Las iglesias ucraniana y polaca, unidas 80 años después de la tragedia de Volinia Shevchuk y Gadecki: "Hay una negación a los pueblos de su derecho a la existencia"
"La reconciliación entre nuestros pueblos y la cooperación entre la Polonia libre y la Ucrania libre son condiciones necesarias para la paz en nuestra parte de Europa", subrayan el jefe de la Iglesia greco-católica ucraniana, Sviatoslav Shevchuk, y el arzobispo Stanisław Gądecki, presidente de la Conferencia Episcopal Polaca
"Tras la apertura de las fosas comunes de Bucha, Irpin y Hostomel, todos comprendemos lo importante que es nombrar a los culpables, exhumar a las víctimas y honrar su derecho a un entierro y un recuerdo dignos"
| Iglesia Greco-Católica Ucraniana
Con ocasión del 80º aniversario de la tragedia de Volyn, siguiendo un camino de reconciliación que tiene en San Juan Pablo II a su patrono, la Iglesia greco-católica ucraniana y la Iglesia católica de Polonia firman una Declaración conjunta en la que se rememoran los acontecimientos del pasado y se constata que se ha alcanzado el objetivo de la reconciliación entre los dos pueblos.
La firma de la declaración es de "Perdón y Reconciliación" tuvo lugar el 7 de julio. Los firmantes fueron Su Beatitud Sviatoslav Shevchuk, Jefe y Padre de la Iglesia greco-católica ucraniana, y el Arzobispo Stanisław Gądecki, Metropolitano de Poznań y Presidente de la Conferencia Episcopal de Polonia.
Los días 8 y 9 de julio, ambos participaron en una peregrinación de Varsovia a Lutsk. El 9 de julio
en la Iglesia Catedral de los Santos Pedro y Pablo de Lutsk, tuvo lugar una oración por las víctimas de la tragedia. Estuvieron presentes el Arzobispo Visvaldas Kulbokas, Nuncio Apostólico en Ucrania, así como el Obispo Vitaly Skomarovsky y el Metropolitano de la Iglesia Ortodoxa Ucraniana Epifanij. A la misa asistieron también los Presidentes de Ucrania y Polonia.
La Declaración Conjunta relata precisamente esta historia de relaciones llena de "hechos hermosos, amables y heroicos", pero también de acontecimientos "complejos y dramáticos".
Son dos pueblos, escriben los prelados, que fueron bautizados "casi al mismo tiempo", extrayendo el pueblo polaco de la tradición latina y el ucraniano de la bizantina, pero en una "única Iglesia indivisa", y que también han vivido juntos los grandes totalitarismos.
Pero, señala la Declaración, con el final del siglo XX no terminó "la era de los asesinatos y la limpieza étnica", al contrario, la agresión contra Ucrania, que comenzó ya en 2014 está ahí para demostrar que hay una negación de los pueblos "a su derecho a la existencia", y esto demuestra que "la reconciliación entre nuestros pueblos y la cooperación entre la Polonia libre y la Ucrania libre son condiciones necesarias para la paz en nuestra parte de Europa".
La reconciliación "no es un proceso fácil"
Su Beatitud Shevchuk y el arzobispo Gądecki señalan que "la reconciliación no es un proceso fácil", porque requiere ir a un nivel superior, y aceptar la necesidad de pedir perdón incluso a quienes se sienten "más víctimas".
Los dos obispos recuerdan que en el camino de la reconciliación, iniciado en 1987, se han llevado a cabo numerosas iniciativas conjuntas, entre ellas un llamamiento a los historiadores para que ayuden a "establecer la verdad sobre aquellos acontecimientos, sobre la magnitud del drama, pero también sobre el testimonio de santidad que brilló en la oscuridad", como el de la familia Ulma, que será beatificada en Polonia (incluido su hijo no nacido) el 11 de septiembre y que representaron un faro de humanidad en una guerra inhumana.
La Declaración subraya que hoy, "tras la apertura de las fosas comunes de Bucha, Irpin y Hostomel, todos comprendemos lo importante que es nombrar a los culpables, exhumar a las víctimas y honrar su derecho a un entierro y un recuerdo dignos".
Sin embargo, se subraya que el perdón y la reconciliación son "experiencias diferentes, aunque estrechamente relacionadas", porque "el perdón es una experiencia interior", que "precede a la reconciliación", mientras que esta última "requiere la participación de todas las partes implicadas en el conflicto, y sólo puede basarse en el perdón mutuo". La reconciliación sólo puede basarse en la verdad y la justicia".
Sobre el papel, añaden Shevchuk y Gądecki, la reconciliación entre polacos y ucranianos "ya se ha logrado", y "en estos trágicos meses esto se ha traducido en acciones concretas derivadas de un sentimiento de cercanía, incluso afectiva, con nuestros hermanos en desgracia", hasta el punto de que "millones de polacos han abierto sus casas y sus corazones a los refugiados ucranianos" y "el Gobierno polaco presta asistencia tanto a los refugiados ucranianos como al Estado ucraniano".
"Creemos que en estos días difíciles estamos escribiendo nuevas páginas importantes en el libro de la reconciliación, para que podamos construir nuestro futuro común como libres con los libres e iguales con los iguales"
Los prelados concluyeron: "Creemos que en estos días difíciles estamos escribiendo nuevas páginas importantes en el libro de la reconciliación, para que podamos construir nuestro futuro común como libres con los libres e iguales con los iguales".
Hay que recordar que la reconciliación polaco-ucraniana tiene un importante precedente, que es la declaración de los obispos polacos a los obispos alemanes que inició el proceso de reconciliación polaco-alemán. Una carta cuya fórmula "Perdonamos y pedimos perdón" también provocó críticas en Polonia.
A este respecto, el arzobispo mayor Sviatolsav Shevchuk definió tres elementos distintivos de la fórmula "Perdonamos y pedimos perdón". En primer lugar, la conmemoración, y de hecho a la conmemoración en Volyn asistieron también representantes del Consejo Panucraniano de Iglesias y Organizaciones Religiosas, entre ellos el Metropolitano Epifanio, Primado de la Iglesia Ortodoxa Ucraniana, y el Obispo Católico Armenio Marcos Hovhannisyan.
La segunda característica fue la novedad de la firma de una Declaración Conjunta entre la Iglesia greco-católica ucraniana, la Conferencia Episcopal de Obispos Católicos de Rito Latino de Ucrania y la Eparquía greco-católica de Mukachevo, declaración que supera todas las dificultades menores que habían existido en el pasado.
Por último, Su Beatitud Sviatoslav recuerda que esta conmemoración tiene lugar en un contexto especial, en medio de la agresión a gran escala de Rusia contra Ucrania, que ha sido testigo de un gran esfuerzo de solidaridad por parte del pueblo polaco, solidaridad que ojalá contribuya a la reconciliación final entre Ucrania y Polonia y a la cicatrización de las heridas de la memoria.