Hace dos semanas llegaba a Brasil, primero a Porto Alegre, luego Passo Fundo, para llegar a la ciudad de Guaporé. Lugares todos ellos pertenecientes a la Arquidiócesis de Passo Fundo donde el Arzobispo Metropolitano actual es Dom Rodolfo Luís Weber. Con motivo de una invitación a brindar unas charlas sobre el Pacto Educativo Global y su relación con la Carta Encíclica Fratelli Tutti, estuve en la Facultad de Teología ITEPA en Passo Fundo ante seminaristas, religiosas y sacerdotes[1].

La invitación me la hicieron saber la ONG ECOPAZ y la Pastoral de Educación[2]. Obviamente, ello no hubiera sido posible sin el permiso y el financiamiento del Fondo de Solidaridad Arquidiocesano, del cual Dom Rodolfo es el coordinador. Fue en medio de esa actividad que conocí a Mari Teresinha Maule, una mujer de la cual hoy me siento honrado de conocer y haber compartido unos días, incluso de haber sido alojado por ella y su esposo en su propia casa.

El primer impacto que me causó Mari cuando la conocí, fue de una mujer seria, en una etapa de vida madura y con un paso firme en lo que hace cada día. Abogada de profesión, ha estudiado Derecho y se ha especializado en Derecho Civil y Derecho Procesal Civil. Ha sido docente en la Universidad de Caxias do Sul, también ha sido coordinadora del curso de Derecho en el Campus de Guaporé. En la Facultad ITEPA realizó estudios de Derecho Canónico desde lo cual se sigue especializando.

Madre de un hijo y una hija ya mayores de edad, vive en Guaporé con su esposo Silvio con quien desde siempre han servido en la Iglesia, siempre buscando realizar acciones de justicia social, colocando toda su vida y su tiempo al servicio de los demás, insertados en grupos eclesiales como por ejemplo la ONG ECOPAZ.

Luego de unos días, al compartir un poco más con Mari e incluso conocer su hogar, fui conociendo la simpleza de su alma y su gran profundidad. Pareciera muy callada, pero con gran capacidad de escucha habla por momentos, sobre todo cuando es necesario. Esto puede ser muy propio de la vocación de abogada, pero sin embargo, en esos días compartidos, conocí una mujer muy conversadora, simpática, muy femenina y agradable en la charla.

Totalmente entregada a lo que hace, y con mucha pasión, es capaz de examinar, intuir y aconsejar en medio de una cena, donde contagia alegría y esperanza con sus oportunas palabras. Ama de casa atenta, madre compañera de sus hijos, tiene una visión de la vida, de la Iglesia, del lugar de las mujeres en la sociedad y la vida eclesial, que son muy desafiantes. Conoce muy bien la Iglesia, la vida de los sacerdotes, de los laicos y laicas que sirven en la Iglesia, y tiene muy claro que la mujer en la Iglesia necesita aún ser reconocida y promocionada. Todo esto lo digo apenas compartiendo unos días con ella y su esposo.

Y justo dos días antes de volver a Uruguay, el 23 de setiembre, nos compartió la noticia: recibió en su email el nombramiento oficial de Jueza Auditora, integrante del Tribunal Eclesiástico, en una carta firmada por el mismo Dom Rodolfo. Fue un momento compartido de mucha alegría. Por un lado, principalmente por conocer a Mari y ser testigo de su gran personalidad, pero por otro por haber conocido a Dom Rodolfo que me pareció un hombre de gran formación, con gran visión humana y promotor de los laicos y laicas. Y este nombramiento de Mari fue una confirmación de ello. ¿Qué mejor que una persona con su experiencia en el campo jurídico civil, para colaborar en el campo jurídico eclesial?

Y aún más: ¿qué mejor que la mirada de una mujer en un entorno masculino, donde puede ayudar a mitigar tantas luchas de poder que se da a la interna de la vida sacerdotal, y en lo pastoral en general? Sin duda, el nombramiento de Mari es un signo más de los pasos que Franciscoviene dando en la reforma de la Iglesia, y Dom Rodolfo alguien que comparte junto con el Papa, la necesidad de esa reforma, y la pone en acción.

Qué lindo ser testigo de una Iglesia sinodal, donde las mujeres ocupan lugares de decisión, donde son escuchadas y donde su voz debe ser respetada. Los laicos y laicas debemos examinarnos hasta donde estamos dispuestos a llegar en el compromiso con la Iglesia, no para estar metidos dentro de ella, sino para colaborar en los cambios necesarios en su estructura para ser una Iglesia en salida como propone Francisco.

El nombramiento de Mari no vino solo. Ella lo provocó, ella lo buscó. Por eso, desde este nuevo lugar, como mujer experta en su campo, Mari sin duda será un gran aporte a toda la Iglesia de Passo Fundo, pero también para Brasil y la Iglesia Universal. Quien quiera conocerla para confirmar lo que he dicho en este texto, ya saben dónde encontrarla. Sobre todo, invito a las mujeres a tomar su ejemplo, a formarse y comprometerse con los cambios necesarios.

Agradezco a Dios por esta oportunidad de ser testigo de un gran paso en la Iglesia, pero concretamente agradezco a Silvio y Mari por recibirme en su casa. Allí pude conocer algo del talante humano que poseen y de compartir la misma pasión por una justicia que nos sigue reclamando más y más atención. Recemos por Mari, por su fortaleza y perseverancia, por su ser mujer, por su femineidad que estará desafiada entre los hombres que son parte de la jerarquía, pero que será fundamental su aporte, su mirada y su voz de mujer como representante tantas mujeres que en la Iglesia siguen reclamando un lugar. Con ella se abre un nuevo tiempo para la Iglesia de Passo Fundo. Que María, la madre de Dios que siendo fuerte nunca perdió la delicadeza de su ser mujer, acompañe a Mari en este camino. En especial, hoy se lo pedimos a la Patrona de Brasil, la Virgen de Nuestra Señora de Aparecida.    

[1] https://itepa.com.br/2022/09/22/fratelli-tutti-e-o-pacto-educativo-global/

[2] https://www.arquidiocesedepassofundo.com.br/interatividade/noticias/arquidiocese/pastoral-da-educacao-promove-encontro-sobre-o-pacto-educativo-global-com-professor-e-teologo-uruguaio/

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