Misioneros valencianos en varios países rezan por la diócesis frente al coronavirus Un grupo de sacerdotes voluntarios se incorpora a los hospitales malagueños para apoyar a sus capellanes
Ofrecen asistencia religiosa con la debida protección, lamentando que los pacientes se sientan "muy solos"
Misioneros de Valencia envían mensajes "con todo cariño" a España, "donde, mirando los números, la situación está mucho más complicada"
| RD/Agencias/AVAN
La actividad en los hospitales de la provincia de Málaga en la crisis sanitaria por el COVID-19 se ha incrementado hasta alcanzar cotas muy elevadas y, por ello, también ha aumentado la demanda de los capellanes de estos centros sanitarios, a los que se ha unido un grupo de sacerdotes voluntarios para apoyarles.
Los capellanes y los sacerdotes voluntarios ofrecen asistencia religiosa con la debida protección y lamentan que los pacientes se sientan "muy solos" aunque ellos insistan en que no lo están "y que el Señor y la Virgen están cerca de cada uno; no les dejan nunca".
En el Hospital Regional de Málaga capital, uno de sus capellanes, Ramón Burgueño, admite que el centro sanitario estos días se ha transformado en una especie de "hospital de campaña", ya que la mayoría de pacientes ingresados son positivos por COVID-19 y el resto de enfermos se están derivando a otros hospitales.
"Podemos decir que se está transformando en un hospital de campaña y nuestra presencia es así, somos un hospital campaña acompañando a las personas que están más graves, para que no mueran solas y para que aquellos que tienen fe estén asistidos en estos momentos", indica Burgueño.
También continúa la labor en la capilla, con oraciones por todos los difuntos: "Se trata de ser presencia y también acompañamiento a todas las personas que trabajan en el hospital y están entregando su vida, porque está siendo muy doloroso ver cómo compañeros médicos, enfermeros están la mayoría enfermando por coronavirus y siempre que nos ven es un aliento".
Burgueño recuerda en la página web de la Diócesis de Málaga, testimonio recogido por Europa Press, cómo una doctora le indicaba hace unos días que se fueran a casa: "Yo le decía que aquí es donde tenemos que estar, con estas personas que están tan solas; es una cuestión de amor hacia ellos".
Juan José Chinchilla es el capellán del Hospital Civil y destaca que le dejan entran con la debida protección: "Me voy ofreciendo al que lo necesita. Estos días se viven algunos momentos muy emotivos". Rememora también cómo la pasada semana, por ejemplo, le llamaron para que fuera a visitar a una enferma de coronavirus en la UCI de Carlos Haya: "La verdad salí muy satisfecho de poder atenderla a ella, que parece que se está recuperando; y a otros enfermos que se encontraban allí. Fue muy reconfortante".
En el Hospital Materno Infantil de Málaga, Carlos Acosta, uno de sus capellanes, explica que están presentes cuatro días a la semana por las mañanas, además de contar con un teléfono corporativo del hospital, estando disponibles las 24 horas.
"Se trata de ser presencia y también acompañamiento a todas las personas que trabajan en el hospital y están entregando su vida"
Además, en su teléfono personal, mantienen contacto con personal, enfermos o familiares de los pacientes: "Ante la situación que estamos viviendo estos días, solemos estar en el despacho que está junto a la capilla, en el que atendemos a las personas que requieren nuestra colaboración, bien sea allí mismo, o en alguna planta".
Según Acosta, "esta tarea es una ocasión única para hacer presente al Señor y a su Iglesia, en un lugar donde tantas personas viven su trabajo con entrega y dedicación y acercar una palabra de ánimo, de consuelo y de esperanza".
Manuel Otero, capellán del Hospital Comarcal de Antequera, relata a la Diócesis de Málaga que estos días ha seguido dando la unción de enfermos, "un momento muy gratificante pero muy duro también". Este sacerdote atiende otros pueblos cercanos a la ciudad antequerana y ha observado "que la gente está rezando mucho en sus casas".
En Marbella, en el Hospital Comarcal Costa del Sol, dan asistencia y apoyo a los enfermos Agustín Zambrana y José López Solorzano. Este último destaca los cambios en el centro sanitario en estas últimas semanas ya que de andar libremente por los pasillos se ha pasado a una situación de más limitaciones, lógicas por el incremento de afectados con coronavirus.
En el Hospital Comarcal de la Axarquía, en Vélez-Málaga, Jesús Zorrilla explica que su presencia está más limitada a la capilla del propio hospital "para evitar así posibles contagios, pero seguimos siendo presencia y estamos disponibles con los medios de los que disponemos".
La actividad en los hospitales de la provincia de Málaga en la crisis sanitaria por el COVID-19 se ha incrementado hasta alcanzar cotas muy elevadas y, por ello, también ha aumentado la demanda de los capellanes de estos centros sanitarios
En el Hospital Comarcal de Ronda, el sacerdote Gerardo Rosales ha reforzado su presencia para poder estar disponible al hospital por las mañanas y por la tarde, además de la atención de las urgencias.
