El pasado 15 de julio a las 19:00 hrs de Uruguay, se presentó el libro con la presencia de la teólogo argentina María José Caram, que escribió el prólogo, la teóloga también argentina Paula Orsini, que escribió el epílogo. El encuentro fue guiado por Francisco Drailing, Director de PIECO Editorial, de Córdoba Argentina.

Extracto del Epílogo.

               Conocí a Diego siendo alumno de la Maestría en Teología Latinoamericana, esa transformadora experiencia educativa que lidera Martha Zeichmeister en la Universidad Centroamericana José Simeón Cañas, que año a año convoca a estudiantes de todo el continente en torno a la teología de la liberación. Diego era un alumno destacado. Llegaba a la teología con un bagaje importante desde la filosofía y, muy especialmente, desde la práctica de la docencia, que funciona en Diego como un prisma a través del cual se arroja nueva luz sobre conceptos tan fundamentales para su pensamiento, como verdad, realidad y justicia.

               La fe cuestionada alumbra así el encuentro entre filosofía, teología y educación, enriqueciendo las perspectivas que nos puedan conducir hoy, en medio de un mundo herido y en guerra, al encuentro con lo que hay de sagrado en nuestras vidas y en nuestras propias experiencias. En la propuesta del autor, si el punto de partida para la reflexión filosófica es la conciencia de una práctica pedagógica, el punto de llegada es el testimonio teológico, creyente, acerca de todo lo que aún necesita ser esclarecido y proyectado a esa libertad infinita que sólo abre una existencia arrojada a los demás.

               De este modo el trabajo de Diego se inscribe en esa tradición tan cara para la teología de la liberación, de honestidad con lo real. Y desde la perspectiva de un Dios que da vida, nada hay más realista que amar y cuidar. Desde esta confesión de fe, la obra de Diego busca ser testimonio de todo lo que necesita ser salvado, ganado nuevamente para la vida, sacado de su quicio destructor, celebrado en una comunidad compartida.

               A lo largo del libro es posible 

seguir estas pulsaciones, como una corriente de sangre que busca confluir en un diálogo entre la razón y la fe, a propósito de algunas preguntas que cuestionan el presente: ¿cómo responder –con qué responsabilidad- ante la vida que padece? ¿Qué será de las metas y anhelos futuros de cada uno de nosotros si no somos capaces de ver más allá de nosotros mismos? Estas preguntas apuntan en una dirección fundamental, que recoge en el testimonio de figuras como las de Monseñor Romero, Hans Küng y Paulo Freire, su confianza en que es posible una vida nueva, y una iglesia y una escuela distintas, a partir de volver a preguntarnos, en el medio de la crisis, quién es Jesucristo para nosotros, y sobre todo, qué nos exige hacer, qué misión se configura para aquellos y aquellas que tienen el coraje de asumirse pequeña pero imprescindible parte de un todo que pueda ofrecer acogida y trascendencia universal.

               ¿Cómo son los cristianos y cristianas que Diego semblantea a lo largo del libro? ¿Qué iglesia, qué escuela, qué sociedad, están llamados a construir? Aquí es donde la idea de sinodalidad adquiere centralidad a lo largo del escrito, en una equivalencia de conceptos que señalan tres direcciones posibles. La primera de ellas, apunta hacia el compromiso: nada cambiará sin nuestra participación, sin la movilización de nuestras energías creadoras, sin la conversión de nuestros corazones. Y este ejercicio necesariamente exige la colectividad, porque no hay salvación individual posible. Esta es la segunda dirección: la reinvención comunitaria, colectiva. Se trata ante todo de la construcción de un nuevo nosotros que prescinda de las viejas exclusiones del pasado, y que pueda convertir cada escenario de nuestra vida cotidiana –el hogar, la escuela, el barrio-, en espacios capaces de acoger amorosamente la fragilidad de nuestras vidas.

               Por último, será este nuevo “caminar juntos”, en palabras del Papa Francisco, método y razón a partir de la cual construir nuevos consensos que, sin eludir el dolor y la injusticia -sino con ojos y oídos bien abiertos- nos conduzcan al reencuentro con Dios, con el valor de la vida de los demás y de todo lo que nos rodea, y con el sentido de nuestras propias existencias. Quizá así, podamos ganar espacio a la muerte y restituir su dignidad a la vida. Que esta esperanza que Diego nos comparte con tanto entusiasmo en estas páginas, nos acompañe y nos anime.

Paula Orsini, Buenos Aires, febrero 2022

Editorial PIECO, Córdoba, Argentina.

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