El "ora et labora" benedictino es en ella de suprema actualidad La Abadía Cisterciense de Santa María de Viaceli, una experiencia única
(Antonio Aradillas).- San Benito le dedica el apartado 14 del prólogo de su santa Regla a quienes llamen a las puertas de las hospederías de sus monasterios para pasar unos días con sus monjes... El santo fundador no se preocupa ni de la riqueza ni del poder, sino que mira y atiende la naturaleza común de cada ser humano que, cualquiera que sea su condición anhela profundamente la vida y desea días felices.
Para él no hay "roles", hay personas; no hay adjetivos, sino substantivos. El sentido de la persona creada a imagen de Dios es uno de los valores aportado por el cristianismo y a partir de este principio, se construyeron los monasterios que con el tiempo, se convertirían en cuna del renacimiento humano, cultural, religioso y también económico.
Animado con estas sugerencias de tanta reciedumbre teológica y humanística, llamé recientemente a las puertas de la Abadía Cisterciense de Santa María de Viaceli, -Cóbreces, Cantabria-, con el reconfortante y sabio propósito de participar en la vida comunitaria de sus monjes. De entre los avisos y recomendaciones expuestas a la entrada de su hospedería, destaca el obviamente ascético de "Por favor, apaga su móvil: para hablar con Dios, no lo necesitas".
Es de agradecer que tan sensato, sano y sublime aviso presida e inspire la determinación personal de pasar allí unos cuantos días monásticamente, con la reconfortante intención de participar en los rezos, cantos y trabajos de la comunidad... Esta, compuesta en tiempos gloriosos por un centenar de monjes -sacerdotes y hermanos-, consta en la actualidad de poco más de dos docenas, con la circunstancia de que la media de edad de unos y otros, se halla alrededor de los 75 años.
-Sí, Dios proveerá. Hubo tiempos similares y aún peores, pero por parte nuestra hemos de recorrer largos y hasta inéditos caminos y procedimientos para dar a conocer el misterio salvador y religioso que es y significa nuestra vida en la Iglesia. El "ora et labora" benedictino es en ella de suprema actualidad, con capacidad de convencer aún a no pocos jóvenes. La hospedería puede ser -y será- de gran utilidad en esta tarea.
La hospedería de Santa María de Viaceli cuenta con unas treinta plazas muy bien acondicionadas, de las que pueden hacer uso hombres y mujeres, con precio -pensión completa- ciertamente asequible. Un monje-hospedero, con dos o tres doctorados conseguidos en el "Ambrosianum" de Roma, servía la comida, previa la devota bendición monástica, y el oportuno y salutífero "¡que aproveche¡", recitado en latín, es decir "prosit" , que es como la comida sabe y alimenta más y mejor. Refiero que todos los productos son naturales y sobrenaturales y que las manos de los monjes dejaron en los mismos ecológicamente sus huellas, no exentas de salmos e invocaciones.
El horario del refectorio, seguido con puntualidad sagrada, es este: desayuno, a las ocho; almuerzo, a las dos de la tarde y cena a las ocho. El del monasterio y sus "Horas Canónicas" es este: Vigilias: 4,45; Laudes y Eucaristía: 7,30; Tercia: 10; Sexta: 1,15; Nona: 3,30; Vísperas: 6,45 y Completas y Salve a la Virgen a las 9.
A los huéspedes que se presenten en el monasterio, quienes, tal y como reza la Regla de san Benito (53,1) "han de ser acogidos como a Cristo", se les brinda la oportunidad de asistir y participar en las "Horas Canónicas" monásticas como y cuando quieran. Por encima de todo, se ha de tener en cuenta que la hospedería no está pensada ni servida fundamentalmente, por ejemplo, para estudiar o preparar oposiciones. T
ampoco para pasar unos días de mar, de playa o de paseos ecológicos por parajes tan bellos. El conocimiento, junto con la participación en la vida monástica -oración, trabajo y vida de comunidad-, es marco, argumento y justificación primordial para quienes optaron por llamar a las puertas de la hospedería de Santa María de Viaceli como solución a la su necesidad de silencio, contemplación y descanso para el alma y para el cuerpo.
Aseguro que la estancia y vida en comunidad de los monjes cistercienses de Cóbreces, les aporta sumo y substantivo verismo y estabilidad a la promesa de que "acogemos desde la paz para la paz, desde la oración y para la oración; ofrecemos un ambiente de silencio, oración litúrgica, soledad y sosiego. Nuestra acogida quiere ser un servicio evangélico ofrecido a todas las personas de buena voluntad, mientras no perturben la paz de los monjes ni la de los demás huéspedes", la selecta y bien cuidada y documentada biblioteca contribuirá en tan noble empeño.
No hay que olvidar así mismo, que en la abadía de Viaceli, sus monjes elaboran un queso excepcional, premiado en tantas competiciones del ramo alimentario, con la bendición de Dios, el sudor de la frente de los cistercienses y la seguridad de que sus componentes son de primera calidad ecológica, a todo lo que hay que añadir el constante eco de las campanas que convocan a las "Horas Canónica" por tan plácidos alrededores.