Una lectura reposada hace “querer a la Amazonía” y a la Iglesia como Francisco. “Si el Papa te mira como un hermano qué importa que un cardenal diga tal o cual, que se burlen de nuestras plumas”
"Ahora somos nosotros los responsables de enfrentar otro momento eclesial en la Amazonía.”
"Donde empezó todo" analizan la exhortación y miran el futuro con esperanza
| Vicente Luis García Corres (Txenti)
El pasado viernes en Puerto Maldonado, en el Vicariato de Madre de Dios, donde “empezó todo”, el obispo monseñor David Martínez de Aguirre, acompañado de representantes del gobierno regional, de los pueblos indígenas, de las empresas de la minería y de otros sectores públicos participaron en una acto de presentación de la exhortación del Papa Francisco. El acto tuvo lugar en el auditorio San Juan María Vianney del Seminario.
Monseñor David destacó el documento como “un poema de Amor para enamorarnos de la amazonía”. Habló de la exhortación como un documento que comunica una palabra de aliento, de ánimo. Celebró la coincidencia de estar presentando este documento en un 14 de febrero.
Haciendo un repaso por el texto del papa Francisco destacó cómo el papa insiste en que no se trata de crisis separadas, la social por un lado y la ambiental por otro, no, es una crisis socioambiental, porque “el cuidado de la Tierra y de los pobres es el mismo grito”.
Monseñor Martínez de Aguirre dijo que la invitación de la Iglesia es a “amar la tierra más que a usarla, y a tenerla como casa no como recurso“.
Y respecto de aquellos temas eclesiales sobre los que había más expectación el obispo de Puerto Maldonado dijo que el papa ha optado por invitarnos a superar el clericalismo, a buscar soluciones que superan el conflicto.
El representante del gobierno regional intervino para reconocer que “como Estado nos estamos olvidando del hombre”, y asumió el compromiso de incluir el enfoque y la reflexión del papa en las políticas medioambientales.
El representante de los pueblos indígenas destacó la posibilidad de haber podido tener voz en este proceso, de haber sido escuchada la voz de los pueblos indígenas, y reconoció ser parte del problema y de la solución.
El representante de la minería buscó trasladar la idea de que no solo una minería descontrola es causa del desastre ecológico, sino que otras medidas no respetuosas con la naturaleza alterando los ecosistemas acaban teniendo consecuencias globales.
La coordinadora de la mesa nacional de lucha contra la pobreza, la religiosa Lourdes Pérez, se centró en el cuarto sueño del papa Francisco, el sueño eclesial, destacando que el protagonismo del pueblo de Dios amazónico parte de la conciencia de ser herederos, “la Iglesia no empieza con nosotros. Misioneros y misioneras, con sus luces y sombras dieron respuesta al momento que les tocó vivir. Y ahora somos nosotros los responsables de enfrentar otro momento eclesial en la Amazonía.”
Fijó su interés en todo el tema de la inculturación, incidiendo en la conexión entre lo social y lo espiritual.
La última en intervenir fue Yesica Patiachi que asistió como auditora en el Sínodo. Yesica denunció el trato recibido “yo pensé que los países europeos, que se denominan países desarrollados, entendían la cultura de otros. Vivió con dolor y sorpresa que fueran acusados de profanar el templo de Roma por ir con sus atuendos tribales. Pero también apuntó que sintió que el Papa les miró como un hermano, como uno más de su comunidad, “y si el papa te mira como un hermano que importa que un cardenal diga tal o cual, que se burlen de nuestras plumas”. “En la sala sinodal me sentí escuchada”. Y concluyó con la esperanza de que las conclusiones del sínodo no se queden en los despachos sino que lleguen hasta los rincones de la selva.
Non solum sed etiam
Tras visionar este acto que durá más de tres horas la primera sensación que uno saca es que los primeros protagonistas del Sínodo han recibido con agrado la exhortación. Consideran que se centra en lo importante. Manifiestan haberse sentido escuchados por el Papa. Y confían ahora en el cumplimiento de las conclusiones que el Papa no ha suplido con su exhortación.
Y desde la reflexión suscitada tras una lectura reposada de la exhortación “Querida Amazonía”, creo que es un texto que va para todos.
Algo que ya ha sido destacado, yo también recojo, porque creo que marca y enmarca, todo lo que sigue: “quiero expresar las resonancias que ha provocado en mí este camino de diálogo y discernimiento. No pretendo ni reemplazarlo ni repetirlo.” (refiriéndose al documento conclusivo del Sínodo.)
