Dámaso Alonso (3). Sus mejores sonetos religiosos

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Celebrando el aniversario de su arribo a las puertas del Misterio (25 de enero), dedicamos el post de hoy a presentar cuatro magníficos sonetos escritos desde el amor al Ser Supremo. Tres de ellos pertenecen al poemario "Hombre y Dios" que, para Debicki, constituye...
"... una compleja inquisición poética tras la cuestion del papel del hombre en el universo. No alcanza su complejidad encarnando todos los sentidos y matices diferentes en cada poema individual, sino componiendo un todo cuidadosamente construido al contrapesar poemas individuales, cada uno de los cuales presenta un aspecto parcial (y sencillo a veces). En este sentido "Hombre y Dios" es un todo dramático sólidamente trabado que yuxtapone diversas consideraciones contrapuestas sobre la situación del hombre y su relación con Dios..."

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CÓMO ME ARREBATASTE HACIA TU AMOR...

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Dámaso se presenta enamorado de la vida. Como escribió en "Vida y obra":

"El libro 'Hombre y Dios', olvidando la terrible angustia de la bajeza de la vida, ha buscado la inclinación al lado dulce, tierno y posiblemente optimista."


Borracho de gozo, recorrerá, en Embriaguez, cada uno de los sentidos: oler, tocar, ver, oir, gustar. Y no faltarán a la cita de la vida ni la mujer ni el vino. Pero anhela más: un lago final donde embriagarse de Dios. Puede iluminar estos versos la historia de la ranita verde que tenía miedo a lanzarse al río Misisipí ("El alma era lo mismo que una ranita verde", de Hijos de la ira). Pero una súbita tromba de agua le arrastró a la corriente en mística fusión: "... ¡Ay, Dios, / cómo me has arrastrado, / cómo me has desarraigado, / cómo me llevas / en tu invencible frenesí, / cómo me arrebataste / hacia tu amor! / Yo dudaba. / No, no dudo: / dame tu incógnita aventura, / tu inundación, tu océano, tu final, / la tromba indefinida de tu mente, / dame tu nombre, / en ti."

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EMBRIAGUEZ

Me embriago de aromas. Qué delicia,
campo recién llovido castellano.
Qué embriaguez, tocar, tocar...: mi mano
febrilmente las cosas acaricia.

No se sacia la vista que se envicia
en color, embriagada, oh mi verano.
Embriaguez de oír: ruiseñor, piano,
mar, selva, viento, multitud, noticia.

Me embriago de mujer, dulce marea
como un vino, y de vino me embriago.
¡Vivir, vivir, oh dulce embriaguez mía!

¡Qué has de entenderme, turba farisea!
La ebriedad de mi sangre busca un lago
final: embriagarme en Dios un día.


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AMO, CANTO, PIENSO. ¡DIOS Y YO!

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Podríamos señalar cuatro momentos: 1.Dios solo. Ni espacio ni tiempo. Monotonía, aburrimiento. 2.Se gesta la Creación. Ya ardía Dámaso-chispita en la mente de Dios. 3. Fue el espacio, y creó Dios al luminoso Universo. Fue el tiempo: siglos... 4.Aquí y ahora: ¡mi día! Yo, Dámaso, ante Dios. Destino inmenso: amo, canto, pienso. ¡Dios y yo!

Emocionadas intuiciones sitúan al poeta en el centro de la Creación. Sabio ritmo expresivo: el primer terceto encabalga frases, dando movimiento a la Creación. El segundo, muy intenso y concentrado, casi telegráfico. Exclamaciones como balbuceos. Mantras, diría: jaculatorias.

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Y YO EN LA CREACIÓN

Qué soledad: Dios, solo. Solamente
Dios y la Nada. En el no-espacio, ardía
el no-tiempo. Letal monotonía:
el Dios y su vacío, frente a frente.

¡Nada, espanto, aun de Dios ¡Ah, no!: en su mente,
rosa en botón, la Creación latía.
Todo futuro ser, dentro, bullía.
(Ya Dámaso era allí chispita ardiente.)

Fué el espacio. Fluyó, sobre el espacio,
el tiempo, un terco río. Y el palacio
con flotantes antorchas se alumbró.

