"El proceso de inmatriculaciones tendrá que ser sometido a análisis" Antonio Aradillas: "En la Iglesia es de justicia y actualidad reivindicar su franciscanización"
"Aunque algunos se rasguen las vestiduras y aún sus respectivos ornamentos sagrados, son ya muchos los convencidos de que los programas inspirados por los partidos políticos que democráticamente acaban de imponerse en el panorama español, contienen ideas, propósitos y proyectos bastante más “franciscanos” que otros, que “ganaron” antes"
"Los privilegios eclesiásticos en la actualidad ofenden y desvirtúan la convivencia"
"Lo de “rojos” igual a “ateos”, y lo de “azules”, igual a “católicos, apostólicos y romanos”, pasó deliberada y felizmente a la historia de las caricaturas"
"Lo de “rojos” igual a “ateos”, y lo de “azules”, igual a “católicos, apostólicos y romanos”, pasó deliberada y felizmente a la historia de las caricaturas"
Con ínclita y piadosa referencia sobre todo a los “Franciscos” de Asís y al de Bergoglio, es de justicia y actualidad en la Iglesia reivindicar su “franciscanización” para que, siempre y en todo, se apellide y sea “de Jesús”. Sin estos y otros “Franciscos”, no sería Iglesia la Iglesia. “Sincero, patente, claro y que no ofrece dudas ni miedos” alivia y reconforta en gran parte, y en sus principios, la procedencia etimológica de la palabra. Iglesia y “Franciscos” son términos y comportamientos netamente eclesiales.
Y aunque algunos se rasguen las vestiduras y aún sus respectivos ornamentos sagrados, son ya muchos los convencidos de que los programas inspirados por los partidos políticos que democráticamente acaban de imponerse en el panorama español, contienen ideas, propósitos y proyectos bastante más “franciscanos” y en consonancia con los evangelios, que otros, que “ganaron” antes, con bendiciones, participación y asentimientos hasta litúrgicos o para-litúrgicos. El argumento de que “una cosa es predicar y otra dar trigo”, es igualmente extensible a situaciones pasadas en las que además, con argumentos bíblicos y forzadamente teológicos, se intentó explicar y aplicar, el mismo santo evangelio, de manera contraria y no precisamente al servicio del pueblo y de los más pobres…
De aquí en adelante, en conformidad “franciscana”, y con legitimidad democrática, por citar algunos (pocos) ejemplos, en España el proceso de inmatriculaciones, con todas sus consecuencias, efectuado por las “autoridades eclesiásticas correspondientes”, tendrá que ser sometido a análisis mucho más profundos y serios, sin conformarse con haber sido llevados a cabo “en el nombre de Dios”.
Personas, situaciones y lugares exentos de cotizar al resto del pueblo, por el hecho y titulación de “religiosa”, como la Iglesia católica, se someterán asimismo y democráticamente a revisión, dentro de la ley y sin privilegios que en tiempos pasados pudieran haber tenido alguna lejana explicación, pero que en la actualidad ofenden y desvirtúan la convivencia, aún la religiosa, en perjuicio de todos. Huelga reseñar que todo habrá de hacerse conforme a la ley, sin revanchismos, con la Constitución, con piedad, sensatez y Sagrada Escritura.
A las llamadas, tenidas y consideradas aún sociológicamente como “personas sagradas”, les espera un largo y decidido proceso de “secularización”, en el sentido de tener que abandonar hábitos, costumbres y comportamientos que les parecieron inherentes a la condición religiosa, tanto dentro como fuera de los lugares sagrados, porque sí, por exigencias y al amparo del Código de Derecho Canónico y de la disciplina eclesiástica.
Estar los sacerdotes y obispos a la espera de los emolumentos llovidos del padre Estado, no depender del trabajo “civil” –secular- bajo cualquiera de sus formas legítimas, resultará de aquí en adelante extraño, poco o nada fiable y además en disonancia con comportamientos evangelizadores originarios mucho más eclesiales.
La religión como asignatura obligatoria en los colegios, concertados o no, y estos tenidos y considerados como “religiosos”, aún rechazando la coeducación, no parece reivindicación cristiana, contando además con los procedimientos que rigen la adjudicación de las plazas del profesorado destinado a impartirla. Tampoco merecen el “aprobado”, o el “suficiente”, la enseñanza impartida por no pocos “profesores”, impuestos por obispos “anti” o “a” conciliares – Vaticano II- y “piadosamente” enemistados con las enseñanzas del papa Francisco.
La Iglesia demanda en España “franciscanización” urgente y profunda y sin más concesiones que las estrictamente precisas por imperativo de la piedad y de la misericordia con el debido respeto a determinadas personas, instituciones y organismos, de por sí lentos a los cambios. Recorrer caminos de democratización y actualización de preceptos, interpretación de leyes, y revisión de “principios” –inamovibles hasta ahora- , es tarea-ministerio esencial en la Iglesia. Los templos se quedan irremediablemente vacíos, faltan vocaciones y quienes diocesanamente presentan y representan a la Iglesia se sienten incapacitados para afrontar problemas distintos de los que demanda la burocratización para poder subsistir y no verse obligados a echarles el cerrojo…
Coincidir cuanto se pueda, y más, con los programas políticos de progreso y su aceleración, al servicio del pueblo, es –será- tarea importante del estamento jerárquico. Lo de “rojos” igual a “ateos”, y lo de “azules”, igual a “católicos, apostólicos y romanos”, pasó deliberada y felizmente a la historia de las caricaturas.
Esto no obstante, al papa Francisco le resultará muy difícil hacerse, por ahora, presente en España, aun cuando todos los pobladores bíblicos del Pórtico de la Gloria, se arrodillaran ante él, pidiéndoselo “por amor de Dios”, con ayuda del mismísimo don Pelayo y del arzobispo actual de Covadonga, de quien por cierto se refiere que cuenta con serias posibilidades de ser candidato a presidir la Conferencia Episcopal Española.
"Recorrer caminos de democratización y actualización de preceptos, interpretación de leyes, y revisión de “principios” –inamovibles hasta ahora- , es tarea-ministerio esencial en la Iglesia"