Una docena de sacerdotes y laicos fueron detenidos ayer en Rumbek, acusados de estar detrás del atentado contra el obispo electo de la diócesis, el italiano Christian Carlassare, herido en las dos piernas y que se recupera satisfactoriamente. "He perdonado a los que me dispararon", declaraba el misionero, antes de saber que entre los detenidos se encontraba el coordinador de la diócesis, John Mathiang, así como varios sacerdotes y laicos con diversas responsabilidades en la Iglesia.
Tal y como apunta ACI África, desde el comienzo las investigaciones apuntaban con claridad a un ataque desde el interior de la Iglesia, con personajes que podrían estar implicados en casos de corrupción y comportamientos mafiosos. Al parecer, la responsabilidad parte de una parte del clan Dinka, a la que pertenece el presidente Salva Kiir, a la que pertenece John Mathiang, y que apostaba por un obispo de su etnia.
Las detenciones fueron posibles gracias al hallazgo de un teléfono móvil que se le cayó a uno de los asaltantes, y que Carlassare ocultó entre sus piernas al caer, tras los disparos. A partir de los registros telefónicos, las autoridades que investigan el caso habrían podido rastrear a los autores.
El caso muestra las dificultades para la Iglesia en un estado como Sudán del Sur, mayoritariamente católico, y que ha estado azotado desde su independencia por las guerras internas y la corrupción. Y que, mucho nos tememos, no ha terminado con este intento de asesinato.
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