"La Ruta Jacobea vive ahora cierta orfandad por ausencia de sus caminantes" Somos Camino
"Camino solariego por una senda milenaria, el Camino de Santiago, que ahora “hiberna”, es tiempo de 'soledad sonora', de evocación y sentir agradecido por lo vivido hasta aquí, y de espera esperanzada del porvenir, pero en realidad lo que importa es el momento presente"
"Seamos conscientes, seamos sabios, no abandonemos lo que tantas veces ha sido raíz de las más bellas heroicidades, basadas en el amor al prójimo"
"Aquí está un petirrojo, que como El Principito a su zorro, ya he llegado a domesticar, a fuerza de gestos de amabilidad; en realidad, ambos nos hemos hecho amigos sintiéndonos parte de un todo creacional"
"Aquí está un petirrojo, que como El Principito a su zorro, ya he llegado a domesticar, a fuerza de gestos de amabilidad; en realidad, ambos nos hemos hecho amigos sintiéndonos parte de un todo creacional"
| Paco Castro Miramontes
Paz y bien: Los sueños del alma enarbolan su bandera de esperanza: en el corazón del invierno también es posible soñar.
Camino solariego por una senda milenaria, el Camino de Santiago, que ahora “hiberna”, es tiempo de “soledad sonora”, de evocación y sentir agradecido por lo vivido hasta aquí, y de espera esperanzada del porvenir, pero en realidad lo que importa es el momento presente. Aquí y ahora, este trecho de la senda de la eternidad.
La Ruta Jacobea vive ahora cierta orfandad por ausencia de sus caminantes. Pero no deja de ser un vital espacio natural en el que elevan sus sinfónicos cantos aquellas criaturas que habitan a la vera misma del Camino, como guardianas de un tesoro de espiritualidad.
Dios que creó en origen, que sigue creando, se hace hálito en la “hermana y madre” naturaleza, de sencillas y profundas huellas franciscanas.
La mente hace palpitar en este instante ecos musicales; las cuatro estaciones, y su melódico y tempestuoso invierno, de Antonio Vivaldi, “il cura rosso”… tantas personas que a lo largo de la historia han dado lo mejor de sí mismas haciendo germinar en lo más profundo de su ser la fe cristiana, humilde y artística fe.
Seamos conscientes, seamos sabios, no abandonemos lo que tantas veces ha sido raíz de las más bellas heroicidades, basadas en el amor al prójimo.
Evocando también la recientemente estrenada película “La sociedad de la nieve”, llega noticia de que uno de los protagonistas de aquella gesta, que finalmente experimentó el abrazo de la eternidad en aquel gélido escenario, portaba en el momento del encuentro con la “hermana muerte” un papel manuscrito de puño y letra con una referencia revolucionaria: “nadie tiene amor más grande sino el que da la vida por sus amigos”.
Y ahora, empapado por esta galaica lluvia, que García Lorca evocó como “franciscana”, me ensimismo (ambos nos ensimismados), contemplando con delicado respeto el alarde de vida de un alma viviente del bosque animado: aquí está un petirrojo, que como El Principito a su zorro, ya he llegado a domesticar, a fuerza de gestos de amabilidad; en realidad, ambos nos hemos hecho amigos sintiéndonos parte de un todo creacional.
La vida es, la vida sigue… Somos caminantes que a fuerza de amor entrevemos allí, en el horizonte, la puerta abierta de la Eternidad. Somos Camino…
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