Un divertimento literario de Txenti García Don Mateo , Cap. 7 Miércoles por la mañana

Don Mateo , Cap. 7 Miércoles por la mañana
Don Mateo , Cap. 7 Miércoles por la mañana

El amor es creativo y astuto, D. Mateo lo pondrá a prueba una vez más

- Buenos días padre. Veo que usted madruga. 

- Hassan Buenos días. Sí es una costumbre que cogí en el seminario y ahora me acompaña. ¿Te pongo el desayuno? 

- No, gracias. Prefiero empezar a caminar y dentro de un rato tomo algo ya por el camino.  

- Bueno pues entonces toma esta bolsa. Te he puesto varias cosas para el camino. Hassan, ha sido una bendición de Dios conocerte. Buen Camino, hijo. Utrella. Espero volver a verte un día. Y cuando estés con el padre Patera le das un abrazo de mi parte, el no me recordará pero yo a él sí. 

- Así lo haré. ¿Puedo pedirle su bendición? 

- Claro Hassan.  Arrodíllate: Padre Dios Misericordioso, bendice y acompaña a este hijo tuyo en el Camino hacia la tumba del Apóstol Santiago. Ilumínale en su discernimiento vocacional. Por Jesucristo Nuestro Señor. Amén. Santa María del camino acompáñale. 

- Gracias D. Mateo. Bueno. Marcho quiero aprovechar la fresca de la mañana. 

- Me parece bien. Buen viaje y dale recuerdos al santo de parte de este pobre cura. 

- Así lo haré. 

D. Mateo cerró la puerta y marchó para la habitación de invitados para recoger la cama que había usado Hassan.

―Señor qué historia. Un hombre en busca de su libertad y que la acaba encontrando en Ti. Se pone en  tus manos desde su fe materna y abraza esta Iglesia tras sentir el abrazo del Padre. No reniega ni de la fe ni de la verdad de sus padres pero acepta y abraza una Nueva Verdad, que le llena y que le hace libre. Cuando te cruzas con personas como él sientes que no les llegas ni a la altura del tobillo en materia de fe, ni con toda la teología del mundo. Aunque me he quedado con las ganas de preguntarle o de saber más cosas. ¿Al final se ha bautizado por un proceso de conversión o por agradecimiento? ¿En su fuero interno sigue siendo musulmán? ¿Cuándo tenga dudas de fe acudirá a la Biblia o al Corán?, Cuando coincida con sus hermanos musulmanes, ¿se sentirá uno de ellos o ajeno a ellos? … Ya, vale, perdón, disculpas. ¿Quién te crees Mateo, San Agustín, La Santa Inquisición? Mírate tu ojo y deja la paja del ojo de tu vecino. Es muy probable que hayas tenido en tu casa a un auténtico hombre libre.‖

Llaman a la puerta 

- Voy. ¿Se habrá dejado algo Hassan? … ¡Marcela! … Buenos días, pasa. 

- Gracias D. Mateo.  

- ¿pasa algo? ¡A estas horas  de la mañana tu por aquí! 

- No, no pasa nada. Solo que quería hablar con usted y… bueno pensé que quizá podría ser buena hora para hablar con usted antes de que empiece con sus obligaciones. 

- Mis obligaciones son las personas, Marcela. Y no es mala hora ninguna. Bien es cierto que madrugo para rezar el oficio divino y además me gusta madrugar, sobre todo cuando los días amanecen pronto. Por cierto ¿ Has desayunado? 

- No se moleste padre. 

- No es molestia, venga, además me queda un trozo de bizcocho que me trajo ayer Dña. Sofía y si no me ayudan a acabarlo se quedará duro. Pasa a la cocina y mientras voy preparando el desayuno me cuentas.  

- ¿Le ayudo en algo? 

- Sí, siéntate y me cuentas, y me dejas servirte.  

- Bueno, gracias. Ya sabe que mi chaval, Lucas, hará la confirmación. El otro día me dijo que necesita un padrino o una madrina, y…. Tengo miedo de que alguna beata le haga daño al chiquillo con murmuraciones o que le digan algo al obispo sobre su madre, o incluso que lleguen a mentar a Benito. 

- Toma. Vete cortando unos trozos de bizcocho. He de reconocer que no había reparado en el detalle del padrino o madrina de tu hijo. Para el resto seguro que será alguno de los padres o un familiar cercano. La verdad es que la madrina ideal serías tu, que tanto empeño y cariño estas poniendo en la formación cristiana de tu hijo, pero entiendo tus miedos. Déjame darle una vuelta. No quedan muchas semanas y cuanto antes tengamos una solución mejor. Lucas es un gran chaval y ni él ni tú merecéis  que nadie os amargue ese día. Le doy una vuelta Toma, ponte tú el azúcar que quieras. 

- Gracias D. Mateo.  

- ¿Y por lo demás Marcela qué tal? 

- Bien. Me quiere preguntar por mi relación con Benito  ¿no? 

- Te pregunto por todo y por nada, por lo que quieras tu contarme. 

