"Armoniosa sinfonía de iglesias y pueblos preocupados por el evangelio" Agenor Brighenti: "El documento del Sínodo no cierra ninguna puerta tocada por las iglesias y los pueblos de la región amazónica" (I)
"El viaje comenzó en enero de 2018 con ocasión de la visita del Papa Francisco a Puerto Maldonado (Perú), pasó por la realización del Sínodo en Roma y ahora entra en el período de aplicación de sus propuestas"
"Los participantes de la región amazónica llegaron a Roma sabiendo lo que querían decir"
"También es cierto que junto a las puertas que se han abierto, otras solo se han dejado entreabiertas, dejando toda la carga de abrirlas sobre los hombros del Papa Francisco"
"También es cierto que junto a las puertas que se han abierto, otras solo se han dejado entreabiertas, dejando toda la carga de abrirlas sobre los hombros del Papa Francisco"
| Agenor Brighenti
Un evento, por muy exitoso que haya sido, si no tuviera un "antes", difícilmente tendrá un "después". El Sínodo Amazónico, habiendo tenido un largo y participativo proceso de preparación, no defraudó en su realización y, ahora, seguramente tendrá una consecuente implementación de los nuevos caminos propuestos. Está en el perfil del Papa Francisco privilegiar el proceso sobre los resultados. "El tiempo es superior al espacio" (EG 236) es uno de sus cuatro principios de acción, indicados en la Evangelii Gaudium. En este sentido, el Sínodo de Amazonía innova en relación a los anteriores, inaugurando un nuevo estilo de asamblea, que tiende y necesita ser mejorado en el futuro, aunque el Papa Francisco está muy solo, también en este aspecto.
El Sínodo en su preparación
Este Sínodo fue preparado sinodalmente, con la amplia participación de los pueblos de la Amazonía. En la fase de escucha participaron directamente 87.000 personas, de 120 pueblos diferentes, en 280 eventos realizados en las iglesias locales de los nueve países de la región. REPAM - La Red Eclesial Panameña, organización adscrita al Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM), con sede en Perú y filiales afiliadas a las Conferencias Episcopales de cada uno de los países de la región, animó y coordinó el proceso. El viaje comenzó en enero de 2018 con ocasión de la visita del Papa Francisco a Puerto Maldonado (Perú), pasó por la realización del Sínodo en Roma y ahora entra en el período de aplicación de sus propuestas.
La fase de escucha tuvo como documentos de referencia - los Lineamenta (Documento de Consulta) y la fase de preparación inmediata - el Instrumentum Laboris (Documento de Trabajo), que recogió las contribuciones recogidas en la escucha. Los participantes de la región amazónica llegaron a Roma sabiendo lo que querían decir y sugerir al Papa, haciendo suyo el grito del pueblo amazónico. Y el Papa, paciente y atento, los escuchó... y aplaudió. La actitud de no todos sus colaboradores en la casa, sin embargo, que no dudó en dejar claro en la asamblea.
El Sínodo en su realización
El Sínodo fue también un sínodo en su realización. Además de los obispos de todas las diócesis y prelaturas de los nueve países de la región, estuvieron presentes 55 auditores, 12 invitados especiales, 6 delegados fraternos de otras Iglesias, así como 25 expertos en ciencias humanas y teológicas. Como los desafíos de la región amazónica van más allá de sus fronteras, representantes de la Iglesia en Europa, África y Asia también estuvieron presentes en el evento. Fueron 186 Padres sinodales, acompañados por más de un centenar de personas, especialmente indígenas y mujeres, en una armoniosa sinfonía de iglesias y pueblos preocupados por el evangelio de la vida y el cuidado de la "Casa Común".
En el auditorio de la Sala Pablo VI, en las llamadas Congregaciones Generales, todos escucharon a todos. En los grupos lingüísticos, llamados Círculos Menores, fue posible profundizar las cuestiones planteadas en la sesión plenaria presentando "contribuciones" al primer borrador del documento de conclusión. El texto fue discutido y enmendado en los Círculos Menores, con vistas a un segundo borrador, sometido a la votación de los Padres sinodales en la última Congregación General. El primer borrador del documento, también debido a un límite de tiempo para los Secretarios Especiales y la Comisión de Redacción, salió con muchas limitaciones, causando un cierto malestar generalizado, hasta el punto de que, a su regreso a los Círculos Menores, recibió 831 vías, con el fin de ser integrado en el segundo borrador.
También afectada por la falta de tiempo, la Comisión de Redacción no pudo integrar todos los modos presentados, sin comprometer una buena mejora del texto. Se eligió una redacción más consensuada para toda la asamblea, hasta el punto de que el documento tuvo la aprobación unánime de los Padres sinodales. No se rechazó ningún párrafo. Ciertamente, el texto podría haber tenido una mayor inclusión de los caminos de los Círculos Menores si los expertos no hubieran tenido que limitarse a una tarea más técnica que la de reflexión y sistematización de las propuestas. Una mejor integración de los expertos en la Asamblea es uno de los aspectos que deben mejorarse. La manera en que los teólogos actuaron en el Vaticano II puede ser un buen punto de referencia. Por otro lado, el documento no cierra ninguna puerta tocada por las iglesias y los pueblos de la región amazónica. Pero también es cierto que junto a las puertas que se han abierto, otras solo se han dejado entreabiertas, dejando toda la carga de abrirlas sobre los hombros del Papa Francisco.
La necesidad de un desbordamiento de personas
La prudencia ante la urgencia de avanzar se debe, sobre todo, al temor de innovar cuando el Sínodo se propuso discernir y proponer "nuevos caminos para la Iglesia y para una ecología integral". Consciente de ello, el Papa Francisco, en un momento dado de la obra, habló de la necesidad de un "desbordamiento", de soluciones "abarcadoras y totales", integrales, no de simples "parches". Pero las propuestas valientes y magnánimas requieren una capacidad de riesgo, de innovar para poder innovar, lo cual es muy solicitado.