, a 3600 kilómetros del Vaticano, y viajando desde la frontera ucraniana hasta el noreste del país, visitamos -subraya- todos los lugares donde hay comunidades religiosas, sacerdotes, voluntarios que nunca han dejado a sus fieles en estos doscientos días". La Iglesia se hace cercana y comparte el drama de una población. La presencia de Krajewski en Ucrania también debe leerse así: "Venimos a confirmar a la gente en la fe, a darles esperanza, a estar cerca de ellos. Para estar con ellos".
"Aquí está tu madre"
"La situación – explica – es muy difícil, incluso esta noche se han oído las sirenas, hay muchos muertos, pero seguimos a lo largo de la frontera rusa para estar con la gente. En la liturgia, recordamos a la Virgen de Fátima, que estuvo ante la cruz. Queremos estar delante de la cruz con todas las viudas, con los hijos de los hombres muertos y heridos, y estando, así como María – continuó – sentimos que Jesús dice a los ucranianos 'aquí está vuestra Madre'; si seguimos a la Virgen de los Dolores habrá milagros aquí en Ucrania".
El cardenal concluyó subrayando el significado de su misión: "Mi tarea, en nombre del Santo Padre, es estar aquí con la gente adelante, confiar y repetir cada día que confiamos en Jesús, repetir Jesús confío en ti".
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