Siglos... ¡Mi día!: y amo, canto, pienso,
yo, de Dios, ante Dios. Destino inmenso.
Él y yo: de hito en hito, Dios y yo.

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SE MIRA, ¡VAMOS! ¡EA!, EN MIS PINITOS...

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"Creación delegada"es un canto al obrar creativo, autónomo, del hombre. Participa del poder de Dios Padre/Madre que contempla con ojos extasiados (se le cae la baba) las hazañas de su pequeño. No hay rivalidad Dios-Hombre. Prolongando su fértil sueño, Dios se mira en el Hombre(su imagen, su hijo) entre atónitos orbes infinitos. Centro del Cosmos, el Hombre: allí donde hay un hombre se anuda el Universo.

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CREACIÓN DELEGADA

Qué maravilla, libertad. Soy dueño
de mi albedrío. Me forjo (y forjo), obrando.
Yo me esculpo, hombre libre. Paro, ando,
hablo, callo, me río, pongo ceño,

yo, Dámaso, cual Dámaso. Pequeño
agente, yo, del Dios enorme, cuando
pienso, obro, río, Creación creando,
le prolongo a mi Dios su fértil sueño.

Dios me sopla en la piel la vaharada
creadora. Padre, madre, sonriente,
se mira (¡Vamos! ¡Ea!) en mis pinitos..

Niño de Dios, Creación plasmo de nada,
yo, punto libre, voluntad crujiente,
entre atónitos orbes infinitos.

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"CANTO LOS LABIOS, LOS OJOS, LOS SENOS, LAS PIERNAS, EL VIENTRE DE UNA MUCHACHA..."

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En "Vida y obra", biografía literaria escrita por el propio Dámaso, se describe el tema de los próximos versos en los siguientes términos: "En este soneto canto los labios, los ojos, los senos, las piernas, el vientre de una muchacha, y le pido a Dios que le conceda la justa, y, en la vida, imposible conservación de la belleza."

Comenta Díez de Revenga:“Se trata de una versión inversa a la de aquellos documentos del siglo de oro (por ejemplo el poema de Lope de Vega 'A una calavera de mujer', pulsar aquí para leerlo), en los que se exponía, con ascetismo militante, el destino final, imparable, de la belleza femenina y su conversión en despojos de la muerte. Dámaso Alonso elabora ahora un proceso contrario, mientras implora la permanencia”.

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ORACIÓN POR LA BELLEZA DE UNA MUCHACHA

Tú le diste esa ardiente simetría
de los labios, con brasa de tu hondura,
y en dos enormes cauces de negrura,
simas de infinitud, luz de tu día;

esos bultos de nieve, que bullía
al soliviar del lino la tersura,
y, prodigios de exacta arquitectura,
dos columnas que cantan tu armonía.

Ay, tú, Señor, le diste esa ladera
que en un álabe dulce se derrama,
miel secreta en el humo entredorado.

¿A qué tu poderosa mano espera?
Mortal belleza eternidad reclama.
¡Dale la eternidad que le has negado!


Pareciera el poeta madrileño fervoroso adorador de Apolo. Pero no: bacante de Dionisios –soldado de Marteincrepa al Creador:"¡Dale la eternidad que le has negado!" ¿Será Dios responsable caprichoso de nuestras arrugas, de nuestra muerte...?

Más tarde, en el poema "Alas" de "Hijos de la ira", recordará estos versos y ofrecerá una nueva lectura hacia la trascendencia: "¡Rezaba, sí! / Entonces / te recé aquel soneto / por la belleza de una niña, aquel / que tanto te emocionó. / Ay, sólo después supe / –¿es que me respondías?– / que no era en tu poder quitar la muerte / a lo que vive: / ay, ni tú mismo harías que la belleza humana / fuese una viva flor sin su fruto: la muerte. / Pero yo era ignorante, tenía sueño, no sabía / que la muerte es el único pórtico de tu inmortalidad."

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DÁMASO ALONSO: CUATRO SONETOS. PPS

Para la web "Nido de Poesía" elaboré una Presentación "Power Point"con el texto de estos cuatro sonetos ambientados gráfica y musicalmente. Podéis acceder pulsando aquí. Su peso es de 1,1 Mb. Cada uno controla el pase de diapositivas.

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