Roberto Cabral 3. SIEMPRE QUE LOGRO DARME POR ENTERO
Entrevistado en 1997, presentaba los descubrimientos de su conciencia y las coordenadas de su teología de librepensador, en estos términos: “Creo que hay un principio eterno; si no, todo sería una broma de pésimo gusto. Cielo e infierno son formas de representar el bien y el mal. El cielo es el amor y el infierno es el odio, a sí mismo y al mundo... Estoy encantado de haber madurado y llegado a los 84 años. Creo que si algo desarrollé fue mi capacidad de amar. El amor es la clave de todo. El que ama está salvado. La sabiduría plena y la fuente de toda virtud es el amor. Pero así como se ha envilecido la palabra democracia, también se ha envilecido la palabra amor.”
ME RETOZAN CENZONTLES EN EL PECHO
Aunque inicialmente el poeta se abandona a la voluntad de Dios y acepta dócilmente la muerte (“Bienvenida”), se burla en el segundo cuarteto, con ironía y contenida rabia, de ella y sus gusanos, como rebelándose a la misteriosa voluntad divina. Los tercetos finales son realistas y gozosos, evocando en primer lugar la naturaleza y sus regalos (sol, lluvia, colores del tiempo, orografía). Para cerrar el soneto con el título de nuestro post de hoy: “Siempre que logro darme por entero...”, mi mirada se vuelve limpia y luminosa, y mi pecho se puebla de juguetones y felices pájaros... “El amor ha ganado la partida.”
EN LAS MANOS DE DIOS
En las manos de Dios puse mi vida
desde mis años mozos más lozanos,
y abandonado y dócil en sus manos
hoy aguardo la muerte: Bienvenida.
Cómo, cuándo y de qué, Dios lo decida.
Buen provecho, carísimos gusanos.
Salud, señores tirios y troyanos.
El amor ha ganado la partida.
Ilumíname, sol. Báñame, lluvia.
Tarde gris, noche azul, mañana rubia,
cumbres y abismos lo que soy me han hecho.
Siempre que logro darme por entero,
se me alumbra en los ojos un lucero,
me retozan cenzontles en el pecho.
Y UNA MUJER DE MANOS AMOROSAS...
A continuación conoceremos “La felicidad”: magníficos versos de uno de los mejores sonetistas en lengua española. Al final del escrito, según costumbre, anota fielmente la fecha de composición: 25 de diciembre de 1986. En la sagrada fiesta de Navidad eleva el corazón al cielo de los deseos y sugiere, desde la plenitud existencial de sus 73 años, un “beatus ille” modesto y gozoso que no excluye, como buen mexicano, una alusión final a la muerte, acompañado, eso sí, de femenino amor, de caricias y rosas...
LA FELICIDAD
Un cómodo sillón, música buena,
buena salud, alerta los sentidos,
libros clave de autores preferidos,
largo el soñar y corta la faena.
Un mínimo de cava y de alacena,
poco sol, poco viento, pocos ruidos,
unos cuantos amigos escogidos,
conversación pacífica y amena.
Breves viajes al mar o la montaña,
el nieto que me cuenta alguna hazaña,
la sonrisa del hijo y de la nuera.
Un pequeño jardín con unas rosas,
y una mujer de manos amorosas
que me cierren los ojos cuando muera.
TE ILUMINAS CON LOS COLORES DE LAS BUGANVILIAS
Nuestro cuerpo envejece, se deteriora la salud con el tiempo, se arruga la piel, se debilitan los sentidos... ¿Y el alma?, se pregunta Roberto Cabral. A lo mejor el alma (o espíritu) está ardiendo de ilusión, de juventud, desborda de amor y ternura, se ha vuelto niña frente a la maravilla de un paisaje, como el fraile de la leyenda que se pasó en trance trescientos años escuchando arrobado el canto de un pájaro... Permite que sufra el cuerpo la incomodidad de la artritis, o la turbia visión de un principio de cataratas... Ilumina tu alma con el amor, la confidencia, la creatividad, reposa tu mirada por la pasarela de nubes que se visten de ángeles, se tornasolan, se agrupan y dispersan..., juega a escultor, permite a tu alma viajar en el tiempo a lo infinito...
MIENTRAS TÚ TE ILUMINAS
Mi cuerpo tiene cuatrocientos años.
¿Qué edad la de mi alma?
Recién nacida a ratos me parece
si arrobada contempla la belleza del mundo,
si ni comer, si ni dormir me deja
por hilvanar cuatro palabras.
(Y en otras ocasiones, tan antigua
como el miedo a la muerte, como el llanto
de todos los calvarios de la Tierra.)
Alma mía, la párvula, que siempre
atesores el don de conmoverte
por esas cosas nimias, inefables,
que nos hablan de amor, y hacernos pueden
más llevadero el tiempo de las lágrimas.
No envejezcas del todo. Siga el cuerpo
almacenando espinas y cansancios,
mientras tú te iluminas
con los colores de las buganvilias
o te sientes tocada por la gracia
al paso de las nubes, en los ojos de un niño.
ROBERTO CABRAL DEL HOYO
Insigne poeta, formó parte del histórico
grupo Ocho Poetas Mexicanos
1.Nuestras dos gravideces
LOS ESPOSOS
ALABEMOS
SE DIJO QUE UNA MADRE HA MUERTO
2.Me prestaste tus ojos para verme
HASTA QUE TÚ, SONRIENTE
TE QUIERO PARA TI
ESAS COPLAS
3.Siempre que logro darme por entero
EN LAS MANOS DE DIOS
LA FELICIDAD
MIENTRAS TÚ TE ILUMINAS
4.Y plenamente aún enamorado
ENAMORADO
LA DECLARACIÓN DE AMOR
EL MILAGRO
5.La sonrisa de Dios
LA SONRISA DE DIOS
TRÓPICO
EN LAS IGLESIAS OPULENTAS
6.Sangrando a borbotones
DE LA BELLEZA
EL MENSAJE PERDIDO
POLVO Y SUEÑO
7.Tal vez como a los pájaros me asistes...
DICHO CON ROSAS
UNA VEZ MÁS
PREMONICIONES
y8.Dos importantes poemas, para finalizar
PECADOS
AGUZO LOS SENTIDOS