- Llevo ya muchos años en el oficio D. Mateo, y aunque no es la ilusión de mi vida he logrado asumirlo como un trabajo. Y además tengo la suerte de estar en un local que nos tratan bien y nos protegen. No trabajamos para Paco. A Paco le pagamos un alquiler por las habitaciones y luego lo que se saca con  las consumiciones de los clientes. De hecho todas cotizamos como autónomas. No sé si sabe que somos ahora cinco chicas. Susana y yo que somos de aquí, Gloria, la latina, Irina la africana y Zarina la rusa, la última que se ha sumado al grupo. Es la más joven, tiene veinte años. 

- ¿Veinte años? ¡Pero si es una cría! Pero por Dios ¿no hay otro futuro para esa chiquilla?   

- D. Mateo. La vida no es tan sencilla. Esa chiquilla ha tenido mucha suerte, le ha tocado la lotería viniendo aquí. 

- ¿Cómo puedes decir eso Marcela? ¡Por Dios!!! 

- Juzgue usted mismo. Le cuento: Zarina, bueno su verdadero nombre es otro en ruso pero no sabría repetirlo. Zarina estaba ejerciendo la prostitución en un burdel de carretera de mala muerte en Rumanía. Es hija de prostituta y no ha conocido otro mundo en su vida. La conoció un camionero que es cliente nuestro desde hace años. El hombre se enamoró de la cría desde la primera vez que estuvo con ella. Tenía 18 años. Al tercer viaje lo organizó todo y se la trajo hasta aquí. Habló con Paco y consiguió que le hiciese un contrato de camarera de manera que con ello le fuese más fácil hacer los papeles y vivir legalmente en este país. 

- Y si se enamoró de ella… ¿por qué no …? 

- Pues porque este hombre está casado, tiene dos hijos y aunque le suene raro quiere a su esposa y a sus hijos. Ha hecho lo único que podía hacer y lo mejor para Zarina. 

- Y si trabaja de camarera ¿no … podría mantenerse con eso? 

- D. Mateo, le he dicho que Zarina solo ha conocido el mundo de la prostitución. No es tan fácil. 

- ¿Y no se podría hacer algo? 

- ¿La contrata de asistenta en su casa D. Mateo? 

- ¡Marcela, por Dios, cómo se te ocurre! 

- Pues deme otra alternativa. 

- No dudes que  te la daré. Pienso buscarla 

- Muy rico el bizcocho de Dña. Sofía. 

- ¡Claro! Esa podría ser la solución! 

- ¿Cómo? ¿Zarina en casa de Dña. Sofía? A usted se le va la cabeza. 

- Sí, no, Dña. Sofía sí, pero no para Zarina, sino para madrina de tu hijo. 

- ¡Ni de coña D. Mateo!, perdón, ¿esa beata? 

- Escucha Marcela escucha. Ya sé que es precisamente a ella y a su cuadrilla de beatas  a las que temes. Pero escucha mi plan mujer, por favor. 

- Le escucho. 

- Yo le pido a Dña. Sofía que como acto de caridad cristiana sea la madrina de tu hijo. Que tú, consciente de que serías un escándalo, me has pedido que le busque una buena madrina. Si acepta las tenemos

“anuladas” a todas. Ninguna abriría la boca, sería poner en entredicho a Dña. Sofía, y entre ellas no se muerden te lo aseguro. Al contrario asistirán todas y su presencia será un respaldo mayor que el del mismísimo obispo. Además si se lo toma a pecho seguro que le hace un buen regalo a tu hijo. Creo que merece la pena, piénsalo y hablamos los dos con Lucas para explicárselo                                                    

- La verdad D. Mateo es que es usted un pelín retorcido.  

- Astuto hija, astuto, Dios nos invita a ser astutos. 

- Bueno, no le molesto más. Ah. Respecto a Benito. Es un buen hombre. Le quiero y le agradezco que no intente sacarme del oficio haciendo una tontería. La iglesia perdería otro buen sacerdote, y yo… no tengo claro que ganase un buen marido.  Prefiero seguir manteniendo un buen amante. Padre, yo pienso que el amor nunca puede ser pecado. Il amore regge senza legge.   

- ¿Hablas italiano?  

- Leo mucho, y sobre todo oigo muchos idiomas, padre. 

- En fin. Benito ya sabe lo que pienso de vuestra relación. Nunca os juzgaré, pero públicamente tampoco puedo bendecirlo. 

- Gracias. Benito tiene un buen amigo. 

- Y tú también Marcela. Diles a tus compañeras que si algún día me necesitan estoy a su disposición. 

- Descuide. Y pienso que ellas dirán lo mismo hacia usted. 

- ¡Marcela por Dios! 

- ¡Es broma! Pero… también es cierto. 

- Venga vamos a dejarlo. Piensa lo de Dña. Sofía y no voy a olvidar a Zarina. 

- Mire D. Mateo, si lo de Dña. Sofía le parece buena idea, usted adelante. Yo lo hablo y se lo explico hoy a Lucas.  

- Gracias por tu confianza. 

- Gracias a usted por su cariño. Es un hombre de Dios. ¡Ya lo creo! 

- Lo intento Marcela, solo lo intento. Y venga, que me vas a ruborizar y como me vean ruborizado y contigo ya la tenemos liada.  

Mateo cerró la puerta de casa y fue al baño a mirarse sus mejillas sonrojadas. 

―Yo, hombre de Dios. ¡Ojalá! No dudaría que Marcela y sus compañeras nos precedan en el reino de los cielos.‖

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