Misioneros valencianos en el extranjero rezan por la diócesis
Misioneros valencianos en países como Brasil, Cuba, Perú, Chile, India y Burkina Faso han enviado, a través de la delegación de Misiones del Arzobispado, mensajes de solidaridad “con todo cariño” a la diócesis de Valencia frente a la pandemia del coronavirus asegurando que rezan por los valencianos.
El misionero valenciano Juan Salvador ha enviado un mensaje desde Brasil, “desde donde me uno a toda la diócesis de Valencia y a toda la Santa Iglesia, en la trinchera o en la retaguardia” y ha señalado que “es un consuelo saber que, aunque el Arca esté agitada por este temporal inesperado, permanece navegando firme, alimentada por la unidad de sus miembros en oración constante”.
En Brasil “las pruebas se realizan de forma lenta y la rápida expansión del coronavirus ha provocado un aumento de un 400 por ciento en la hospitalización por problemas respiratorios graves y Covid-19 ya se ha cobrado 141 vidas”, ha explicado.
Desde Cuba, la misionera valenciana Esperanza Calabuig, religiosa del Sagrado Corazón de Jesús desde hace 54 años, ha asegurado que “rezamos por España, que está tan afligida” desde la diócesis de Santa Clara, su lugar de misión desde hace diez años, donde el problema “es conseguir comida” y “la solidaridad entre la gente se nota”.
En el país caribeño, con 170 afectados y 4 muertos, “estamos en cuarentena pero seguimos dando desayunos a quien lo necesita y visitando a gente en el campo, el asilo y a personas que viven solas, y hablamos por teléfono con los presos de la cárcel”.
Por su lado, Mª Carmen Izquierdo, de las Servidoras del Evangelio de la Misericordia de Dios y nacida en Manises, se encuentra en Perú, “desde donde compartimos esta situación difícil” y donde fue decretado el aislamiento y toque de queda.
En Perú “la gente vive sin seguro, vende en la calle y al prohibirles trabajar, no tienen qué comer” por eso “hemos repartido alimentos a familias con condiciones muy malas, algo que tendremos que repetir en nuestra parroquia, en San Juan de Lurigancho, donde rezamos a través de las redes sociales, colgamos la celebración de la misa -el párroco viene andando varios kilómetros para celebrar- y la adoración al Santísimo en Facebook, porque la necesidad de sentirnos orando juntos, aunque estemos cada uno en su casa, nos hace creer en la fuerza de bien que la oración en común tiene”.
Desde India, con 1.328 contagiados y 34 muertos, Carmen Sancho, Misionera de Cristo Jesús de 88 años, ora por España “que estáis peor” y ha informado que su familia en Valencia “está bien y cada día me comunico con mi hermana”.
Nacida en Teruel y vinculada a la diócesis de Valencia desde su infancia, Sancho, que también es farmacéutica, lleva 58 años en la India, en Shillong, “donde el Gobierno ha tomado medidas muy estrictas y sólo podemos movernos de casa para comprar lo necesario”, según la misionera, que añade: “Es tiempo de orar y confiar en Dios”.
Desde Burkina Faso, según Felisa Alcocer, de 74 años y de la congregación de María Inmaculada, siguen “con pena la situación que viven España e Italia”. La capital del país “está en cuarentena, los comercios cerrados y hay toque de queda porque es la única forma de que la gente obedezca, no todos creen en la enfermedad”. En su comunidad, y otra comunidad cercana, “celebramos misa 4 días por semana para recordar a todos los que están cayendo y pedir al Señor fuerza para todos los sanitarios y las personas que están al pie del cañón por el bien de los ciudadanos”.
Desde Chile, con 8 muertos y 2.449 casos, monseñor Juan Luis Ysern de Arce, misionero valenciano de 90 años, ha mandado un mensaje “con todo cariño” a España “donde, mirando los números, la situación está mucho más complicada”.
Ysern de Arce, que fue obispo de la diócesis chilena de San Carlos de Ancud de 1974 a 2005, ha recordado las palabras del papa Francisco, quien, recordando a las familias confinadas aseguró que deben “encontrar la forma de construir relaciones de amor y vencer las angustias de este tiempo juntos en la familia”.
Su hermano José Luis, misionero en Chile desde hace 62 años, ha enviado “un abrazo lleno de cariño para todo el querido Pueblo de Dios en Valencia y para el Arzobispo” y ha subrayado el peligro para las personas de avanzada edad o con alguna enfermedad crónica, “como es mi caso, ya que tengo 85 años y soy cardiópata”.
Según su opinión, esta pandemia “marcará un antes y un después y debemos vivirla con la actitud evangélica propuesta por Jesús: ´No tengáis miedo`”.