El obispado de Vitoria ha puesto en manos de la empresa Kalearte la difusión y las visitas guiadas del patrimonio diocesano en un proyecto denominado Grandes Templos Tenplu Nagusiak. Conocemos esta iniciativa de la mano de Ricardo Garay y lo hacemos con unas pinceladas de la visita a la torre de San Vicente. 

El Departamento de Patrimonio Artístico y Cultural de la Diócesis de Vitoria ha organizado este proyecto pionero debido a las circunstancias especiales que vivimos por la pandemia. Bajo el título de “Grandes Templos de Vitoria-Gasteizko Tenplu Nagusiak” este programa pretende mostrar durante los meses de julio, agosto y septiembre las iglesias de San Pedro Apóstol, San Miguel Arcángel y San Vicente Mártir así como la Catedral de María Inmaculada, Madre de la Iglesia con todo lujo de detalles. Los visitantes podrán descubrir su arquitectura monumental y rasgos artísticos así como la rica variedad de esculturas e imaginería, vidrieras y retablos. Además, quien quiera, podrá ver la ciudad desde lo más alto en el caso de la iglesia de San Vicente, con su recién restaurada torre, y desde la Catedral Nueva, con su enorme terraza, ya acondicionada para visitas. En esta última además se podrá terminar con una visita al Museo de Arte Sacro, situado en la girola y que alberga obras únicas en el mundo. 

Las visitas, con todas las medidas sanitarias preventivas, podrán ser a uno o varios templos, individual o en grupo, de lunes a sábado, gratis las visitas que vayan por libre y entre 3 y 5 euros –dependiendo de la modalidad– las guiadas, siendo aquí gratis para niños menores de 12 años, desempleados y mayores de 65. Para reservar visita guiada y consultar horarios y precios, podrán hacerlo en la web www.kalearte.com, quienes se ocuparán de enseñar estas iglesias con un guía experimentado. También, para más información, lo pueden hacer llamando al 945 10 10 70 o escribiendo a info@kalearte.com. 

Non solum sed etiam

Por responsabilidad y mientras dure la situación de alto riesgo de contagios por el COVID 19 debemos evitar cualquier actividad multitudinaria y abrirnos a propuestas familiares, de grupos reducidos, manteniendo siempre el sentido común en las medidas de higiene y protección. Creo que esta propuesta del Obispado de Vitoria puede ser una oferta veraniega a tener en cuenta, tanto para los ciudadanos de Vitoria-Gasteiz como para quienes se animen a ese turismo local o de cercanía, que, si sabemos mantener las medidas que nos indican podremos realizar, seguir dando vida a la actividad económica ligada al turismo, y todo desde el evangélico criterio de pensar en el prójimo.