"Aprendamos de los mártires de para valorar a los creyentes y no creyentes" ayer y de hoy El Credo que nos une: 1700 años del Concilio de Nicea
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"Este año 2025 la Iglesia celebra el Jubileo de la Esperanza y también se cumplen 1700 años del I Concilio Ecuménico de la Historia del cristianismo: el Concilio de Nicea (325 d.C)"
"De él surgió el Credo de Nicea que hoy seguimos rezando los cristianos en todo el mundo independientemente de las Iglesias aunque con pequeñas variaciones"
"Cuando se persigue o se asesina a un cristiano, no se le pregunta si es católico, ortodoxo o protestante … El Papa Francisco ha afirmado que hoy en el siglo XXI se persiguen a más cristianos que en los primeros siglos del cristianismo"
"El ejemplo de los cristianos que dieron su vida por no renunciar a su fe y al credo de Nicea nos enseña el valor de la fortaleza frente a la adversidad, la resiliencia, el derecho universal e inalienable a la libertad religiosa y de conciencia, el perdón a los enemigos"
"Cuando se persigue o se asesina a un cristiano, no se le pregunta si es católico, ortodoxo o protestante … El Papa Francisco ha afirmado que hoy en el siglo XXI se persiguen a más cristianos que en los primeros siglos del cristianismo"
"El ejemplo de los cristianos que dieron su vida por no renunciar a su fe y al credo de Nicea nos enseña el valor de la fortaleza frente a la adversidad, la resiliencia, el derecho universal e inalienable a la libertad religiosa y de conciencia, el perdón a los enemigos"
| Alberto Gata Tocón
Este año 2025 la Iglesia celebra el Jubileo de la Esperanza y también se cumplen 1700 años del I Concilio Ecuménico de la Historia del cristianismo: el Concilio de Nicea (325 d.C). Fue un acontecimiento muy importante para la historia del cristianismo porque de él surgió el Credo de Nicea que hoy seguimos rezandolos cristianos en todo el mundo independientemente de las Iglesias aunque con pequeñas variaciones. Dicho credo adoptaría la forma que rezamos hoy en el Concilio de Constantinopla (385 d.C) También este Concilio fue el origen de los actuales Sínodos de obispos y el primero de una larga serie de concilios ecuménicos de los cuales el más reciente fue el Concilio Vaticano II (1962-1965).
Ese Concilio ecuménico fue convocado por el emperador Constantino para aclarar cuestiones doctrinales. En aquella época el cristianismo acababa de dejar atrás los tiempos de persecuciones y gracias al emperador Constantino los cristianos obtuvieron la libertad para profesar su fe y expandirla a todo el Imperio. Sin embargo la Iglesia empezó a sufrir divisiones en su seno por motivos doctrinales. Una de las corrientes heterodoxas que habían por aquel entonces era el arrianismo que negaba la naturaleza divina de Cristo y por tanto lo negaba como Salvador al reconocerle sólo su naturaleza humana.
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En ese contexto el emperador Constantino y su fiel amigo Osio, obispo de Córdoba, convocaron el Concilio de Nicea para resolverlos y fruto de las deliberaciones y debates en esa reunión de obispos de todo el Imperio, sean ortodoxos o arrianos, surgió el Credo de Nicea o Niceno Constantinopolitano, que contribuyó a la unidad de los cristianos entorno a una misma doctrina y supondría en el futuro el fin del arrianismo y otras corrientes heterodoxas que existían entonces. El Concilio también estableció en qué fecha se debía celebrar la Pascua.
El Concilio de Nicea también marcó un cambio significativo en la relación entre el Estado y la Iglesia pues reafirmó y sentó las bases para la independencia de la segunda respecto al poder imperial, algo que influenciaría a la historia del cristianismo durante siglos. También contribuyó al aumento de la influencia social de la Iglesia.
Por eso este año los cristianos, independientemente de nuestras diferencias doctrinales y de cualquier tipo, debemos aprovechar este aniversario enmarcado además en el Jubileo de la Esperanza para impulsar nuestra unidad en torno a la misma doctrina y la misma fe sin importar nuestras diferencias de opinión o dogma: Que Jesús es nuestro Dios y Salvador, que es tres Personas en una sola, Padre, Hijo y Espíritu Santo. Como hermanos en Cristo debemos dejar atrás nuestras divisiones y diferencias, abrazarnos como hermanos y estar unidos para ser como Jesús fuente y luz de esperanza para el mundo entero. Eso es a lo que nos anima el Jubileo de la esperanza de este año en el plano ecuménico.
Ecumenismo de la sangre
La fidelidad a ese Credo es lo que, a lo largo de los siglos y hoy en día, ha motivado y aún motiva a miles de cristianos, sean católicos, ortodoxos, anglicanos o protestantes, a dar su vida y derramar su sangre por proclamar su fe. Eso es lo que el Papa Francisco ha denominado “Ecumenismo de la Sangre”. Cuando se persigue o se asesina a un cristiano, no se le pregunta si es católico, ortodoxo o protestante; se le mata o persigue por creer en Dios Padre, en Jesucristo nuestro Redentor y Salvador; y en el Espíritu Santo, soplo de vida y amor.
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En los tiempos del Concilio de Nicea, San Atanasio de Alejandría, uno de los más acérrimos defensores del Credo de Nicea fue desterrado de su diócesis en más de una ocasión por defender el Credo Niceno frente al arrianismo.
El Papa Francisco ha afirmado que hoy en el siglo XXI se persiguen a más cristianos que en los primeros siglos del cristianismo. Según la Lista Mundial de Persecución que publica cada año la ONG evangélica Puertas Abiertas, más de 380 millones de cristianos sufren altos niveles de persecución y discriminación por su fe. En el mundo 1 de cada 7 cristianos es perseguido, uno de cada 5 lo es en África, 2 de cada 5 en Asia y uno de cada 15 en Latinoamérica. En esa misma lista casi cada año el primer puesto se lo lleva Corea del Norte, bajo una dictadura comunista que condena a los cristianos y a sus familias a trabajos forzados e incluso a la muerte si se les descubren profesando su fe. Por eso muchos optan por practicarla en secreto. En comparación con hace 10 años o más en esa lista se añadieron países donde antes no sufrían persecución los cristianos como Burkina Faso, Mozambique, Venezuela y Nicaragua.
Nicaragua es ahora un triste ejemplo más de persecución contra los cristianos desde las protestas de 2018 cuando la Iglesia alzó su voz en contra de la represión del régimen dictatorial de Daniel Ortega y su mujer. En los últimos años el régimen de Ortega ha arrestado y expulsado del país a obispos, sacerdotes y religiosas, ha confiscado propiedades de la Iglesia Católica y de iglesias protestantes e incluso ha prohibido la celebración de procesiones religiosas en la calle.
El ejemplo de los cristianos que dieron su vida por no renunciar a su fe y al credo de Nicea nos enseña el valor de la fortaleza frente a la adversidad, la resiliencia, el derecho universal e inalienable a la libertad religiosa y de conciencia, el perdón a los enemigos. Por ello aprendamos de los mártires de ayer y de hoy, sea cual sea la denominación cristiana a la que pertenecen, para valorar a los creyentes de cualquier religión y no creyentes, a respetar las creencias religiosas de los demás por muy distintas que sean a las nuestras y a no discriminar a nadie por motivos religiosos.
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