A sus 103 años, es una institución en el país, que recuerda su entrega durante la ocupación indonesia Padre Felgueiras, el viejo jesuita cuyo testimonio encarnado conmovió a Francisco en Timor Oriental

Francisco saluda al padre Felgueiras
Francisco saluda al padre Felgueiras Vatican Media

Con paso vacilante, Francisco se dirigió hacia el más mayor de los jesuitas que le esperaban para el encuentro con los miembros de la Compañía de Jesús en Timor Oriental, este pasado martes, 10 de septiembre

Le habían informado de su presencia, fue en su búsqueda y alargó la mano para estrechar la de João Felgueiras, un jesuita portugués de 103 años (entre los tres más mayores de la Compañía de Jesús), y darle las gracias por su testimonio durante los años de la invasión de esa parte de la isla por la vecina Indonesia

El padre Felgueiras se encarnó en medio de aquel pueblo perseguido, ocultando a algunos activistas independentistas (muchos estudiantes a los que él había ayudado a formar), administrándoles sacramentos, escuchando confesiones, celebrando misas en secreto y acompañando en su huida a los bosques a poblaciones enteras que escapaban de la persecución

Con paso vacilante, Francisco se dirigió hacia el más mayor de los jesuitas que le esperaban para el encuentro con los miembros de la Compañía de Jesús en Timor Oriental, este pasado martes, 10 de septiembre. Le habían informado de su presencia, fue en su búsqueda y alargó la mano para estrechar la de João Felgueiras, un jesuita portugués de 103 años (entre los tres más mayores de la Compañía de Jesús), y darle las gracias por su testimonio durante los años de la invasión de esa parte de la isla por la vecina Indonesia.

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El anciano religioso se mostró conmovido por el gesto del Papa con alguien que es toda una institución en el país, que recuerda que nunca quiso abandonar aquella tierra ni a su gente y, de hecho, no quiere regresar a Portugal ni para pruebas médicas por miedo a tener que quedarse allí y morir en el país que le vio nacer en 1921, concretamente en Caldas das Taipas, aldea de Guimarães.

El padre Felgueiras llegó a Timor Oriental, en 1971, para ocupar el cargo de vicerrector del seminario de Dili, iniciando una labor didáctica que ha calado en aquella sociedad hasta el punto de que jugó un papel muy importante en la formación de muchos intelectuales timorenses actuales.

El padre Felgueiras recibiendo una insígnia de las autoridades de Timor Oriental
El padre Felgueiras recibiendo una insígnia de las autoridades de Timor Oriental

Pero sólo cuatro años después comenzó la pesadilla para él y el pueblo timorés, con la invasión por parte de Indonesia, que intentó expulsarle en varias ocasiones y enviaba a infiltrados a sus misas para comprobar si podían imputarle algún cargo que justificasen su inmediata expulsión.

Encarnado en un pueblo perseguido

El padre Felgueiras se encarnó en medio de aquel pueblo perseguido, ocultando a algunos activistas independentistas (muchos estudiantes a los que él había ayudado a formar), administrándoles sacramentos, escuchando confesiones, celebrando misas en secreto y acompañando en su huida a los bosques a poblaciones enteras que escapaban de la persecución.

El jesuita Joao Felgueiras en una escuela de Timor Oriental
El jesuita Joao Felgueiras en una escuela de Timor Oriental

Como en 1999, cuando tras la petición mayoritaria a través de las urnas de la independencia, votada por cerca del 80% de los censados, se acentuó la represión y las tropas indonesias, apoyadas por timorenses partidarios de la ocupación, protagonizaron una serie de ataques, quemando casas y violando mujeres. Y él los acompañó en su huida, los consoló, rezó con ellos y les administró los sacramentos.

Su vida violvió a una cierta normalidad en 2002, con la independencia del país. Para entonces, si la lengua portuguesa permaneció viva en el país que era colonia de Portugal desde hacía más de 300 años, fue gracias al Padre Felgueiras, que fue promotor y profesor del Externato de São José, la única escuela donde se impartían clases en esa lengua después de la invasión, hasta que la obligaron a cerra en 1992.

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