Francisco no cuestiona el trabajo sinodal, solo expone lo que, reposadamente y puesto en oración, todo lo leído y oído ha suscitado en conciencia para poner por escrito una aportación magisterial que nos ayude a seguir caminando como Iglesia.
Poco más adelante expone sus cuatro “sueños”
Sueño con una Amazonia que luche por los derechos de los más pobres, de los pueblos originarios, de los últimos, donde su voz sea escuchada y su dignidad sea promovida.
Sueño con una Amazonia que preserve esa riqueza cultural que la destaca, donde brilla de modos tan diversos la belleza humana.
Sueño con una Amazonia que custodie celosamente la abrumadora hermosura natural que la engalana, la vida desbordante que llena sus ríos y sus selvas.
Sueño con comunidades cristianas capaces de entregarse y de encarnarse en la Amazonia, hasta el punto de regalar a la Iglesia nuevos rostros con rasgos amazónicos.
Qué hermoso usar el verbo “soñar”. Soñar evoca esperanza, evoca ilusión,, evoca confianza, evoca fe. Muy propio para quien es el Pastor de la Iglesia Universal.
Pero cada sueño está acompañado de una dosis de realidad, no son sueños ingenuos. El primer sueño, el sueño social incluye la denuncia calificando de “injusticia y crimen” las actuaciones abusivas que se llevan ejerciendo contra la tierra y contra los pueblos que la habitan.
Una denuncia que hace extensiva a todo el planeta y a quienes se excusan en la globalización para imponer “un nuevo tipo de colonialismo”.
Una denuncia que es también autocrítica, reconociendo la participación de miembros de la Iglesia en esos crímenes y en esas injusticias. Una denuncia que estaría bien saber cómo ha sido recibida en aquellos países y sectores de la Iglesia que hoy siguen siendo cómplices de dictaduras y abusos económicos, sociales, políticos, …
Sobre el sueño cultural el Papa Francisco reconoce las labores que se llevan realizando en este área de recuperación de culturas indígenas. Leyendo este apartado he recordado el trabajo que se está llevando en Ecuador para la recuperación de la cultura Montuvia y en el que está empeñado el misionero vasco Juan Ramón Etxebarría. “Es importante dejar que los ancianos hagan largas narraciones y que los jóvenes se detengan a beber de esa fuente” dice la Exhortación, y eso precisamente es lo que están haciendo en el Proyecto de San Isidro.
ref.: http://www.religiondigital.org/non_solum_sed_etiam-_el_blog_de_txenti/Echevarria-Montubia-Quiroz-Andino-Amazonia_7_2194950486.html
El sueño ecológico podría ser firmado por cualquier organismo de conservación de la naturaleza, por cualquier comité científico, por cualquier colectivo con dos dedos de frente y un mínimo sentimiento de la importancia que tiene el cuidado del Planeta Tierra. Y en esta tarea la Iglesia se siente igualmente llamada a poner su grano de arena.
“La Iglesia, con su larga experiencia espiritual,
con su renovada consciencia sobre el valor
de la creación, con su preocupación por la justicia,
con su opción por los últimos, con su tradición
educativa y con su historia de encarnación
en culturas tan diversas de todo el mundo, también
quiere aportar al cuidado y al crecimiento de
la Amazonia.”
Y el cuarto sueño, un sueño eclesial. El “sueño” en el que los medios y los enteros se han fijado pero solo para buscar titulares inexactos. El sueño con el que muchos soñaban o se soñaban “ganadores”. El sueño que ha “defraudado” y al que poco a poco se van sumando artículos más propositivos y cercanos a lo que posíblemente el Papa ha querido transmitir.
Este sueño empieza recordando que lo primero que tenemos que tener claro es nuestra vocación de anuncio del Evangelio, de la Buena Noticia.
Lo segundo nos recuerda que “la Iglesia tiene un rostro pluriforme”. Que la Iglesia es Iglesia EN cada lugar. “El cristianismo no tiene un único modo cultural”. En esa diversidad encaja entender la iglesia con rostro amazónico, y la relectura de los símbolos particulares “sin calificarlos necesariamente de idolatría”.
La importancia radical de la Eucaristía en la vida de la comunidad cristiana queda más que reafirmada por Francisco. La necesidad de ministros ordenados también la reconoce el Papa, y las dificultades para llegar a comunidades que viven en los más recónditos lugares de la selva, y la misión itinerante de toda la migración que se vive en la Amazonía.
