Ignacio Echevarria y Carlo Acutis dos modelos para el siglo XXI Héroes y Santos que son “de los nuestros”

Héroes y Santos que son “de los nuestros”
Héroes y Santos que son “de los nuestros”

El padre de Ignacio Echevarría acudió a la representación en Vitoria 

todos estamos llamados a ser santos y héroes de la puerta de al lado, porque los santos y héroes de hoy son gente “de los nuestros”

Este Lunes Santo la Diócesis de Vitoria apostó por el escenario y la gran pantalla para ofrecer dos modelos de entregar la vida por los demás. 

La propuesta de la mañana llegaba de la mano de la Delegación de Pastoral con Jóvenes, la de la tarde de mano de las Cofradías Penitenciales de Vitoria, ambos pueden estar orgullosos de la acogida y resultado de su propuesta. 

Por la mañana fue el salón de actos del colegio Marianistas el que puso su escenario a disposición de la obra SKATE HERO, un musical que narra las últimas horas en la vida de Ignacio Echevarría que ha quedado para la historia como el héroe del monopatín. Brevemente la historia de este joven lo sitúa el 3 de junio de 2017 en Londres, en el lugar donde se produjo un atentado terrorista. Para salvar la vida de un agente de policía se enfrentó con su monopatín a uno de los terroristas y fue asesinado por otro terrorista por la espalda. Su acción heroica le valió el reconocimiento del gobierno y las fuerzas de seguridad británicas y pasar a la historia como el héroe del monopatín. Un grupo de jóvenes de Madrid, partiendo del libro publicado por Joaquín Echevarría, padre de Ignacio, construyeron un musical que traslada la imagen de un joven normal al que los valores que presidían su vida le llevaron a reaccionar frente a la violencia y que acabó con su vida. 

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Si emotivo fue el musical no lo fueron menos las palabras del padre de Ignacio que se hizo presente en Vitoria-Gasteiz para acompañar al grupo de jóvenes actores que dan vida a las últimas horas de su hijo: “Mi hijo era un chico normal, sin grandes habilidades, pero que nunca se rendía ante las dificultades, lo que os tiene que hacer ver, a todos los jóvenes que hoy estáis en esta sala,  que cualquiera puede hacer grandes cosas si se lo propone, querer es poder y el amor lo puede todo” ese fue el mensaje de Joaquín quien se sumaba en algún momento a las letras de las canciones que ya se sabe de memoria. 

La otra propuesta llegó en pantalla grande y por la tarde. “El cielo no puede esperar es una de las muchas frases de un joven de 15 años que tras fallecer en el año 2006 por leucemia generó una corriente de fe y devoción con su testimonio de vida. Carlo Acutis fue un jóven que se supo valer de las nuevas tecnologías para hacer llegar lo que a él le parecía importante en esta vida, el Misterio de la Eucaristía. De hecho una exposición que él ideó sobre los milagros eucarísticos sigue recorriendo el mundo. Carlo Acutis se encuentra en proceso de beatificación, su cuerpo embalsamado reposa en Asís.

“El Cielo no puede esperar” es la primera película sobre el Beato Carlo Acutis y en ella se recoge el testimonio de su madre y de otras personas que han sentido un fuerte vínculo con este joven santo del siglo XXI. 

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Non solum sed etiam

Ayer acudí como mero espectador a estas dos propuestas de la Diócesis de Vitoria, y ninguna de las dos me defraudó. Pero en ambas me surgió una misma pregunta: ¿Qué mensaje quedará en los jóvenes de estas dos propuestas de vida? Ellos acostumbrados al valor de los seguidores en vida, a los followers, a los likes que llegan a tu terminal, qué valor puede tener para ellos ser un héroe o un santo cuando ya no estás en este mundo.  Las historias de Ignacio y Carlo son “ways” para un musical o un documental, pero ¿para el día a día? No sé si alguien les dirá que sí, que para el día a día también, y no por los miles de seguidores o devotos que inspiren esas historias tras la muerte de ambos, yo me quedo con la parte de sus historias en vida, y en ambos relatos lo que se me cuenta es que fueron felices. Ignacio fue feliz con su monopatín, que por cierto hoy se puede ver en el memorial de las víctimas del terrorismo que hay en Vitoria-Gasteiz. Y Carlo Acutis fue feliz ayudando a los demás, a los más pobres que se encontraba en el camino, fue feliz investigando sobre los milagros eucarísticos y dándolos a conocer, fue feliz asumiendo su leucemia; e Ignacio fue feliz compartiendo tiempo y afición con sus amigos del surf y del monopatín, y convencido de que un mundo mejor era posible si cada uno ponía algo de su parte, y él lo puso. Le costó la vida, cierto, pero lo puso. 

Del Lunes santo de ayer me quedo con este mensaje: si se quiere se puede, y todos estamos llamados a ser santos y héroes de la puerta de al lado, porque los santos y héroes de hoy son gente “de los nuestros”.

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