Reconoce que “el modo de configurar la vida y el ejercicio del ministerio de los sacerdotes no es monolítico”. Y tras sopesar las circunstancias y por muy urgentes que a algunos puedan parecer (o parecernos ) la incorporación de revisiones de estos ministerios ordenados, hoy, el Papa, considera que la apuesta y el esfuerzo de la Iglesia tiene que ir dirigido a suscitar vocaciones de todo tipo.
¡Pero es que esta conclusión es válida para la Amazonía y para cualquier rincón del mundo mundial!
Más allá de solicitar que los curas se puedan casar o no, lo primero que hace falta es hombres con vocación sacerdotal, y para hoy es tal y como hoy se concibe el sacerdocio, que es célibe. No se descarta reflexiones ulteriores sobre el tema, pero lo urgente, hoy, son vocaciones al sacerdocio. Y mientras nos empeñemos en cambiar las normas estaremos perdiendo tiempo para solicitar obreros al Dueño de la mies.
¡Que NO es disparatado solicitar la abolición del celibato! pero que lo urgente es suscitar vocaciones.
A raíz del Día del Seminario escribí un artículo en el que entrevistaba a unos seminaristas y luego hacía mi comentario personal que algunos consideraron desacertado, aunque solo uno me lo ha dicho. Bien, pues creo que estaba en sintonía con un párrafo que aparece en la exhortación:
“El sacerdote es signo de esa Cabeza que
derrama la gracia ante todo cuando celebra la
Eucaristía, fuente y culmen de toda la vida cristiana.
Esa es su gran potestad, que sólo puede
ser recibida en el sacramento del Orden sacerdotal.
Por eso únicamente él puede decir: “Esto es
mi cuerpo”. Hay otras palabras que sólo él puede
pronunciar: “Yo te absuelvo de tus pecados”.
Porque el perdón sacramental está al servicio de
una celebración eucarística digna. En estos dos
sacramentos está el corazón de su identidad exclusiva.”
ref.: http://www.religiondigital.org/non_solum_sed_etiam-_el_blog_de_txenti/Seminarios-busqueda-sincera-honesta-diocesis_7_2183851600.html
Y respecto del papel de la mujer. La exhortación comienza reconociendo que sin la mujer el Evangelio no habría permanecido en aquellas tierras,( ni en estas ni en otras ).
Creo que el Papa Francisco nos invita a una mirada nueva respecto del papel de la mujer en la Iglesia. Es muy probable que arrastrados por una idea equivocada de reconocimiento de la mujer en la Iglesia primordialmente desde su acceso a ministerios ordenados y desde ahí, gran error, a puestos de decisión en la institución. Estemos equivocando el objetivo principal que es que la mujer ocupe el lugar que Dios quiso para ella desde el Principio: hacer presente a Cristo en la Tierra.
“ Esto nos invita a expandir la mirada para
evitar reducir nuestra comprensión de la Iglesia a
estructuras funcionales. Ese reduccionismo nos
llevaría a pensar que se otorgaría a las mujeres
un status y una participación mayor en la Iglesia
sólo si se les diera acceso al Orden sagrado. Pero
esta mirada en realidad limitaría las perspectivas,
nos orientaría a clericalizar a las mujeres, disminuiría
el gran valor de lo que ellas ya han dado y
provocaría sutilmente un empobrecimiento de su
aporte indispensable.”
Lo que creo que quiere decirnos Francisco es que la mujer tiene un papel más importante que el de ser sacerdote, y “ese rol” es el que tenemos que descubrir, definir y alcanzar entre todos y todas.
Francisco camina con el ritmo de Dios, que es como debe caminar un Papa, independientemente de que el resto queramos acelerar o frenar la marcha. Así, posiblemente, es como la Iglesia viene durando tantos años.
Vuelvo a la idea que expresaba en el artículo anterior: No podemos vivir esperando ver los frutos de los cambios que deseamos, tenemos que vivir trabajando para que un día sean realidad, pero “cuando Dios quiera”.
El último apartado Francisco lo dedica a la convivencia ecuménica e interreligiosa. La plurireligiosidad es un fenómeno global, y llamados a entendernos, a trabajar juntos, a orar juntos es un imperativo que debemos llevar a cabo no solo para salvar la Amazonía, sino al Planeta, al ser humano y a todas las criaturas que en él habitamos.
Madre de la Amazonía, ora pro nobis.